—Gracias Rodrigo.
Salimos de la camioneta y comenzamos a caminar.
—Te extrañamos tanto.
Rodo los ojos, doy un paso más y abro la puerta de cristal donde inmediatamente suena una pequeña campana que anuncia la entrada de un cliente más, camino sin importar las miradas de las demás personas y busco una mesa desocupada, al encontrarla sonrío y me dirijo hacia ahí.
Es una mesa cuadrada color marrón y a su alrededor se encuentran cuatro sillas, tomo asiento en una de ellas la cual me da la vista perfecta hacia la entrada del pequeño local, Danna se sienta a mi lado derecho y nuestro mejor amigo enfrente de mí.
—Bienvenidos ¿Qué desean ordenar? —la voz delicada y suave de una chica llama nuestra atención, mi hermana se encarga de hacer nuestro pedido yo me dedico a observarla.
Alta, pelo café recogido en un perfecto moño, piel trigueña y ojos color café, vestida con una camisa negra con el logo de la cafetería, un jeans negro y una pequeña libreta en sus manos, le sonrío cuando me descubre observándola y recibo una tímida sonrisa de su parte.
—¿Eso es todo?—pregunta la chica por lo que mi mejor amigo asiente y la chica se va.
—¿Qué tal Londres? —pregunto alzando mi ceja derecha, curiosa por la respuesta de mi amigo.
—Excelente —sonríe —La señora Tabatha fue muy gentil en pagarnos el vuelo hasta los ángeles.
—Sabes cómo es nuestra madre —dice Danna sonriendo —¿Walsh te dijo algo?
—Las extraña mucho —responde a lo que mi corazón se encoge —Las cosas comenzaban a complicarse en la empresa por lo que me dieron un descanso y contrataron a alguien que podría ayudarles más que yo. Pero desde aquí debo de estar pendiente de algunas cosas.
— ¿La nueva empresa? —pregunta mi hermana haciendo una mueca.
—Exacto, pero no te preocupes si ustedes no lo desean, no tendrán la obligación de hacerse cargo. Estamos buscando a personas de confianza para ello.
Asiento de acuerdo con él.
—Oye, ¿y como estan los F...?
Mis palabras fueron interrumpidas gracias a una voz grave.
— ¿Preguntando por mí?
Al escuchar esas palabras mi corazón comenzó a latir fuertemente contra mí pecho, haciendo que una sonrisa se extendiera por mi rostro y pequeñas lágrimas de felicidad empañan mi vista.
—Mierda.
Solo basto un minuto para que la voz de mi hermana llegara a mis oídos para luego levantarse de su asiento y caminar rápidamente hacia él.
—Dan, hermosa.
Aún en mi estado de shock me regaló una sonrisa y su mirada azulada no se despegó de la mía.
—Esto es tan emocionante —salgo de mi trance al escuchar la voz divertida de mi mejor amigo.
—Cállate Kendall —gruño levantándome de mi asiento y con pasos torpes me acerco a la persona que aceleró mi corazón —Foster.
—Gilbert —sin perder el tiempo me jaló a sus fuertes brazos, envolviéndose en un cálido abrazo.
—¡Mis gemelas favoritas! —abro mis ojos de golpe al escuchar un grito.
"Sólo hay una sola persona que nos dice así"
Pensé.
—¡Oh por Dios!