𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 - 𝗞𝗮𝘆𝗻𝗲𝗮

❝𝗥𝗢𝗖𝗞 𝗔𝗡𝗗 𝗟𝗢𝗩𝗘❞

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𝗢𝗠𝗡𝗜𝗦𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘:

—Vos decís que me veo bien?—

—Fua amigo, nunca había visto un baterista tan fachero.— respondió Arse.

—Ay gracias! igual ya lo sabía, osea existe alguien más fachero que yo?— habló con notorio sarcasmo Asan.

—EU WACHOS!— un Tygas exaltado entró al salón donde la banda aguardaba su salida a escenario.

—Miren ya empezó a entrar la gente!—

Los dos anteriores nombrados se movieron rápidamente hacia la salida yendo rumbo al costado del escenario donde podían ver el público sin ser notados.

La emoción de esos tres chicos quedaba en evidencia de solo ver sus rostros, el brillo especial que cargaban sus ojos al observar como la gente entraba y se posicionaba en sus lugares era uno totalmente único y que nunca antes experimentaron.

Mientras cuchicheaban sobre sus emociones un poco alejados del borde nisiquiera eran concientes de la ausencia de los otros dos integrantes de su grupo musical.

En otra sala que habían adaptado como vestuario se encontraban ambos; un Khea que caminaba en círculos tarareando levemente las letras de sus canciones, y un Seven Kayne luchando contra si mismo en el espejo para poder darle orden de su cabello. 

—Ivo dale dejá de dar vueltas que te vas a marear y mirá si vomitás en el show.— El rubio se alejó de su reflejo para detener la caminata de su amigo tomándolo por los hombros.

—Tenés razón, perdón.— suspiró el morocho.

—Ey! qué haces!?—

Ivo al momento de estar frente a su guitarrista estrella -según pensamientos propios suyos- creyó que algo faltaba para completar el look ajeno.

Mmm, quizá...

¿Revolverle el pelo?

¡Pues claro que revolverle el pelo!

Joaquin, molesto y bufando se devolvió a su situación anterior, sorpresivamente se topó con que ahora se veía exactamente como deseaba. Aunque, aún con un poco de rencor lanzó una remera que encontró tirada hacia la cara de su acompañante.

No tenía sentido que hasta en lo más mínimo y casi sin esfuerzo, todo le saliera bien a Ivo. Joa no encontraba explicaciones a porque él era tan perfecto.

—Dale no te enojesss, vení dame un abrazo.— hizo un puchero Ivo.

Sin darse cuenta Joaquin se le había quedado viendo con cara de pocos amigos mientras su mente divagaba en el significado real de perfección. Algo muy normal en él, su cerebro era como un gran árbol lleno de ramas; o conceptos, que daban a otros y otros, varios significados, ideas, recuerdos. Lamentablemente casi siempre dejaba cabos sueltos en sus conversaciones, terminando por desviarse totalmente del tema.

Probablemente muy similar a quien les relata esta historia.

Cuando cayó en realidad se acerco a estrechar a quien lo esperaba a brazos abiertos.

La sensación reconfortante los invadió simultáneamente, hasta que un sonido lejano de voces los hizo despertar.

—Amigo la concha de la lora, qué hora es?— soltó preocupado Joa.

—Dios no sé, nisiquiera se donde está mi cel, lpm vamos a buscar a los pibes.—

Se soltaron y fueron a través de los pasillos a donde se suponía que estaba el resto.