5. Anochecer

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Debby estaba sosteniendo la bolsa de plástico sucia y asquerosa que había encontrado a unas cuadras de ahí. Eran épocas de lluvias. Odiaba las épocas de lluvias. Su chamarra, su cabello y sus botas se volvían mugrientas, sus billetes reunidos se le mojaban, la comida se echaba a perder. Más gatos callejeros se le pegaban. Sencillamente ella podría deducir mucho acerca de ello.

Esta vez había encontrado la bolsa, a lo mejor por error o por casualidad. Tal vez por suerte, no se sabe con exactitud.

Una pequeña reja podría cubrirla mejor. Pero como no, no había tiempo.

No había tiempo con descubrirse, como robar por la mañana con el riesgo de ser descubierta o peor aún, ser llevaba a la estación de policías y después, mucho menos tiempo después que el ser llevaba ahí, determinarían que no tendría familia para pagar su multa así que la enviarían de vuelta al orfanato. Debby no quería volver a ese horrible lugar. Por nada del mundo.

Por ese rincón en el que se mantenía oculta encontró una hoja de periódico deshecho pegada en el suelo. En lo único que se alcanzaba a descifrar era a la gran primicia Niños huérfanos encontrados exitosamente. Bravo por los investigadores. Seguramente tendrían preso a Corey o a alguno de ellos porque ¿Quién descubriría que aquellos nobles ancianitos lo habrían hecho a mano armada? Así es, nadie. Esta ciudad estaba de mal en peor. No es que significara que con ella mejoraría todo, ella formaba parte de empeorar la seguridad.

++

Se planeaba subir al techo de un carro con tal de correr más rápido. De ganar más ventaja que su atacante. Ser más rápida que su mente a la hora de actuar. ¿Por qué? Se preguntaba ella al acordarse de los viejos tiempos cuando su madre la sostenía en sus brazos, supuso. Porque alguna vez tuvo que cogerla en sus brazos ¿Cierto?

Desgraciadamente ella solo era todavía una niña pequeña que había tenido el desfortunio de haber tenido que vivir así. A todos los delincuentes les pasaba, eso sí. Y lo peor para Debby era que  no estaba muy lejos de pensar verdaderamente como una sádica estando en la segunda fase de la etapa “formación de Debby’s” como ella lo había autonombrado. Se preguntaba el por qué su madre la había abandonado y jamás sabía que responderse ante eso.

Al amanecer se dirigió a su lugar con la mejor tranquilidad del mundo.

Tomó una roca del montón que se encontraban en la cima del rascacielos y la lanzó hacia el edificio viejo que se encontraba en frente rompiendo a su paso una ventana. A ella no le afectó en absoluto ya que en anteriores ocasiones Debby había ido a tirar más rocas rompiendo más ventanas en ese mismo lugar.

Unos segundos más tarde la piel se le comenzó a poner irritable. Eso le ocurría a menudo cuando sentía que alguien la observaba, era la señal perfecta para empezar a mirar y a buscar que era lo que tanto la inquietaba.

Cuando miró para abajo, hacia la calle desierta como ya no estaba tan sola.

Unos policías –odiosos policías– llevaban a alguien esposado. Se reían mientras empujaban más al chico porque mirándolo se veía joven, aún con esa camisa tan grande y mugrienta que llevaba.

Su mente se detuvo por un segundo deduciendo a quien se podría parecer… un momento.  Esas botas negras, ese corte hasta las orejas, lo reconocía…  ¡Era Mark!

Idiotas animales.

Siguió mirándolos atentamente apoyando sus brazos contra sus piernas dobladas, inconscientemente se montó en el muro de seguridad del rascacielos inclinando su cuerpo un poco más adelante desafiando a la gravedad, a la fuerza de poder morir. Pero no le importó con tan solo ver a Mark ser humillado por esos animales queriendo ser llamados policías.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2015 ⏰

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