Mi historia

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     Mi nombre es Lucy, Lucy Heartfillia, o así decidieron llamarme mis padres, bueno creo que ese sería el comienzo más apropiado para contar mi vida, pero sería muy aburrido empezar a relatar todo desde que nací, así que empecemos:

     Mi infancia transcurrió con normalidad, era feliz, reía y jugaba con mi hermana, pues nuestro padre no os dejaba salir de casa y por ello tuvimos que tener profesores particulares, no nos socializábamos con otros niños pero, nuestra compañía nos bastaba, todo en nuestro pequeño mundo iba bien, hasta que se desmoronó... ocurrió un día de verano cuando estábamos en el campo con nuestros padres Jude y Layla, estábamos correteando, alegremente, mientras nuestra madre hacía coronas de flores para nosotras, había sido difícil convencer a nuestro padre para que nos dejara salir de casa ya que, como mucho podíamos ir al jardín de nuestra mansión. Pero nuestra felicidad no fue duradera, se esfumó e un par de segundos.

     Michelle y yo nos alejamos un poco del prado para explorar y perseguir a un conejito, cuando nos descuidamos estábamos en un bosque lleno de sombras y ojos que nos miraban aunque pensamos que era nuestra imaginación hasta que algo me agarró del brazo y tiró de mí, mi hermana intentó agarrarme pero no pudo, entonces me taparon la boca para que no gritara pero Michelle lo hizo antes de que la cogieran ganándose un bofetón por parte de uno de los hombres que nos rodeaban. Yo tenía miedo, quería llorar pero aguanté mis lágrimas, era la peor experiencia que había vivido en mis seis años de vida.

     Se escuchó una gran explosión y luego aparecieron mis padres y un hombre cangrejo con el pelo afro, me comencé a reír como una loca y todos pensaron que se me había ido la olla , después de eso otras explosiones, yo corrí hacia donde estaban ellos, al igual que hizo mi hermana, la nube de polvo se disipó y dejó ver a nuestros padres un poco magullados. De mi madres comenzó a salir un resplandor dorado que nos  dejó con la boca abierta a todos, comenzó a acercarse, lentamente, a esos hombres para luego liberar toda esa luz a la vez que ellos le disparaban sin piedad, como conclusión de la acumulación de toda esa magia se produjo una enorme explosión que hizo que todos volásemos por los aires.

     Me quedé inconsciente unos minutos, aunque al ver el panorama que quedó hubiera preferido quedarme dormida para siempre. El bosque completamente desolado, ahora no era más que una llanura llena de cuerpos inmóviles cubiertos de sangre; no había vegetación alguna, solo la completa desolación en todo su esplendor causada por esa explosión.

     Giré mi cabeza con la esperanza de encontrar a mis familiares, por suerte encontré a mi hermana, Michelle estaba en el suelo inconsciente por el mismo motivo que yo unos minutos antes, corrí hacia ella e intenté despertarla exitosamente, las dos fuimos buscando a nuestros padres desesperadamente, hasta que al fin los encontramos, bueno lo encontramos, estaba apoyado en los restos que quedaban de un árbol, él se incorporó, lentamente, y nos ayudó a buscar a nuestra madre, esta yacía en el centro de un cráter creado por la implosión de todo ese poder, bajamos por la pronunciada pendiente de este y llegamos hasta ella, intentamos despertarla pero, todo fue en vano, estaba muerta...

     Recuerdo que ese día lloré como nunca antes lo había hecho y me prometí que nunca más permitiría que me hiciesen daño a mí ni a mi familia.

    Pasados unos cuatro años de ese acontecimiento mi hermana decidió irse de casa ya que, ella era dos años mayor que yo, Michelle quería aprender magia para sacarme de esa casa, más bien prisión en la que vivíamos desde la muerte de nuestra madre. Ella abriéndose camino por el mundo y yo encerrada en mi casa sin poder hacer nada más que reprimirme y ahogar mis emociones.

     A los doce años comprendí que no vendría y que me las tendría que arreglar yo sola, no sería un problema ya que tenía el don que me había otorgado mi madre y que mi hermana tanto ansiaba, la llamada magia, que tanto daño había causado a mi familia no solo por la pérdida , sino también por la separación que ocasionó.

     Cuando cumplí dieciséis años mi aventura comenzó, abandoné mi casa, llevando conmigo la pertenencia más valiosa para mí, las llaves que heredé de mi madre y que me permitía realizar la magia celestial, su don, cada vez que tenía un combate o practicaba me sentía más cerca de mi madre, ese era mi consuelo.

     Así empezó mi viaje por el mundo para alcanzar el objetivo de reunirme con mi hermana y convertirme en una poderosa maga celestial para honrar a mi madre y hacer que se sintiera orgullosa de mí.

I don't  belive in fairy talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora