—Señorita —Esa voz conocida hace que quite la llave de la cerradura y me gire hacia él. El cuadrado de la cocina, sí, estoy segura que es él.
—Ah.. ¿sucede algo? —miro ambos lados, los pasillos están vacíos. Solo vino ese cuadrado, lo que es un poco raro. Ellos no pueden decirme nada acerca de la llave que ahora tengo a mi poder. Yo hago lo que se me plazca. Pero, cuando noto lo de abajo, puedo saber a qué vino él. Vuelvo a mirarlo.
Da un paso más y queda demasiado cerca. Su mano cubierta por un guante negro me toma de la cintura y me acerca a él. Está caliente, siento su miembro en mi vientre, tanto que su fuerza con la que me aprieta me lastima. Sin embargo, no me quejo porque yo misma lo acabo ahora:
—Muy sexy y todo, pero no te necesito —le doy una palmadita en su hombro y me doy la vuelta otra vez para seguir con lo mío. Pero él me toma del brazo, esta vez su fuerza aumenta.
—No puedes... Señorita, no me va a dejar así —pone mi mano sobre su entrepierna. Suspiro mirando a un lado. Pero qué terco. Yo provoco por diversión y porque yo lo quiero y puedo hacer. Me libero de su agarre y ladeo la mano:
—Ve a hacer tus labores o lo que sea. No tengo tiempo para ti, Cuadradito —mis palabras no fueron de mucho. Mi espalda chocó con brusquedad contra la puerta y mi All Here cayó al suelo. Sus manos siguieron en mi cintura, y una empezó a subir hacia mi pecho. Bien, esto ya me fastidió. Le haría recoger mi All Here para que sea electrocutado, pero eso sería un castigo pequeño. Cambié de expresión; llevé mi mano a su pecho y lo acaricié sobre el traje —. Te daré el gusto —bajé mis manos y toqué el grosor de su miembro para provocarlo más, lento hacia arriba y luego hacia abajo. Podía oír su respiración entrecortada, también sentía su miembro palpitar. Me detuve—: Pero aquí no, mejor.. vamos a mi habitación —le susurré y me agaché para recoger mi All Here.
Por unos segundos lo dudó, pero igual aceptó y me siguió por largos pasillos hasta llegar al último. Cerré la puerta ni bien entró a mi habitación. De esta forma se atrapa a una estúpida presa. Dejé las llaves y mi All Here sobre la mesita. Iba a ser rápido, abajo de mi cama estaba el arma. Dispararía en su miembro y todo acabaría, es un buen castigo por haberme empujado.
Se quitó la máscara y la parte de arriba del traje, su torso quedó a la vista. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás, unos ojos aterradoramente hermosos, y dos lunares debajo de su ojo derecho le daban el toque de tierno. Lindo rostro pero horrible comportamiento. Nadie me golpea o me obliga a tener relaciones. Yo soy quien manda, quien provoca.
Él toma asiento en la orilla de la cama y me observa mientras abre un poco sus piernas, luego baja la mirada hacia "eso" que seguía cubierto por el traje. Este idiota quiere que se la chupe. Me arrodillo frente a él, no para su gusto, sino porque la caja con el arma está debajo él.
—Quítate el vestido —lo dice como orden. Amplío mi sonrisa para no ahorcarlo, porque, como sabrán. ¡La que da órdenes son yo y solo yo! Voy a reír mucho cuando este idiota se quede sin pene.
—Bien.. —me levanté un poco para bajar mis dedos sobre sus ojos—. Pero ciérralos.
Sus ojos permanecieron cerrados, me agaché de nuevo y sin quitarle la vista, estiré mis brazos debajo de la cama para tomar la caja. Apenas la cojí para quitarle la tapa, él abrió los ojos. Me quedé inmóvil, sonreí y reaccioné rápido: me apresuré en sacar el arma. Pero él me tomó del cuello y la volví a soltar. Y empezó: insultos que ya había oído en el pasado y la fuerza en mis muñecas. Seguí maldiciendo a este sujeto mientras me arrancaba el vestido. «Si lo ve, él morirá, pensé».
Mis pechos quedaron a la vista de él, mis manos aún eran sujetadas, y seguía bajando mi vestido como si el mundo se fuera a acabar y este momento era el único para tener sexo. Mierda, estaba jodida. Pero jamás me iba a rendir para que un puto cuadrado se aprovechara de mí solo porque jugué con él. En cualquier momento se iba a detener, cuando el vestido esté debajo de mis caderas lo haría. Ya pasó con Don Cachetadas una vez que entró cuando me cambiaba, y estoy segura que este idiota también. Miré a mi alrededor y capté al instante los palillos de metal que estaban sobre la cómoda.
