Dedicado a ustedes
Cuatro semanas. Solamente cuatro semanas para el Equinoccio Otoñal. Ese día en el que se marcaria mi nuevo rumbo definitivamente. Convertirme en la nueva soberana del Reino Luz, y para serme sincera, estaba aterrada.
— ¡Buenos días, Su Majestad!—el canturreo, los aplausos, los pasos por la habitación y el sol hiriéndome por la ventana abierta.
Sí.
Así eran todas mis mañanas desde que todo había vuelto a su normalidad.
—Agh—me queje y tape mi rostro con las sabanas.
—Ande, ande Su Majestad—estiro las sabanas y quede descubierta.
—Señorita Jase, son las seis y treinta—señale el reloj que yacía en la pared.
— ¡Oh pero que tarde!—se alboroto—. Vamos arriba, hay mucho que hacer.
Básicamente, lo últimos tres años había pasado aprendiendo como ser una reina. La señora Jase, ella había sido asignada para prepararme. Pero asignada por mí, una decisión no muy sabia.
—Mire, mire—me señalo.
Negué muy deprisa.
—Pero Su Majestad...
—Jase—suspire—. Nosotras tenemos un acuerdo, ¿recuerdas?—levanto mis cejas, abrochándome la camisa.
—Lo recuerdo pero...
—Bien—vacilo—, tú puedes encargarte de mis quehaceres del día y demás, pero en cuanto a la vestimenta, eso, eso lo elijo yo—le explique.
—Su Majestad—me sonrío—. Una reina debe vestir formalmente.
—Aun no soy reina—alargue la frase, abrochándome los pantalones.
Usualmente, las muchachas que Jase traía, me ayudaban a vestir. Pero eso, se había vuelto demasiado cómodo por lo que ordene que no lo hicieran, aun así, ellas seguían viniendo.
—Pero pronto lo será—dice en un tono firme—. Y debe vestirse como una, no como un soldado—se lleva la mano al pecho.
Yo me reí, me ajuste las botas y acto seguido, abroche los botones de mi capa.
—De acuerdo, vamos—envaine una cuchilla a mi cinturón.
Ella sólo asintió menando su cabello oscuro.
Salimos de la habitación, saludando a los sirvientes que habían empezado a moverse por los pasillos del castillo.
En este último tiempo, había reconstruido todo Blidder, claro que no lo había hecho sola. Pero aunque recibí ayuda, aún quedaba mucho por hacer.
Las criaturas ya no tenían ese miedo al caminar, pero las cosas habían cambiado drásticamente con la confianza.
—Buenos días, Su Majestad—me saludo el mismo guardia que había cuidado esa puerta oscura los últimos tres años.
—Buenos días, Adex—me incline.
Él abrió la puerta y entre dejando a las demás fuera de esa habitación que me había dedicado a visitar todos los días a la misma hora y dónde pasaba la mitad de mi tiempo.
Ahora que me convertiría en reina, los deberes se me habían vuelto más pesados.
—Bien, ¿Qué tenemos hoy?—me deje caer en la silla de piel.
Jase me coloco unas cartas, hojas sueltas y cuadernos en frente.
Di un suspiro largo, acomodándome para ojearlos.
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Alice y la llave de los secretos © ( #2)
FantasyLibro II Tres años después de los sucesos en Blidder, Alice lidia con los deberes y nervios antes del Equinoccio Otoñal, dónde se convertirá en reina. Pero entonces, la llave de los secretos será descubierta y las fuerzas oscuras se preparan para v...