03. ¿Quién es Lay?

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Injusticia, injusticia, injusticia, injusticia 

Su abuela se lo había prometido.

No estaba siendo justa.

No podía quitarle la educación.

Su abuela le había pedido hablar esa mañana, mandó a su ama de llaves a avisarle de la pequeña reunión que tendrían, estaba algo confundido al comienzo pero después recordó que su cumpleaños sería mañana, su abuela tenía la costumbre de hacer un buffet para ese día especial, además de que viajaban, le gustaba su cumpleaños. Iba a ser ya mayor de edad. su abuela le prometió dejarlo postular a la universidad a los 18, lo que significaba salir.

ser libre, tener amigos, salir.

Sin embargo la conversación tocó ése tema delicado, aquella promesa.

La anciana con mirada pesada bien decidida le informó la triste noticia, más era una decisión. 

—Cariño perdóname, no irás la universidad como te lo prometí.—Dijo la mujer palpando el hombro de su nieto.

Yixing por su parte, creía que por problemas ajenos, era solo este año, que el próximo podría postular y estudiar zootecnia, algo que lo apasionaba bastante. Por ello, mostró una sonrisa tranquila diciendo por aquel gesto que no se preocupaba.

—¿Uh? Bueno, creo que puedo esperar un año más.—Dijo Yixing encogiendo los hombros.

—No me entiendes, no vas a ir, es peligroso, tú te escapaste y llegaste ebrio, te pudo pasar cualquier cosa, tú no conoces a la gente, la gente es mala, cruel y agresiva, tú no saldrás, no irás.—El último "no irás" fue mucho más duro, se notaba por la posición de sus arrugas lo firme que estaba siendo.

—Abuela, tú me lo prometiste.—Suplicó el pelinegro tomando la mano de la mujer tratando de convencerla.

—Lo hago para protegerte, se acabó la conversación, mañana te quito el castigo, descansa.

Esa era su única forma de salir de ahí.

No soportó la decepción, a veces creía que la odiaba cuando daba sus reglas estrictas, era ya demasiado, no lo dejaba comer con tenedores ni usar palillos ya que según ella podría incrustarse uno, como también estaba prohibido usar sandalias ya que estos no protegían como se debía sus pies.

Era ridículo pero lo aceptaba porque amaba a su abuela.

Toda la tarde lloró en su habitación, en silencio de impotencia, se sentía inútil y débil. Sus almohadas terminaron totalmente húmedas por sus lagrimas. 

—Autobús azul—Escuchó una voz desde su balcón cual la puerta permanecía abierta.

Yixing se limpió los ojos con ambas manos tratando de mostrarse lo más tranquilo posible. Se dio pequeñas palmaditas para después esconder la mirada en el piso y evitar lo más posible le contacto visual. Su abuela le malogró su día que hasta había olvidado que Junmyeon vendría a visitarlo. El coreano para su suerte no le preguntó nada, tampoco le iba a responder pero el hecho que respetase su espacio ya era bastante.

—Vamos, salgamos de aquí un rato, lo necesitas—Le dijo el mayor palpando las mejillas humedas del menor.

—No quiero—Bufó Yixing quitándose las manos ajenas de su rostro.

—No me importa, vamos—Tomó la mano ajena llevándolo hasta el balcón.

Junmyeon le ayudó a bajar por el árbol y lograron salir de la mansión sin que nadie sospechase. Sin embargo, también el tío del coreano los ayudó a escapar apagando las alarmas para que ambos lograran salir sin ninguna dificultad pero todo tenía su precio, las próximas semanas Junmyeon trabajaría el doble.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2021 ⏰

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