Ya no sentí el forcejeo entre mis piernas. Él se detuvo al ver la cicatriz en mi cadera.
Rápidamente lo hice a un lado, tomé los palillos al mismo tiempo que él intentó volverme a tomar del brazo. Iba a sacar el lado oscuro y perverso que guardé por mucho tiempo. Ningún desconocido podía ver mi cicatriz, y el que lo hiciera, ya no volvería a ver jamás. Clavé un palillo en su mejilla para que me suelte. Recuperé fuerzas por el odio. Él cayó sobre la cama intentando quitarse el objeto.
—No lo debiste ver —me puse sobre él y saqué el palillo de su mejilla de un jalón.
Gritó y maldijo. Sostuve ambos palillos en mis manos y empecé con su castigo. Ver esa película del Everest me resultó útil para esta ocasión. Los palillos de metal eran como piolets y el hielo estaba justo debajo mío. Matar. Sí, matar, ya era algo normal. No me dejaba mal mentalmente, me hacía sentir viva, mucho más que eso. Le quitaba la vida a alguien insignificante y esa vida se sumaba a la mía.
Metiendo, sacando, metiendo, sacando. Lo repetí hasta que no pude más y hasta que el cuerpo ya no se movía. Mi cama estaba sucia de su sangre. Su bello rostro, ahora era horrible, con agujeros. Me quité de su encima para dejarme caer sobre el colchón, solté los palillos e intenté controlar mi respiración.
—Solo iba a disparar tus bolas —le miré de reojo —. Pero terminé dejando agujeros en tu rostro, cuello y pecho. Cambio de ideas muy rápido, ¿no crees?
No dijo nada. ¡Claro, pues está muerto! Y peor aún, ¡no tendrá que limpiar mi cama! Este imbécil manchó mi cama, pero no me molesta ver sangre, ya extrañaba ésto. Aún en bragas, me puse de pie para abrir la puerta por los golpes.
—Señorita, los juegos.. —el círculo bajó la mirada por mis pechos expuestos a la vista de cualquiera. Mi cicatriz estaba oculta por la sangre, así que solo le dije que pasara mientras yo iba por mi All Here.
—Llévatelo y trae a un círculo para que limpie el desastre —le dije y entré al baño.
***
La luz cálida era baja, el olor a jabón y sangre se combinaban, mi cuerpo desnudo frente al espejo era arte puro con ese hermoso líquido color rojo.
Entré a la tina, hundí mi cuerpo y el agua no tardó en hacerse roja. Es de madrugada y yo aquí tomando un baño luego de asesinar a un cuadrado rebelde, qué gracioso.
Pasé las yemas de mis dedos sobre la cicatriz. Esa maldita zorra la dejó antes de morir, lo hizo para destruirme la vida. Si antes hubiera tenido la fuerza de detenerla, esta cosa no estaría en mi hermosa piel. Fui una niña callada, traviesa en ocasiones que ella salía, y otra vez callada cuando ella volvía. Junté mis rodillas a mi pecho y saqué un brazo para que el líquido rojo goteara de mi mano al suelo mientras yo lo contemplaba con el mentón sobre la orilla de la tina. Pensé en las cosas que hubiera hecho si subía a ese bote que ella ocultó en la isla; creo que estaría en la ciudad. Pero seguramente sin ningún billete.
Oí la puerta de afuera cerrarse, seguro era el círculo. Un idiota limpiando otro de mis desastres. Obviamente no iba a entrar aquí, así que solo cerré los ojos y me relajé.
Sin embargo, escuché cómo giró la manija y la abrió lentamente, como si lo hubiera hecho por simple curiosidad.
Aún en silencio, abrí los ojos para encontrar una máscara con un círculo en él asomada en la puerta. Indiferente, le observé sin moverme. Se quedó así por dos tres segundos, reaccionó, se disculpó y volvió a cerrar la puerta.
Volví a cerrar los ojos. «Bien... ». Apreté los labios como si algo viniera a mí despacio, fruncí el ceño como si estuviera ya llegando, y luego abrí los ojos al saberlo. ¡¿Pero qué carajos?! Miré la puerta con extrañeza. Todos saben perfectamente que nadie entra al baño de la señorita. ¡Yo soy la señorita, demonios! Todos los sabían, y él..
¿Quién es él?
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Only mine • SquidGame
Fanfiction-Te quieres comer a todos, jamás encontrarás a una leal pareja. -¿Y qué? Yo tengo ojos para todos, mi corazón no puede pertenecer a una sola persona. *Portada mía.