MICHAEL

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Fue muy difícil dejar todo atrás como si nada, como si mi decisión no importara un carajo, dejando a mis amigos, la escuela, mi querida moto, todo lo que alguna vez llego a importarme en esta vida; todo cambio porque una persona no cumplió la simple pero arriesgada promesa de amar a alguien con todo su corazón.

Todo era nuevo, nueva casa, nuevo vecindario, nuevos niños ricos que tolerar y ni decir de lo horrible que es ser nuevo en la escuela. Era mi último año y con 17 no sabía que era lo que quería hacer; toda mi vida me elogiaban diciendo que tenía que seguir los pasos de mi padre ¨el médico¨. Lo que no sabían era que yo si quería estar en la vida de mis hijos, y estar lo más cerca de ellos el tiempo necesario. Nos mudamos de Seattle a Atlanta para dejar los errores del pasado; o para ser más específicos, a mi madre.

Se llama así a la señora que te ama y se preocupa por ti incondicionalmente, pero en mi caso no fue así, tuve que valerme por mi mismo en un entorno que no se parecía nada a los cuentos para dormir en donde viven familias unidas.
Mi madre estaba para mí, lo admito, pero en cuanto comencé a crecer se fue cortando ese lazo que nos unía y poco a poco ya no se preocupaba ni me preguntaba que tal iba o como era mi día; todo eso paso a ser segundo plano y con el tiempo nos acostumbramos. Por esa razón, no me quede con ella en el divorcio; entre los dos padres que conformaban mi familia uno siempre estaba en casa pero nunca me hablaba de no ser que deseara algo de la tienda o era mi cumpleaños y el otro se la pasaba en el trabajo día y noche, pero cuando llegaba trataba de hablar conmigo o de al menos desearme las buenas noches aunque sean las 3 o 4 am.
En ese instante estaba en mi mundo pensando y observando la vista cuando escucho una voz muy familiar a lo lejos.

- ¡Michael, tráeme las demás cajas del carro! - dijo mi padre dentro de la casa a la que debería llamarle hogar desde ahora.

- Si ya voy- dije desganado.

Pase alrededor de unos 15 minutos recogiendo y llevando las cajas a la puerta; estaba haciendo un calor infernal y tomé la decisión de ir a buscar una tienda para comprar un Monster. En ese mismo momento, mi padre se asomó por la ventana como si me hubiera leído la mente y le dije mi plan.

- La cena es a las 8, no llegues tarde y cuídate– asentí en respuesta a su orden.

Después de caminar varias cuadras me encontraba al frente de un super mercado pequeño pero espacioso; me dirigí a la zona de bebidas para agarrar el líquido que deseaba probar.
Mis pasos me estaban llevando a la caja para pagar mi bebida, cuando en eso sentí un aroma inusual invadir mi olfato por completo; me paré en seco cuando mi campo de visión fue invadido por un cuerpo trigueño de contextura media y con una vestimenta no tan común para salir de casa. Me quedé analizándola unos segundos, cuando ella me habló.

- Hey disculpa, puedes hacerte a un lado? – me dijo ella algo distraída sin darse cuenta que me sacó del trance que ocasiono con tan solo mirarla una vez. Solo un momento bastó para que mi cuerpo sepa que ella no sería algo efímero sino alguien que me gustaría recordar en mi memoria permanentemente.

- Te vas a mover o...??- Ella seguía ahí y ahora mirándome sin interés con esos faroles oscuros llamados ojos y yo, al no saber cómo actuar me dispuse a dejarle el paso libre para que no me tomara más importancia.

En ese instante pude analizar la imagen de su ser con más claridad y me fije en su rostro fino, cachetes redondos, unas hermosas pestañas largas y caídas, unos labios un tanto circulares, cintura no tan fina y su cabello era diferente a todos los demás que había visto, no era ni lacio ni con rulos, estaba en medio y era raro. Llevaba puesta una polera beige un tanto grande para ella ya que se veía que lo utilizaba como vestido y unas zapatillas negras.

- 3.50 – dijo el chico de la caja registradora dándole la mínima importancia a la chica linda que tenía frente a él.

- Ten y quédate con el cambio, no te preocupes.

Ella pago sin dejar de mostrar una sonrisa en el rostro, cogió el dulce que traía y se iba hacia la puerta como si nada hubiera pasado y yo, como si nada mirándola embobado. En eso, cuando ella ya llevaba unos cuantos metros alejada de donde yo estaba, se escuchó un ruido de música a todo volumen que provenía de un auto. Ella como por instinto se fijó de donde provenía el sonido mirando por la ventana; se devolvió y escondió detrás de uno de los estantes de comida instantánea que estaban al costado mío.

- ¿Estas bien niña? – pregunte tratando de no mostrar interés al verla agachada y mirando hacia la puerta como si el mismo demonio se estuviese acercando - ¿llamo a alg... - no me dejó terminar

- Cállate! – dijo dejándome con la palabra entre los dientes y enfadado por la mala actitud que recibí–  2 cosas, la primera es que no me llames niña, creo que tenemos la misma edad y la segunda es que necesito que me ayudes en algo.

- Jaja no no, ni lo pienses – dije mirándola.

- Oye – me llamó – Ayúdame por favor, necesito que te hagas pasar por mi novio, solo un momento o por lo menos hasta que logremos salir de la tienda y luego te lo explicare todo pero ayúdame.

- Vaya Vaya, al parecer alguien si necesita que la salve y adivina que... No te ayudaré ratón – dije burlón refiriéndome a la estatura de ella y a la reacción que puso después de ese diminuto insulto.

- Sabes qué, ésta bien, no me ayudes, igual no quería la ayuda de un idiota de chaqueta de cuero a lo Terminator – hablo ella mirando hacia la puerta del establecimiento.

