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Parte 3

"Por eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí", porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy asi.
Y aún me parece mentira que se escape mi vida imaginando que vuelves a pasarte por aquí, donde los viernes cada tarde, como siempre la esperanza dice «quieto, hoy quizás sí»"

 Y aún me parece mentira que se escape mi vida imaginando que vuelves a pasarte por aquí, donde los viernes cada tarde, como siempre la esperanza dice «quieto, hoy quizás sí»"

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El primer viernes si ti fue doloroso.

Fueron horas las que me quedé esperando, manteniéndome alerta a la puerta de mi departamento. Esperaba que volvieras, que me dijeras que fue un error decir todas esas palabras dolorosas y que no eran lo que en realidad pensabas.

Pero eso nunca pasó.

Lloré peor que el día que te fuiste mientras veía todas las fotos que nos tomamos juntos durante seis meses; el día que me confesaste que me querías, nuestra primera cita, cuando te presenté a mis amigos y la primera vez que me diste rosas.

Rosas.

Recuerdo con cariño el día que me entregaste un ramo de rosas en color rosa por primera vez, me dijiste que no podías evitar pensar en mi cuando las veías porque ese era el color de mi cabello en ese entonces, así fue como las amé.

Después solo me diste más razones para amar ese detalle, cada vez que abría la puerta te encontraba sosteniendo unas rosas, a veces una sola, otras ocasiones una docena entera y me recitabas el por que me parecía tanto a ellas; porque su apariencia era tan delicada como la mía, porque su aroma era tan dulce y embriagante como yo, por que eran la segunda cosa más hermosa en el mundo después de mí.

Me enseñaste a amarlas como te amo a ti y se volvieron parte de nuestra rutina.


Tú no creías que tuvieran un significado excepcional porque solo eran flores, decías que lo que en realidad importaba era la razón por la que me las dabas, y yo solo pensaba que las dos cosas eran igual de importantes.

Pero esa parte de mi vida te la llevaste junto contigo el día que te marchaste y jamás volviste.


¿Sabes?... aunque no quisieras verme, aunque no respondiste mis llamadas y mensajes, a pesar de que desapareciste de mi vida sin dejar más que un rastro doloroso de flores marchitas... yo todavía guardaba la esperanza de tu regreso.

Lo pensaba porque un amor como el que teníamos es difícil de olvidar así como así, Nam.

Jamás había pasado tanto tiempo lejos de tus brazos, no sé cómo sobreviví dos meses enteros sin verte pero lo estaba logrando.

«¿Cómo la estas pasando tú?» pregunté tantas ocasiones con leves murmullos en la soledad de mi cama, «¿Me extrañas como yo lo hago?» solía quedarme en silencio, como si entre la oscuridad de la habitación fueras a responder: «sí, te extraño como no tienes idea»

Dueles, Nam.

En todo el tiempo que salimos, jamás pasaba una semana sin besarte y en ese momento me sentí la persona más solitaria del planeta.

En esa fría cama hacía falta tu calor.

Aún si estaba viviendo mi vida de forma miserable, pensaba que en los siguientes días volverías, si no fue ese viernes, quizás el siguiente, o el siguiente, o el siguiente, o...

Te esperé devotamente, amor mío.

rosas | namminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora