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MOBIUS QUIEN CAMINABA MIENTRAS LEÍA LOS ARCHIVOS recién entregados sobre la variante Loki, no podía evitar sentir la energía pesada que ambientaba el lugar.
— ¿Tienes algo que decir? — preguntó finalmente a su compañera, pasando a la siguiente hoja de la carpeta.
— No me parece una buena idea y lo sabes. — respondió la castaña con seriedad — De verdad Mobius, esta variante podría arruinar todo el caso — se detuvo, haciendo que por consiguiente el mayor lo hiciera unos pasos más adelante.
— Escucha, sé que parece muy arriesgado, pero no hay nadie mejor que un Loki para atrapar a un Loki — dijo cortando los cuatro pasos que los separaban — Confía en mí, yo soy el analista experto ¿no? — sonrió tomándola por los hombros.
— De acuerdo, pero si algo sale mal será tu culpa — accedió ella, entrecerrando los ojos para luego adelantarse en el camino.
— Ese es el ánimo — finalizó, mientras alcanzaba a su compañera.
El camino a la sala de tribunal fue silencioso y al llegar, ambos trabajadores se aseguraron de entrar en silencio para no llamar la atención, esperando el veredicto de la jueza Ravonna.
— Créame, se podía oler el desodorante de dos Tony Stark — fue lo primero que le escucharon decir al dios de las mentiras, mientras tomaban asiento — ¿Habla de criminales del tiempo? son ellos a quienes busca. Tal vez quiera proporcionarme una fuerza especial, recursos y yo regresaré y los eliminaré por usted.
La castaña dejó de prestar atención para empezar a leer el expediente que Mobius ya había concluido de examinar. El tono de voz desesperado de la jueza hizo que Astraea volviera a prestar atención al caso que sucedía frente a sus ojos.
— Entonces ¿Cómo se declara?
— Culpable... de esto — respondió extendiendo ambos brazos para luego cerrar sus manos con fuerza tirando hacia atrás; al ver que no sucedía nada volvió a intentarlo.
— ¿Y este qué hace? — preguntó Ravonna con notable confusión.
— Esperen, ya casi — masculló.
— Trata de usar sus poderes, señora — aclaró con una sonrisa la cazadora B-15.
Astraea soltó una risita lo suficientemente audible para que el dios de las mentiras le dirigiera una mirada de resentimiento.
— No me distraigan — dijo volteando de nueva cuenta, volviendo a repetir su acción — ¿QUÉ PASA? ¿POR QUÉ NO FUNCIONA? — exclamó dando un golpe al podio.
— ¿Poderes mágicos? no funcionan en la AVT, señor Laufeyson. La corte lo encuentra culpable y lo sentencia a ser reseteado — concluyó la jueza golpeando su mazo contra el escritorio — ¡Siguiente caso!
