Cupid

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-Mi nombre es Kakyoin Noriaki, tengo 17 años, soy japonés pero la última escuela en donde estuve fue en América, por favor cuiden de mi- Noriaki hizo una pequeña reverencia.

-Aburrido- Se escuchó un murmulló al fondo junto a una risa burlona.

Noriaki levanto la vista para ver de quien se trataba, era un chico de cabello verde, en cuanto sus miradas conectaron, el contrario guardo silencio repentinamente.

-Telence, una bromita más y te vas con reporte- Regaño en tono serio mientras señalaba al chico. – Kakyoin-kun, puedes sentarte en el asiento que se encuentra vacío- Señalo justo el asiento que estaba adelante del gorila. –Jotaro, el director me pidió que encargaras de guiar al joven.

-Dame un respiro- Dijo el gorila del fondo.

Noriaki se dirigió a su asiento, miro con algo de rencor al más grande y se sentó. Saco sus cosas de su maletín y puso toda su atención a las siguientes horas de clase.

Jotaro lo miro de forma desinteresada, pero que se creía esa pequeña sabandija para mirarlo de esa forma tan retadora. Lo siguió mirando de forma disimulada, para ser algo pequeño tenia coraje para verlo de esa forma, su cabello era muy rojo, lo más seguro es que no era totalmente japonés y esos ojos amatistas se lo confirmaban, para ser un hombre tenía una figura muy esbelta y un rostro bastante hermoso. Soltó un suspiro pesado y espero a que terminara el primer periodo, si su tío le encargo cuidad de esa pequeña sabandija lo mejor era hacerlo, sin embargo, eso solo volvía a confirmar algo, ese día era un total fastidio.

Cuando sonó la campana, indicando el fin del primer periodo Noriaki giro sobre su banca mirando directamente al gorila frente a él.

-Creo que me debes una disculpa- Le dijo elevando su pequeña nariz respingona en señal de orgullo.

- ¿De qué hablas? - Jotaro lo miro extrañado.

Noriaki entrecerró los ojos- ¡Tú rompiste mis gafas en la mañana, bruto! - Le dijo molesto.

- Ah- Murmuro despreocupado.

- ¿Ah? ¿Cómo que ah? ¡discúlpate y págalos! – Noriaki cerró los ojos para evitar que mirara como comenzaban a humedecerse.

-Para ser un hombre, te quejas mucho- Le dijo fastidiado.

Noriaki abrió los ojos sorprendido para después bajar la mirada, se sintió humillado. Quizás nada iba a cambiar, no importaba a donde fuera siempre era lo mismo. En serio, debía dejar de poner tan altas expectativas a tener buenas amistades y a ser tratado de forma normal. Dilo, se dijo Noriaki mentalmente, es lo que piensas no, di que soy un afeminado.

-Dame un respiro, dame tus gafas-Le ordeno extendiendo la mano.

Noriaki nuevamente lo miro sorprendido, busco en sus cosas y le tendió las gafas.

-Mañana estarán como nuevos, no llores- Le dijo fastidiado.

Jotaro no era paciente y definitivamente no era alguien considerado, no le importaban los sentimientos de las chicas ni los de nadie, pero ese chico puso una cara demasiado adorable, maldijo por lo bajo.  

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