Cabe aclarar que esa chaqueta es mi preferida desde que me la gané apostando con mis mejores amigos Maddison y Ben en nuestra la salida anual al bosque antes de que me mudará, recuerdo que apostamos que quien bebía más botellas de vodka se quedaba con la casaca; la verdad que fue un milagro que yo la ganara sabiendo que Maddy tiene una resistencia tremenda al alcohol pero en esa ocasión termino vomitando hasta la consciencia. Sin importar que o quien, la memoria de ese día quedaría sepultada en mi mente siempre como un recordatorio de las personas que realmente me quieren. Una cosa era meterse conmigo diciéndome idiota porque me daba igual lo que las personas pensaran de mí, pero burlarse de mi chaqueta era pasarse de la raya.

- Pues quédate sola y a ver quién te ayuda, porque este idiota y su chaqueta se van de aquí – dije molesto y frunciendo el ceño por su actitud a la defensiva y me dirigí a la caja por segunda vez.

- Está bien, ok. Lo siento por insultarte pero es que enserio tengo que salir de aquí - dijo mientras que en la tienda se veía entrar a unos chicos con casacas rotas y chicas a los costados 

- Ese que ves ahí junto a la chica de top blanco- señaló a un chico alto y a una chica de piernas largas y melena rubia con pecas esparcidas en su rostro. - Es un conocido por desgracia- la mire como sínicamente. Ella enserio creía que me la iba a tragar tan fácil? Si fuera solo un conocido no estaría así de nerviosa – Está bien, no solo es un conocido; es mi ex y no quiero que me vea porque si lo hace me va a comenzar a fastidiar con cosas estúpidas de nuestro pasado y lo que menos quiero ahora es recordarlo, entonces me ayudas por favor? – dijo con una cara suplicante.

Me quedé analizando su rostro de preocupación y la propuesta.

- ¿Qué recibo a cambio? – propuse observándola con una sonrisa de lado sabiendo que ella no esperaba esa pregunta – No creas que esto es gratis – dije señalando mi cuerpo egocéntricamente a lo que ella respondió rodando los ojos.

- ¿Qué?! – expresó con molestia.

- ¿Qué me darás si lo hago? Son simples palabras y dudo que no comprendas mi lenguaje o ¿eres muy pequeña para entender? – hablé con burlonería y traté de no esbozar una sonrisa mientras miraba su cara de odio hacia mí.

Ella se notaba desesperada y nerviosa a mi parecer; por cómo reaccionó al visualizar a ese chico se notaba que sea lo que sea que hizo no confiaba en él y a causa de eso ella quería evitarlo a toda costa. Me puse a pensar en que haría para que mi actuación se viera real y no encontré nada en el momento, ya que ni yo mismo me creería, porque no es que tenga experiencia en fingir algo, sino que no es usual que todas las chicas que me encuentro en las tiendas me aborden y digan que quieren que finja ser su novio o algo por el estilo, esta era la primera vez que me pasaba algo así. Mientras eso pasaba ella me miraba como si me hubiera ido de su lado sin haber hecho algún movimiento.  

- Quiero que me des tu número  – dije con demanda al pedir algo así de privado.

- No te daré nada y no entiendo para que lo quieres si al final ni me conoces. – exclamo ella extrañada por la petición.

- No necesito conocerte para que ver que estas loca pero me llamaste la atención y quiero saber más de ti, aunque no lo parezca eres la primera persona que conozco aquí, a parte; si salgo herido o peor necesito algo para poder denunciarte.

- No, ya buscare a alguien, ni que fueras mi última esperanza – dijo sin darse cuenta

- Bueno pues, haya tu si quieres que tu ex te encuentre, yo me voy- dije dando unos cuantos pasos para ver si cambiaba de opinión.

- Está bien Está bien- dijo en un susurro para que solo se escuchara hasta donde yo me encontraba- pero no me dejes aquí y menos con él.

Ella me podía engañar muy fácil, entonces me tenía que cerciorar que no me mentía.

- Pero quiero el verdadero, nada de inventar números o darme otros. Lo comprobare llamándote cuando estemos afuera. No estoy para bromas de niños.

- Ok ok pero ayúdame ya que no tengo todo el tiempo – exclamó nerviosa y exaltada.

- Déjame pensarlo un momento y te aviso, vale? – dije mirándola como se ponía colorada por la rabia. – ok, ya lo pensé y te voy a ayudar pero mas te vale apurarte porque no tengo ganas de seguir aquí y otra cosa, relájate que ya pareces un tomate. - pronuncie dejándola un poco avergonzada.

Ella al escuchar eso se movió como si le hubieran puesto un cohete en el trasero, llegando a explotar para llegar a mi lado y con mucha facilidad poder colarse en mi brazo, estrujándolo con fuerza como si fuera a caerse si lo soltaba.
Rodee los ojos con su movimiento de niña pequeña pero algo dentro de mi empezó a maquinar imaginando cosas sin sentido.

- Tengo que ir a pagar esto querida- dije en burla para suavizar el ambiente de nervios que se cargaba.

- Vale pero vamos rápido, mientras que no nos vea mejor. 











Hola pequeñ@s, este libro es mi pedacito de cielo para que lo disfruten personitas como tú. Aún no lo he terminado por eso les pido paciencia en cuanto a los capítulos. Me encanta leer comentarios cuando leo libros aquí entonces si quieres escribir algo y cosas chistosas pues Do it!!:) . Me emociona pensar que estoy escribiendo esto. Si te gusto el cap pon tu estrellita para yo saber qué es de tu agrado. Byee bye sweeties<3
Atte. Flavs

Somos Algo InusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora