Introducción

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Él agonizaba, sus ojos iban perdiendo ese brillo, me miraban.

Yo me estaba quebrando.

El chico que amaba estaba muriendo frente a mí y no podía hacer nada.

—Por favor...—sollocé arrastrándome en mi propia sangre.

— ¿Qué?—siseó él.

—Por favor, por favor...—levante mi vista.

—Por favor, ¿qué?

—Por favor, déjalos en paz...—susurre.

—Eso no me convence—camino a mi alrededor.

Trague mi propia sangre.

—Haré lo que quieras, lo que tú quieras.

—Eso—se paró frente a mí—, puede que me convenza.

—Por favor, lo haré—le roge.

Su mirada me delataba el miedo, la pena, la súplica.

Las alas de ese pequeño guerrero al otro lado, clavadas contra la pared. Él desmayado, del dolor, del pavor, de la confusión.

Los ojos me ardían, las manos me ardían, sentía que me quemaba, que estaba en una hoguera. Las voces me cantaban, la voz de ella me cantaba.

—Por favor...





Alice y la llave de los secretos © ( #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora