8

34 1 0
                                    

Sabrina

Sujete el palo con mis dos manos, era más grande de lo que imaginaba, su apariencia no era desagradable, más bien se veía apetitosa, mire a Damián quien me observaba sorprendido, lentamente le di una probada, pero lo escupí al instante.

-Te dije que no le pusieras del chile del que pica.- hablo Damián dándole una mordida a su elote.

Después de aquella escena en mi habitación, Damián me ofreció a traerme al pueblo que estaba cerca para que despejará mi mente, acepte con la condición de que me llevará a comer, y al final me trajo a un carro de elotes o esquites como le quieran llamar.

-Pensé que no picaría tanto.- mire mi elote con desagrado, no pensaba comerme eso.

-Ten el mío, no le eche nada.- Damián tomo mi elote y me otorgo el suyo.

-Gracias.

Nos fuimos a sentar al auto, comenzamos a comer en silencio, ninguno de los dos mencionaba nada.

-¿Que puedo hacer? - deje de comer el elote.

-¿A que te refieres Sabrina?

-Me refiero a lo que puedo hacer con mi padre, esto ultimo que ha pasado me ha dado un golpe duro, odie que me haya echado la culpa.

Me comencé a desahogarme con Damián, él no decía nada, solo me miraba y asentía con el pasar de las palabras. Terminamos de comernos los elotes y me llevo a cenar a una taquería del mismo pueblo.

-¡Hey Damián! Cuanto tiempo mijo.- hablo un señor desde la carreta. Era obvio que era el taquero.- ¿Es tu novia la muchachita que te acompaña?

Damián me miro apenado, yo solo le ofrecí una sonrisa nerviosa.

-No don Luis, es solo una amiga.

Sin decir nada más, la mesera llego a tomarnos el pedido, Damián ordeno 4 tacos de adobada y yo 2 de al pastor. Comimos entre platicas y risas, pasar el reto con Damián me había despejado por completo del asunto de mi padre.

Damián me agradaba bastante, ha pesar de lo que había cometido, yo nunca había dejado de tener ese aprecio que se había ganado desde el inicio, él me daba toda esperanza para que yo no tuviera pensamientos negativos sobre mi padre desde siempre, siempre se había comportado de manera amable conmigo, me respetaba y respeto mi enojo con él, sin duda yo tendría que devolverle la amabilidad por todo lo que ha hecho por mi.

-Sabrina.- hablo Damián hacia mí. Levante la mirada del plato y vi como Damián dejaba su plato de lado y me daba un mirada serena, carraspeo la garganta.- ¿Crees que pueda dar mi opinión respecto a lo de tu papá?

Me sorprendí por su petición. Deje mi plato de lado, y me enderece en la silla para estar más cómoda, no entendía el porque de su pregunta, pero si él quería dar su opinión no habría porque negársela.

-Si gustas, la verdad me gustaría saber tu punto de vista.- le respondí con una sonrisa. Él me devolvió la sonrisa, se enderezo en su asiento y se cruzo de brazos.

-La verdad, siento que deberías dejar de preocuparte tanto por tu padre.- su respuesta me dejo helada, ¿A que se refería? .- Mi mayor error fue hacerte suposiciones antes de tiempo, saliste lastimada por eso y no me gustaría que volviera a pasar.

Me quede en silencio, no sabia que decir, pesando bien la parte de dejar de preocuparme de mi padre tenia toda la razón, era evidente que mientras Camila estuviera, toda la razón seria hacia ella.

Enamorada De La Falsedad [2] [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora