Capitulo 1

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Ya esta en la secundaria y es una chica solitaria que se sienta al final de todas las clases, es la típica chica que es cool y a la vez rara, nadie la conoce en realidad; sus amigos de la infancia siguen hablando con ella, pero ellos estudian en otra escuela no tan lejos de la suya, por eso se ven todas las tardes al salir de clases. 

Sufre de bulliyng pero ella no le toma importancia; aprendió a ser fuerte... porque si quiere ser Sicaria necesitaba ser fuerte. 

[...]

A veces me pregunto porque dije tal estupidez frente a todos, ósea sigo sin creer que cada vez que intento pensar en mi futuro en lo que yo quiero ser de grande es como si un muro se interpusiera en mi camino y yo quedara estancada, no; imagínense con un muro frente a ustedes y con un letrero mas grande que el universo entero pegado con un escrito "Sicaria" enserio solo falta la vocecita de ultratumba que te diga —Niña tu destino te ha dictado ser una Sicaria, que va contra toda moralidad humana— que estupidez. 

Yo se perfectamente porque dije en ese momento querer ser Sicaria y aun así, sigo preguntándome el "Porque"

Caminar por los pasillos de esta escuela se ha vuelto interminable, mi sufrimiento no acaba. El solo llegar y tocar el suelo, sino que cada vez que entro por esta maldita puerta tengo a medio mundo mirándome; al menos soy diferente al resto de la mayoría del mundo.

¿No?

Miller Brad el típico abusador y matón de la escuela, ese tipo que me sigue a todas partes, nunca deja de seguirme y cada vez que estoy con la guardia baja, el llega por atrás asustándome o peor; haciéndome bullying.

Aunque les cuento ¿se acuerdan de la vieja Cecilia? esa tipa al fin se murió, aunque después de morir dejo una infinidad de trabajos, sigo sin poder terminarlos. 

 [...]

Ya estaba fuera de la escuela, no tenia nada que hacer. Tenia el teléfono en mano y los audífonos puestos, llegue a un callejón el cual iba a pasar derecho pero escuche un grito que me erizo la piel, esa persona suplicaba y yo solo podía quedarme quieta, inmovilizada... mis pies parecían adormecidos y pegados al suelo, me gire para poder enfocar mejor ese oscuro callejón pero era casi imposible; seguía escuchando los gritos pero no impedían que mi curiosidad gritara para poder entrar. 

Entre con pasos cautelosos y suaves, no quería ser atrapada por lo que haya causado esos gritos de terror; cada paso que daba era un gota de esas calles apestadas, cada vez que me acercaba se escuchaban con mas claridad los gritos. 

Frente a mí se encontraba una cabellera pelirroja y un chico tirado en el suelo con el arma entre sus manos, ellos aun no se daban cuenta de mi presencia pero pude presenciar como el chico trataba de dispararle pero en un solo movimiento ella pudo sacarle el arma de encima, el chico tenia jeans anchos que hasta se le caían y una camiseta gigante con colores pintorescos, además del típico gorro que usan los drogadictos. 

Escuche el grito del chico "¡Ayúdame! ¡Por favor!" y el disparo del gatillo, su cuerpo cayo como peso muerto sobre la baldosa desgastada, los ojos oscuros de la pelirroja me escanearon y me mataron, sentía como el mundo se me venia encima; ella se me acerco sigilosamente como un depredador cazando a su presa, estuvo a mi lado unos segundos pero con solo unas palabras ya sentía el terror entrar en cada poro de mi piel —Esto nunca paso —

Nunca paso...

Nunca paso...  

Me recordaba mientras mas me acercaba a mi hogar, vi a mis amigos saludarme desde lejos pero yo solo los ignore y entre a mi casa, mi padre estaba sentado en la mesa con la vista clavada en el teléfono. 

—¿Cómo te fue pequeña? —Él me miraba con una gran sonrisa pero todavía sentía demasiado miedo, sentía el terror surgir por cada poro en ese momento. 

«Nunca paso» 

—Susurre y me fui desganada por las chirriantes tablas de las escaleras, sentía la mirada de mi papá en cada paso que yo daba pero aun así seguía temiendo que regresara—

Me acosté en la cama y mire el techo como de costumbre pero en ese momento se me vino a la cabeza el rostro de esa chica, el largo cabello pelirrojo que tenia recogido y el tatuaje de media luna que adornaba su palido cuello, tal vez ella no era mala. 

Muy posiblemente solo se estaba protegiendo de lo que le pensaba hacer ese chico, pero seamos sinceros, me orine del susto cuando me hablo así que no creo que sea cualquier chica atacada por la calle. 

 «Nunca paso»

Eso no lo puedo olvidar. 

Su tatuaje de media luna me parecía conocido pero aún así sigo sin poder recordarlo, creo haberlo visto en alguien pero no me acuerdo. 

Escuche los pasos de mi papá y como tocaba mi puerta con insistencia, me levante y le abrí; sentí sus brazos rodearme y mirarme de arriba para bajo. 

—¿Qué paso cariño? ¿Te hicieron algo hoy? —No le podía contar lo que vi esta tarde, eso seria muy aterrador, además que tal si esa chica regresaba por mi si le decía a mi papá. No me arriesgaría —Nop, no paso nada papi... Solo que me vi una peli de terror con algunos amigos y pues sigo asustada— Ósea si claro, ni siquiera tengo amigos... a los que yo llamo amigos ni siquiera son capaces de acercarse, no creo que sean mis amigos... tal vez solo unos conocidos. 

Unos conocidos que me saludan desde lejos para no hacer un esfuerzo tan grande de acercarse a una conocida tan rara, no es que me sienta mal por como soy, sinceramente me aceptó y corrijo lo malo que haya echo.

Nada es fácil y menos cuando ya estás en bachillerato. Todos tienen que saber tu vida y es cuando te das cuenta que nadie es de confiar porque sueltas la lengua y ya medio colegio lo sabe, además que todo se vuelve caótico y pues se crean dramas de sobra.

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NO Profesionalmente SicariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora