Principio Del Fin

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-Donde estoy-Los pensamientos invadieron su mente al reaccionar.

-Porque no puedo ver nada-.
No podía sentir nada que no fuera su conciencia.

-Tengo que hacer algo muy importante... -.
Pensaba.

-Que era eso importante -.
Algo comenzaba a inquietar le.

De un momento a otro sabía que estaba corriendo, no veía nada ni siquiera su cuerpo, pero él se sentía correr.

-Debo llegar -.
La falta de aire por el esfuerzo físico que estaba haciendo le hizo detenerse.

-Pero a donde-.
El sollozo de alguien llamó su atención.

-Quién llora-.
Comenzó a caminar sin rumbo.

-Donde está-.
Conforme avanzaba los sollozos se hacían más claros.

-Donde estas-.
Pronto encontraría al dueño de ese sonido que le provocaba angustia y tristeza.

Una luz. Al fin veía una luz.

Camino a paso lento, y conforme se acercaba el llanto dejaba eco a su paso, sentía recuperar su vista.
Hasta que...

El aire movía las hojas de los árboles, el sol estaba en su punto más alto.
Los insectos se movían a su ritmo y rutina sobre la hierva, el pasto crecido hacia cosquillas.
Y un pequeño niño sentado en el suelo, intentaba calmar su llanto dando sollozos cada que lograba recuperar el aire.

-Soy yo quien hacía esos ruidos. Pero porque...
Claro tengo que llegar...
Donde... A donde tengo que ir -.

Sus pensamientos comenzaron a invadir su cerebro.

-Hola-. Una voz sonó en sus tímpanos.

Con sus manos limpio las lágrimas caprichosas que seguían saliendo.
Elevó su mirada buscando a la persona dueña de es saludo.

-Porque lloras pequeño-. Preguntó.
-Te has perdido-.
Comenzó a ver a su alrededor para ver si veía alguien más.

-Yo soy Maki, como te llamas tu-.
El más pequeño no respondía.

-Bueno, que te parece si caminamos para ver si encontramos a tus papás-.
Extendió su mano y le regalo una tierna y cálida sonrisa.

Tomo la mano y se puso de pie.
Tras unos minutos de caminar comenzó la duda, no sabía si era cosa suya pero no había nadie además de ellos dos.
-Porque voy con esta persona y si me secuestra. No creo, además no tiene aspecto  delincuente-.
Sin embargo no podía olvidar sus modales.
-Gracias-. Susurro.

Esa persona quedó sorprendido por el  repentino agradecimiento.
- No hay problema-.

-A dónde vamos-.
Necesitaba saber a dónde lo llevaba.

-La verdad no lo se-. Con su mano rasco su nuca.
- Yo también me perdí-.

Ambos se miraron a los ojos.

-De verdad me puedes ayudar-.
Ahora no era desconfianza lo que le tenía sino lastima.
-Como alguien como tú se pierde-.
Hablo con ironía.

-Ni yo lo se-. Sonrió.
-Pero lo que sí se es que te prometo llevarte a tu casa sin ningún rasguño-.

El menor recordó cierto sentimiento, causándole nostalgia.

-Así que hay que caminar antes de que llegue la noche-.

Caminaron por algunas horas hasta que el hambre se hizo presente.
Y vieron un manzano a unos metros de distancia.
El niño fue cargado para poder cortar algunas ricas manzanas.

AMOR - E. S. P. A. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora