Capitulo 2

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Una tarde cuando no pudo encontrarse con sus amigos, ella regreso a su hogar completamente sola, pero estando en el camino escucho las noticias en una pequeña tienda de segunda mano.

En ese pequeño televisor pudo ver a la sicaria mas convicta de todo Brookhan, escapando sigilosamente del gran edificio de uno de los políticos mas corruptos de todo el país. 

Esa mujer se parecía a esos personajes de la tele que veía de pequeña. En ese momento acercándose a su hogar, se encuentra con el inconfundible color rojo tintado de Rosaly salir por el callejón, trata de seguirla pero le pierde el rastro y regresa cabizbaja a su hogar. 

[...]

Pase la mayor parte de la tarde recostada en la cama haciéndome preguntas existenciales, mirar el techo era lo más entretenido que había en mi cuarto y pues además de ello las pegatinas que no he podidos quitar aún, porque esas prolijas se desgarran y se dañan, además de quedarse pegadas y dañar la pintura. 

He intentado en recapacitar todo lo que he visto hace unos momentos, pero cada vez que lo recuerdo se me hace muy interesante lo que hizo esa chica contra ese drogadicto, ósea no fue bonito ver como lo mataba.

«Muy posiblemente tenga un trauma por ello»

Pero me inquieto la forma en como se movía, sus movimientos se veían muy fluidos y expertos, la forma en como su pelirrojo cabello se ondeaba por el viento, eso fue como ver arequipe encima de un batido amargo, me endulzo el día y a la vez me dio un sabor amargo, fue tan extraño este día que sigo sin poder procesarlo. 

Escuche pisadas a velocidad acercarse a mi habitación y de un estrepitoso portazo me encontré a mi hermana frente a mi; estaba jadeando y con sudor en toda su cara. 

—Que paso? —Ella me miro con los ojos desorbitados y con su cuerpo temblando, creo que la actitud de mi hermana me va asustar más que el terrorífico «Ya no lo puedo llamar así» evento de esta tarde.

—Vine corriendo a toda prisa de mi cuarto para decirte que mamá me va a matar —Ya me lo imaginaba, de seguro me va a pedir que la cubra. 

—Y ahora porque? —

 —No tuve tiempo para tender la ropa, me ayudas? —Sip, tenia toda la razón; me quería para que la ayudara aunque soy sincera cuando mamá se enoja es peor que un demonio. 

—Según sé, hoy saliste temprano del trabajo.. Porque tendría que ayudarte? —

—Porque eres mi hermana?—

La ignore, y seguí mirando las interesante estrellas de pegatina. Cuando ya no hubo mas ruido voltee para ver si se había ido pero la puerta estaba abierta y ella estaba sentada en el escritorio de una forma, que no se como explicarlo porque en este momento mis ojos están ardiendo en llamas. 

—Ahora si? —

—¡Dios! Esta bien te voy ayudar, pero quítate de mi vista —

[...]

Pase la mayor parte de la tarde ayudándola y otro tercio pensando en ella, sigo sin poder olvidarla.  

«¿Me vería así de genial si yo fuera una sicaria?»

Tal vez ella sea la influencia de mi futuro, tal vez en realidad mi destino sea la contraparte de la moralidad humana. 

[...]

Ya iba saliendo de mi casa para empezar a correr a la escuela pero a la mitad del camino siento que alguien me sigue, en ese momento puedo sentir y escuchar a mi corazón latir desbocado, cada segundo se siente eterno, veo detrás de mi y veo  a un tipo con una gorra tapándole el rostro y siguiéndome de cerca, estaba asustada y trataba de alejarme de él lo mas discretamente posible, no quería crear una persecución y yo quedar mal. Seria un riesgo a correr si empiezo a movilizarme mas rápido. 

El callejón estaba cerca así que entre lo mas rápido que pude, cada que miraba detrás podía ver como se acercaba cada vez más a mi, sentía el temblor de mis manos y de la mayoría de mi cuerpo; además de sentir como si estuviera apunto de desmayarme. Mis piernas temblaban, mi cuerpo pesaba, me era difícil respirar y de moverme, en algún momento deje de sentir mi cuerpo y solo seguí corriendo, temía por mi vida, temía por lo que me fuera a hacer el tipo que me perseguía. 

Caí rendida al suelo, a ese frío y duro cemento en el que estaba parada, no quería sufrir lo que aparecía en esas películas de violaciones y todo eso, no quería vivir ese sentimiento de encierro, de miedo. 

El me agarro de los hombros y me empujo a la pared mas cercana, mire alrededor y me di cuenta lo alejados que estábamos de las calles inundadas de civiles que muy posiblemente me podrían proteger, pero por mi mala e impulsiva decisión entre directamente a la boca del lobo. 

Lo mire, sus ojos inyectados en sangre; las grandes manchas negras debajo de sus ojos y sus esqueléticas manos pasear por todo mi cuerpo, en algún momento deje de sentir el aire, porque su respiración estaba cerca de la mía y podía oler su inmundo olor a cigarros. 

Preferiría morir a tener que sufrir un calvario del cual no merecía. Sentía su aliento y su voz cercana a mi oído, pero no podía escucharlo es como si tuviera algo obstruyendo la vista y el sonido

Aunque lo que fuera que me estuviera obstruyendo, se lo agradecía no quería sentir sus asquerosas manos en mi cuerpo, no quería seguir sintiendo ese fuerte olor a inmundicia.

«No quería»

Llegó al punto en donde bajo sus manos, en sentir sus resecos labios contra mi cuello, donde deje de pensar y solo trate de quitarlo de encima. Él me agarró del rostro y me obligó a mirarlo fijamente, sus sangrientos y horripilantes ojos me miraron, me leyeron; no podía dejar de verlo.

Hasta que uno de sus ojos salió de su cabeza, ya no sentía sus manos en mi cuerpo. Cayó encima de mí, en ese momento sentí tanto miedo, tanto terror y a la vez tanto alivio.

Sentía como el calor se le iba del cuerpo y como seguía sintiendo su tacto en mí, no era fácil de olvidar.

—¿Vas a quedarte ahí? —

«La pelirroja»

Ella me miraba con el arma aún apuntando al tipo que estaba encima de mí. Muerto.

La vi, la mire de todas las maneras posibles y sigo sin entender porque me salvó, se supone que iba a ser violada.

«Me asusta pensar lo que iba a suceder hace un momento»

Trate de levantarme pero mis piernas no me respondían y mis brazos temblaban como gelatina. Me dio vergüenza verme tan jodidamente débil ante tal personaje.

Ella seguía mirándome, pero después cambio su postura y rápidamente guardo el arma en su cintura, se agarró una coleta y me tendió la mano, quedé perpleja por lo que hizo sigo sin poder entender; seguí sentada sin poder moverme y ella solo me gritó.

—¡Levántate! Te estoy ayudando, vamos estira tu mano

Se veía tan hermosa, ósea me transmitía esa fuerza de una chica empoderada.

Ya me parezco a esos comerciales feministas.

Ya me parezco a esos comerciales feministas

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2022 ⏰

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