#02: Heat.

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               #2: Heat

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—¿Ichigo? —resonó la chillona voz y de tono preocupador en la cabeza de la chica
—¿Ichigo? —suplicó una vez más.

La anterior mencionada yacía sentada en una de las sillas de las mesas del Café Mew Mew, se contraba perdida en sus pensamientos, sin poder llegar a escuchar que alguien la estaba llamando. Después de varios intentos fallidos de refrescarse mientras trabajaba, decidió tumbarse a una de las sillas más cercanas a ella
esperando lentamente con los brazos abiertos, metafóricamente, al abismo. El resto de las chicas se encontraban alrededor de la líder, intentando de
resolver tal enigma frente a ellas. Ryou hizo caso omiso al sufrimiento de Ichigo y rondaba alrededor de Keiichiro, quien trataba de investigar en qué estado se encontraba la chica. El café había cerrado por esta tarde y nadie había podido pensar en ninguna propuesta para aliviarla.

Ichigo tragó dificultosamente. Ella sabía exactamente qué era lo que la hacía aliviar tal atrocidad o al menos, olvidarse de ello por un momento, pero no se atrevió a hacerlo en el lugar donde trabaja. Jadeaba lo que nunca imaginó que podría llegar hacer en toda su vida. Hubo veces en que el calor en Tokio fue insoportable y desgarrador, pero lo que sentía Ichigo fue algo increíble e indescriptible. Estuvo empapada de sudor y pegajosa de sus extremidades. Le era completamente insoportable estar así.

Anteriormente, Pudding había ofrecido montones de platos de los pasteles más frescos que había hecho Keiichiro; creyendo que así, una parte del inmenso calor en el que se encontraba Ichigo, desaparecería.
No funcionó. El estómago de Ichigo estaba en una lucha con los pasteles y lo que había comido hacía un rato. Uno de ellos iba a salir de alguna u otra manera de su cuerpo.

Había estado sentada hace aproximadamente una hora y media, creyó que era tiempo de arreglárselas a su propia manera. No podía más, simplemente no más, o eso creía ella. El calor y la desesperación exprimían cada gota de su esforzada resistencia, ¡tenía que hacer algo! Quince minutos después, cuando el café abrió nuevamente, Ichigo se levantó de la silla con extremada precaución y se dirigió hacia la parte posterior sin que nadie supiera. Allí hacía, detrás del café a la hora que debía trabajar; escabulléndose. El simple hecho de haber caminado rápido del café hasta donde ella se encontraba, fue algo que agotó la mayor parte de su resistencia. Se recargó en sus rodillas, buscando por grandes bocanadas de aire. Cuando finalmente se "recuperó" recargó su espalda contra la pared y se dejó caer al suelo.

Chocó su cabeza contra la pared y cerró sus ojos. Abrió sus ojos una última vez, sabiendo que no sería capaz de pasar por lo que estaba a punto de hacer con los ojos abiertos. Observó el cielo, el cual se encontraba con tonos anaranjados, rojizo y morado.

"¿Tanto tiempo?"

Se preguntó a sí misma en su mente, sin seguir creyendo que había soportado todo un día en el café con aquél castigo.

Cerró sus ojos y se decidió. Tragó saliva y suspiró; preparándose. Comenzó a separar levemente sus piernas, con timidez. Antes de deslizar su mano hacia su ingle, apretó su puño una última vez. Apretó sus dientes y al momento de rozar pun par de dedos en la fina tela de su ropa interior, dejó escapar un suspiro y aligeró su boca. De pronto, todo comenzó a estar bien de nuevo.

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—¡Lo hicieron otra vez! —exclamó con tristeza y sorpresa, Ichigo, al ver la nota pegada al refrigerador de su cocina - ¡Se han ido sin mí!

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