SOBRE LA FANTASÍA INDEPENDIENTE DEL HOMBRE Y LA FANTASÍA DEPENDIENTE DEL HOMBRE

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En la presente obra, entenderemos a la fantasía como una serie de configuraciones posibles únicamente dentro del dominio de la realidad imaginaria. Sin embargo, esto no parece ser algo que nos interese demasiado a la hora de leer una obra de ciencia ficción o al ver una película de fantasía épica. Y es que la esencia de la fantasía radica en ser lo más imaginaria que pueda, y, sin embargo, también mantener su máxima credibilidad en la medida de lo posible. He aquí la paradoja entre lo fantástico y lo real: si realmente están separados ambos géneros por un abismo entre ellos, ¿cómo es posible que lo fantástico deba ser también, necesariamente, "realista"? Y es que, sin realidad, ¿de dónde surgiría la fantasía? Porque sin cuernos o caballos, ¿cómo podría constituirse el unicornio? Pero ojo con esto: en la realidad no sucede lo mismo, ya que ella no es fantástica como tal, a menos de que un sujeto la "haga" fantástica. Con esto ya preparamos una conclusión filosófica del tema, y, sin embargo, no nos apresuremos.

1.- Sobre el hombre subordinado a la fantasía, o la Fantasía Independiente

Por ahora, vamos a exponer el modelo más común en el cual se trata la idea de fantasía y sus elementos correspondientes, tales como la magia, lo ultraterreno, lo espiritual, etc. Si decimos que la fantasía es algo que afecta al hombre, diremos que, la vida del hombre, en cierto modo, está afectada por la fantasía, ósea, por fantasmas, energías metafísicas, etc. Así pues, remitámonos a un ejemplo realmente existente en el panorama literario, en el que podamos evidenciar la estructura que empezamos a esbozar. Todos conocerán "El resplandor" de Stephen King, famosa obra literaria que ha sido llevada, inclusive, a la gran pantalla. En esta obra nos hallamos frente a un ejemplo claro de lo que intentamos formalizar sintéticamente, a saber: que los entes fantasiosos (fantasmas, en el caso), pueden afectar al hombre, de suerte que el destino y elecciones de éste queden subordinados a la voluntad de estos seres fantásticos cuya influencia también puede afectar no sólo a la psique del individuo, sino, además, también a su entorno físico. Por ejemplo, moviendo cosas o realizando ruidos insospechados. Así pues, la idea de Fantasía Independiente nos llevará a considerar que, tanto la materia como el hombre, pueden verse afectados por entidades fantasiosas, las cuales, en última instancia, vendrán a ser espíritus cuya voluntad puede alterar la materia directamente sin intermediación del hombre (al mover algo, por ejemplo), o bien alterarla indirectamente con el hombre como su intermediario, como Jack cuando quiere matar a su esposa e hijo por influencia de oscuras y tenebrosas entidades.

2do.- Sobre la fantasía subordinada al hombre, o Fantasía dependiente

Restringir la fantasía a la estructura de la fantasía independiente del hombre sería apresurado, tomando en cuenta la existencia de otras obras también dotadas de elementos fantasiosos tales como monstruos, gigantes, brujos magos capaces de influenciar sobre la realidad, etc., obras que, además, dispondrían de una estructura contraria a la que ya hemos expuesto. Por otro lado, no podemos reducir la idea de fantasía a una perspectiva univoca, discriminando así otra perspectiva que, a ojos de un materialista, parecería la más ajustada a la realidad y, sin duda, una estructura de la cual podrían extraerse ideas muy ingeniosas, como será demostrable en el Quijote de Cervantes. Aquí, podemos notar que los elementos fantasiosos no están directamente adscritos al dominio de la realidad física (como sí lo estarían en la estructura anterior si recordamos el fenómeno poltergeist), sino más bien, al dominio de la realidad imaginaria, un dominio más bien superpuesto al dominio de lo físico. Y esto lo demuestra el empirismo de Sancho Panza, quien recurrentemente nos recuerda la realidad física, en contraposición a las fantasías de Don Quijote deformando lo que ve. Es en este tipo de obras donde reparamos en una idea de fantasía entendida de modo distinto a la anterior expuesta, y por tal, aplicada de modo innovador en la configuración de la obra. Inclusive, esta estructura podría presentarse como crítica frente a su estructura contraria, a saber, la fantasía independiente del hombre. Y es que debemos recordar que el Quijote surgió, precisamente, en una época donde las novelas caballerescas y épicas prevalecían sobre cualquier otra lectura entre el populacho. Razón por la cual, Cervantes consideró preciso cuestionar las consecuencias que traía la lectura de tales obras fantasiosas en los hombres, tales como la ingenuidad. Aunque también parezca defender la férrea y dura voluntad que posee un hombre constituido por ideas caballerescas tan arraigadas. Pero estas son cuestiones ajenas a la presente.

Ahora bien, si antes los entes fantasiosos podían afectar a la materia sin intermediación del hombre, ahora ya no pueden, dado que la materia permanece indemne frente a las fantasías del hombre, como los molinos de viento permanecen indemnes frente a las ilusiones de Don Quijote. Así pues, en la estructura presente, los entes fantasiosos están subordinados al hombre, ya que sin hombre no habría fantasías tal como sin Don Quijote tampoco habría gigantes en donde hay más bien molinos de viento. Finalmente, formalizando un poco más nuestra idea de la fantasía, entendida desde una perspectiva realista, diremos que los seres fantasiosos se subordinan a los seres materiales, dado que, sin materia tampoco habría fantasía, pues, sin molinos de viento, tampoco hay objeto al cual identificar con gigante alguno. Además, si se presta atención, en todo el Quijote, cada ilusión y fantasía se basa en un acontecimiento o implica un objeto propio del dominio de la realidad física, es luego, cuando el Quijote ofrece su perspectiva fantasiosa del acontecimiento, que sobrevienen los juicios disparatados y visiones alucinantes, y así, no hay fantasía sin el hombre, como no hay ilusión en la realidad física sin la presencia del Quijote. Y en última instancia, tampoco hay fantasía sin materia.

CONCLUSIONES. -

a) La perspectiva de una fantasía independiente del hombre, o irrealista, se reduce en el siguiente enunciado: la materia y el hombre están afectados por seres fantásticos y sus influencias, de suerte que muchos cambios en la materia y el hombre son causados precisamente por la voluntad de dichos seres fantásticos, ósea, espíritus. Tal como lo pudimos evidenciar en la obra El Resplandor, de Stephen King.

b) La perspectiva de una fantasía dependiente del hombre, o realista, se resume así: los seres fantásticos son determinados por el hombre y la materia, y tanto el hombre como la fantasía están ambos determinados por la materia, dado que los entes fantásticos solo son causados por el hombre y su perspectiva sobre la materia. Aunque la materia no necesariamente derive en seres fantásticos sino solamente por intermediación del hombre y su subjetividad. Como pudimos notarlo claramente en la obra de Cervantes, El Ingenioso Don Quijote de la Mancha.

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