6

36 3 3
                                    

Sabrina

¿Quién era él? Él no podía ser mi padre, no me parecía nada a él, no estaba desilusionada, para nada, pero no nos parecíamos en nada, posiblemente solo en los ojos, que eran del mismo color. 

Él  se acercaba con el rostro serio hacia dónde estábamos nosotros, me sentía nerviosa, ¿Me reconocería? ¿Me abrazaría? Baje la cabeza con vergüenza, pero solo vi como mi padre pasaba a lado mío, un escalofrió recorrió por todo mi cuerpo.  Sentí un vacío en mi interior, no era como esperaba realmente este "rencuentro".  Gire mi vista dirección hacia mi padre y pude observar como se había puesto a regañar a las mujeres que estaban a mis espaldas. 

-¡Les dije que no distrajeran a Axel en sus labores nuevamente! - alzó la voz molesto.- ¡Por su caprichos no pudo terminar el trabajo que le asigne! 

Vaya, parecía demasiado molesto, mire a Axel y parecía haber olvidado por completo el trabajo del que hablaba mi padre. 

-No es momento Alex, hay algo más importante que ese estúpido trabajo.- hablo una de las mujeres.

-¿Que es más importante que el estúpido trabajo según tu? 

Las señoras miraron hacia mi dirección y mi padre hizo lo mismo, tardo un poco en poder reconocer quien era.

-¿Sabrina? 

Sentí una alegría cuando él pronunció mi nombre. Di unos pasos para acercarme a él.

-Si, soy Sabrina, tu hija.- la garganta comenzaba arder, tenia muchas ganas de llorar. 

Mi padre estaba en completo shock, se mantenía estático mientras me miraba, di unos pasos más para poder estar frente a él, podía ver que sus ojos y los míos eran iguales, de un hermoso color ámbar. Sin previo aviso, alce mis brazos para abrazarlo, lo abrace con todas las fuerzas que me quedaban. 

-De verdad no sabes lo tan feliz de poder conocerte, papá.- solloce en su pecho. Sentí como cortaba el abrazo y me alejaba de él.- ¿Qué sucede? 

-¿Que haces aqui? - pude ver como aquellos ojos me miraban con frialdad, no solamente su mirada era fría, el sonar de sus palabras eran tan distantes. 

-Yo...- no en tendía, ¿No se supone que él me había mandado a buscar? 

-Yo la traje señor Alex.- respondió Damián en mi lugar.- No tenia un lugar al donde ir. 

La tensión era inminente, todo estaba siendo tan confuso, parecía que mi presencia no era tan preciada para mi papá. Podía ver como Damián, las señoras y mi padre comenzaban una discusión, olvidándose de mi presencia, todo esta conmoción me impedía escucharlos, eran tantas preguntas en mi cabeza que me comenzaba a doler.

-Mi señorita.- hablo Axel hacia mí.- Acompáñeme por favor. 

Sin pensarlo dos veces fui con él, termino llevándome a lo que parecía ser su casa, era algo pequeña y no estaba tan lejos de la casa principal, cuando entre pude sentir un sutil olor a vainilla que lleno mi nariz. 

-¿Gusta café? 

-No gracias, no puedo tomarlo, me dan taquicardias. 

Tan solo recordar la ultima vez que tome una taza de café me duele el pecho, fue una experiencia bastante preocupante, talvez sea mi exageración pero no quisiera recordar aquello.

-Oh, no sabia.- comento apenado

-Nadie sabe realmente, pero si tiene té con gusto lo aceptaría. 

Enamorada De La Falsedad [2] [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora