Buscándote

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Koga, quien no había descansado nada buscando a kagome, finalmente había encontrado una pequeña pista. Él olor de su amada, había encontrando su olor en una aldea lejana y minutos después inuyasha apareció detrás de él.

Suspiró con desdén.

Esa estúpida bestia no se rendía con nada. Que bueno que él tenía ya la mayor parte de la información de donde podría estar kagome, pero eso lo puso nervioso. Dijeron que kagome había venido con una mujer con un abanico, un bebé demonio y una niña de cabello blanco y expresión neutra, habían llegado acercándose a una entidad misteriosa que protegía la aldea, la mataron llevando su cabeza consigo, como la mayoría de monstruos desde hace unas semanas atrás.

Y nadie hizo nada para detenerlos, pasaron horas y entonces él llegó.

Koga no sabía para qué habían tomado la cabeza del monstruo, pero si sabía para qué habían venido aquí probablemente, a ver dónde estaba el último fragmento de la perla. Lo sabía porque, kagome aún no había encontrado el fragmento con inuyasha y los demás, entonces ¿qué le hacía pensar que lo encontraría tan fácil con naraku? Ambos estaban perdidos.

El chico lobo miró a la bestia de cabellos blancos a su lado, que miraba a todos lados buscando algún indicio de kagome aparte del rumor y el olor.
Dedujo rápidamente que la bestia no sabía nada. Suspiro y se acercó a Sango y Miroku para empezar a hablar sobre lo que había deducido.

.....

—Entonces, ¿Se encuentra en los límites de este mundo con el otro? —la profunda voz de naraku me hizo dejar de ver mi plato de comida subir la cabeza.

—Es probable. No estoy segura, pero del otro lado se siente una precencia muy similar a un fragmento de la perla.

—Ya veo... Será un problema llegar allí. —Estaba en una especie de comedor, donde me habían dado de comer naraku estaba al frente pero no comía nada, mientras que hakudoshi dormía en mi regaso.

—Que problema, tanto que nos costó saber donde estaba para que al final no podamos optenerlo. —Gruño kagura en una esquina y yo empecé a comer otra ves.

—Yo no estaría tan segura kagura. —Quién ahora es mi señor, se levantó de su sitio.— Los métodos para llegar no garantizan que quede con vida, por eso, solo debemos dejar que inuyasha y sus amigos lleguen primero al lugar. Confirmar si está, y entonces entraremos nosotros.

Entonces escuche a hakudoshi hablar, el pequeño bebé en mis piernas.

—Ellos solo podrían pasar, pero no sabrán donde esta ya que no tienen a kagome. ¿Que piensas a hacer en ese caso?.

—Aquí es donde nos sirve la pequeña cucaracha que sobrevivió a mi. —¿kikyo? ¿Pero como es posible? Bueno.... Al menos espero poderla matar con mis manos. Vi como kana se acercaba a la mesa mostrando en su espejo a una persona completamente forrada, no podíamos ni ver su cara.... Esa maldita, se escondió bien. — la atraeremos donde esta inuyasha, una ves esten juntos de alguna o otra forma juntaran fuerzas y encontraran la última perla. Entonces allí entras tu, sacerdotiza. Se que puede matar a ambos, demonio y cadáver con una sola fecha.

Asentí, quiero ser capaz de acabar con ambos. Porque se que cuando inuyasha la vea, se olvidara de mi, ya no le seré necesaria ya que solo me utilizaba para buscar los fragmentos de la perla.

Quiero hacerlos sufrir.

Mientras que los demás seguían arreglando algunas cosas del plan, yo seguía planeando mi venganza contra ese hanyo y la cadáver. Sentí también como hakudoshi tomaba mi mano y vi como bostezaba abrazando esta. Que tierno.

Hakudoshi, para ser uno de los hijos de Naraku es muy tierno y bueno... O al menos es bueno conmigo. Es como si tuviera un bebé, o me prestaran uno, me encanta.
Es la única paz que tengo ahora, cuando todo esto termine, iré a mi hogar y negociare con Naraku para que no pase nada malo y pueda estar  con mi familia. Será divertido que veían a hakudoshi.

Sonreí al imaginarlo.

Kagome no lo habia notado, pero cada que ella sonreía o reía en quella mesa, Naraku le miraba curioso por su alegría. Quizás porque esa mujer es más sádica de lo que pensó.

....

El plan se había puesto en marcha, solo debían hacer que el grupo de inuyasha y koga, se dirigieran al mismo lugar, donde está kikyo. Sin embargo no iba a hacer taaaan fácil, ellos iban hacia un lugar diferente que ellos no conocían.

Parando en un pequeño rio.

—¡maldición! —dijo inuyasha gruñendo, este era el sitió que más olía a kagome, pero no había nada.

Koga solo rodeaba el río buscando a la mujer, pero tampoco la encontró, por mucho que la buscaron por río, tierra y aire.... Se empezaron a rendir. Por la tarde, Inuyasha se encontraba solo cerca de aquel río sobre una roca, mirando el agua moverse, culpandose por todo.

Había perdido la chica que más amaba y ahora también a lo más valioso de su vida... Y ya no podría volver a recuperar ninguna... Por un segundo inuyasha pudo captar el leve olor de kagome, y sin pensarlo 2 veces se puso de pie corriendo hacia donde el olor se hacía más fuerte.

Paro en la rama de un árbol, cuando vio que adentrada un poco en el río estaba estaba kagome bañándose... Su cuerpo de movió para aterrizar lo más cerca que pudo de kagome, se sintió feliz por unos segundos, sin embargo una fuerte ventizca hizo que cayera lejos.

—¡¡Que indecente inuyasha!! Abalanzarse a una mujer mientras se baña ¿¡Que pasa contigo?!

Kagura había aparecido, flotando sobre su pluma mientras sostenía con elegancia su abanico y veía con burla al híbrido que volvía a ponerse de pie a pesar de que parte de su ropa se habia ensuciado con barro.
Inuyasha ignoro a Kagura con un chisto y miró a kagome, quien había volteado a verle desde que escucho el estruendo, y el hayo no pudo quedar más sorprendido.

En los ojos de kagome, no habían nada más que odio y desprecio hascia él, así como también decepción y abandono. Mientras que en su desnudo cuerpo, entre sus brazos ahora reposaba el pequeño hakudoshi, que tenía la misma marca de naraku y le veía con burla y superioridad.

Inuyasha se alarmó.

—Kagome ¡¿que sucede contigo?! ¡Vamos, suelta a ese bebé! ¡Ellos te están usando!

Tense la mandíbula antes de hablar con ira en mis palabras.

—¿Y tu no? —hubo silencio, tenía una cara tonta de sorpresa— ya me lo imaginaba. Rindete, vete de aquí inuyasha.

—Kagome... —lo vi gruñir mientras desenvainaba— Pues si tu no sueltas a ese bebé que te hace decir cosas tontas, ¡haré que lo sueltes!.

—Eres una bestia salvaje, inuyasha. —alrededor de kagome y él pequeño, se formó un campo de fuerza hecho por el último mencionado.

Mientras que kagura empezó a agitar su abanico repetidas veces, haciendo su danza de cuchillas y demás. Cuando los demás del grupo notaron los ataques y llegaron, pudieron ver como kagome y hakudoshi flotaban con kagura alejándose, ahora vestidos, y a inuyasha completamente apaleado tratando de seguirlos.

En cuanto trato de levantarse y kirara y sango trataron de seguirlos, un extraño destello a toda velocidad los detuvo....

Por la mejilla de sango paso un hilo de sangre, ella se había quedado paralizada mirando levemente hacia atrás mientras temblaba, allí estaba inuyasha en el suelo y cerca de él, clavado en sus cabellos y en la arena, estaba la flecha.

Kagome les había lanzando una flecha purificadora, que tanto al hanyo como a kirara les había debilitado.
Mientras los otros iban en su ayuda, koga solo se puso en camino para seguir a la pelinegra que ahora tenía un bebé en brazos.

¿Que desea tu oscuro corazón? ♥Inukag♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora