6. La escena más horrible

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La luz saltó de repente en el rostro dormido de Camila, que contrajo el rostro ante la molesta luz del sol mañanero. Demian esbozó una sonrisa mientras apartaba las cortinas restantes.

− ¡Arriba floja!−exclamó−.Te prepare el desayuno, debes estar hambrienta−saltó a la cama con sumo cuidado, pero aun así el colchón comenzó a moverse como arenas movedizas.

− ¿Y tú?−murmuró desde el fondo de las sabanas.

−Ya me hice cargo de mis necesidades. Pero tú debes estar hambrienta, anda, come−la  animó−. No has ido a la escuela ni a trabajar en 3 días. Así que hoy sí que no puedes faltar a tus deberes. Presiento que éste es el último día que te darán antes de que lleguen las patrullas y la multitud para ver si estas viva.

Justo cuando terminaba de hablar, un intenso rayo de luz solar le dio al vampiro en el rostro, por lo que se apartó de la cama de un movimiento rápido.

− ¿A qué hora regresamos de la discoteca?

−Te quedaste dormida en el camino, y cuando llegamos aquí eran las 4 de la madrugada.

Camila soltó un bufido sonoro, y debajo de las sabanas esbozó una sonrisa llena de felicidad al recordar lo divertido que había sido el día anterior. Sobre todo el momento del baile romántico en la pista. Pero después la cruda realidad regreso a ella, propinándole una bofetada en el rostro. Profirió un quejido suave, no quería que terminaran sus días de vacaciones, quería seguirse divirtiendo con Demian.

Desgraciadamente el vampiro tenía razón, si no daba señales de vida pronto, comenzaría la histeria e iría a buscarla medio pueblo para ver cómo estaba, y no quería preocupar a sus amigos. De repente notó un dolor débil en el corazón. Fueron 3 largos días, tal vez sus amigas pensaban que estaba bien, pero ¿y Jack? ¿Por qué no había ido? Recordó la ocasión que no pudo ir a la escuela porque sus abuelos la querían llevar al psicólogo y Jack no tardó en aparecer, preocupado y lleno de histeria, para saber dónde estaba su amiga. 

Quizá tal vez sí fue a ver cómo estaba pero no la encontró. Esas pequeñas vacaciones se la pasaron casi todo el tiempo fuera, solo regresaron para dormir. Se despojó del dolor y se quitó las sabanas que la cubrían. Lo primero que encontró fue el rostro resplandeciente de Demian, que sonreía. Él se inclinó y sus labios se fusionaron. Ella trataba de rechazar el fuego que emergía de aquel beso, ya que cada que sentía que regresaba, también lo hacia el descontrol. Se alejó rápido de esos labios de fuego, y Demian comenzó a reír.

−Estos días han sido… Muy divertidos−habló al fin Camila.

−Maravillosos.

El vampiro puso una charola de metal con comida sobre la cama. El aroma resultaba embriagador y delicioso. La muchacha comenzó a comer todo lo que había sobre la charola. Deliciosa, era una expresión que se quedaba corta, el sabor de la comida era exquisito. Sus papilas gustativas estaban gozosas, degustando la mejor comida que había probado antes. Pero ¿qué era? No lograba distinguir la carne ni los vegetales. Debe ser uno de sus experimentos, pensó.

− ¿Qué es?−preguntó, y justo cuando iba a contestar, el timbre sonó fuerte y claro, retumbando por toda la casa. Los dos se miraron con sorpresa. ¿Quién podría ser? El vampiro desapareció enseguida y volvió con la misma rapidez.

−Son Victoria y Melisa−anunció en cuanto entró.

−Me meteré a bañar. Tú abre la puerta y sé el chico más encantador del mundo. Bajaré enseguida−indicó Camila mientras corría hacia el baño y se metía un bocado de la delicia de la comida a la boca.

− ¡A sus órdenes, mi amor!−gritó Demian haciendo ademán de soldado mientras subía la mano derecha a la cabeza.

El timbre sonó de nuevo, impaciente. El vampiro bajó corriendo. En el camino se arregló el cabello, se revisó la camiseta negra y se plantó frente a la puerta. La abrió y esbozó su sonrisa torcida sexy que sabía que rompía voluntades.

LA CREACIÓN DE UN MONSTRUO© Vol. I de la Saga MONSTRUOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora