[ADVERTENCIA: Escenas explicitas +18]
— Buenas noches, señoritas. Sus parejas las están esperando, pueden acompañarme, por favor —una guardia nos interrumpe.
— ¿Parejas? —pregunta Brenda— ¿Quiénes?
— Los señores Douglas Kingston y Kenneth Levi.
Me quedo en blanco, no esperaba que Douglas viniera aquí. Miro a Brenda, que parece estar igual que yo.
Bajamos de la pista por las escaleras de madera. Brenda está muy callada, y yo estoy nerviosa. ¿Douglas vió que Brenda me besó? ¿Vió mi baile? ¿Qué diablos vio?
La guardia nos guía hasta afuera, donde ha sido despejada la zona. Douglas está fumando recargado en su auto, con un traje de tres piezas en color azul marino.
Se ve súper caliente así. Empiezo a tener fantasías con el en traje.
— ¿Te gusta dar show, no? —un hombre se nos atraviesa.
Castaño, y es alto. Al igual que Douglas luce un traje de tres piezas satinado.
— Igual que tú, Ken. Igual que tú —responde Brenda.
— Besaste a una mujer, que sigue? ¿Follarte a un animal?
— Ya lo hice también, ayer.
Me rio ante la referencia.
— Brenda no juegues con esto.
— Preciosa —Douglas me llama, pero Levi y Brenda también voltean a verlo— Sube —y me abre la puerta del auto.
Ya se ha fumado todo su cigarro. Y parece notablemente normal. Me da mala espina.
— Ehm si claro, Dou. —miro a Brenda, que también se sorprende de la gentileza de mi novio— ¿Brenda, vienes conmigo?
— No, paso —Brenda mira a Douglas— ¿Viste que besé a tu novia?
Miro a Brenda mal.
Douglas sujeta la puerta con más fuerza— Si.
— ¿Y no dirás nada?
— A ti no. Solo le recordaré a mi preciosa un par de cosas.
Brenda me mira, y me hace una seña rara con la mano. Levi me mira un poco, y luego pone una cara de miedo. ¿Qué les ocurre?
Camino y subo al auto.
— Brenda, Cali regresará más tarde mañana. Así que no tomará el vuelo temprano.
Douglas no dice nada más, y sube. Su respiración se vuelve pesada, salimos de allí.
— Douglas, no me gustan las escenas de celos. Así que si me vas a decir algo, dilo y acaba conmigo de una vez.
— No te diré absolutamente nada, solo te recordaré a quien perteneces, Calipso. Tu cuerpo me va a reconocer siempre.
Me quedo callada, y un poco caliente con tales palabras.
— Ahora quítate las bragas y súbete en mi —me ordena.
El alcohol que tengo no me hace pensar lo que hago, miro de reojo la carretera, solitaria. Mis bragas salen, y yo paso una pierna por encima de mi hombre, su verga ya está lista y dura para mi.
— Enséñame de quien eres, Calipso —acelera un poco, pues siento el cambio de velocidad— Recuérdate tu sola quien es Douglas Kingston para ti, preciosa.
Mis manos viajan a su pantalón, que con mucho cuidado, con el corazón acelerado y la calentura subiendo le quito. Paseo mi mano tocándolo, y el solo mira la carretera. La velocidad, la noche, el alcohol y un Douglas enojado es todo lo que quiero para calentarme.
Le escupo sin preámbulos, y lo monto. Su verga entra en seco en mi, y un dolor inminente recorre mi sexo, pero no me detengo. Empiezo a moverme con pequeños circulos y pequeños saltos. Mi sexo palpita porque quiere dureza, dureza que Douglas no puede darme ahora mismo.
— Follame —le susurro— Detén el auto y follame.
Douglas no me responde, pues aún está molesto por lo del beso. Empiezo a brincar más, quiero mas.
— Douglas, por favor.
Douglas frena de golpe, haciendo que la gravedad me lleve hacia delante, pero Douglas me detiene por la espalda. Abre la puerta del copiloto y baja, yo termino sentada en su lugar.
— Abre las putas piernas, Calipso — me ordena serio— Tócate
La oscuridad no me permite verlo, los faros del auto me ayudan un poco. Abro las piernas sin vacilar, quiero que el quiera tocarme. Me chupo los dedos de mi mano, y los llevo a mi punto, que comienzo a acariciar.
— ¿Qué quieres?
— Que seas tu el que me folle, Douglas — mi voz sale llorosa— Te quiero a ti, joder.
— Me gusta que mis pertenencias sepan y conozcan perfectamente al dueño —me dice sacándose la verga— No me gusta que alguien que no sea yo las toque como yo lo hago. Si, soy celoso como un maldito psicópata si se trata de algo que es mío.
Mis dedos comienzan a moverse más rápido, pues este hombre me calienta mucho.
— Douglas, por favor.
— Date cuenta que si quería a alguien diferente, ya no puedes irte. Te vas a casar con un Kingston que te va a complacer tanto como una reina y en la intimidad tanto una puta ninfómana.
— ¿Me estás pidiendo matrimonio? — Dejo de mover mis dedos
— Prepárate, preciosa.
Douglas me sube un en su pecho, y me saca del auto. Me recarga en su auto, de tal forma que mi espalda escotada toca el frio auto, y su verga acaricia mi entrada. De una estocada profunda acaba entrando, y el sudor en mi frente desaparece por la fría brisa.
— Dou...
Arremete con fuerza, haciendo que un nudo se forme. Me ve directamente a los ojos, y jamás pensé que me sentiría así con alguien. Como si tuviéramos una gran conexión. Conexión por la vagina, pero al final es lo mismo.
— Douglas, dime Douglas — repite molesto— ¿Como. putas. me. llamo?
Con cada palabra, toca mi fondo. Con cada palabra arremete con fuerza. Y justo cuando quiero responder, empieza a embestirme rápido.
— Dou-Dou-Douglas —tartamudeó por las embestidas que aumentan de velocidad y potencia.
— Repite. Mi. Puto. Nombre —ordena mientras baja su mano a mi punto, y lo masajea de una manera salvaje, haciendo que mi estómago retenga algo.
— ¡Douglas! ¡Eres el puto rey Douglas!
Suelta un gruñido, y sigue follandome como me ha enseñado estos días. Su frente sudorosa, sus manos mojadas, y yo a punto de llegar de nuevo a mi punto más alto.
En la oscuridad atacan los monstruos, pero nadie me dijo con que tipo de espada era. Douglas, mi Rey me está atacando con todo lo que puede, sin importarle que estamos en medio de una carretera en Hawái.
— Douglas —digo su nombre cuando llego a mi final, araño su espalda al ver que planea darme más batalla.
— Mi puta preciosa nunca se debe cansar de mi. Abre esas putas piernas, y no intentes cerrarlas de nuevo —me ordena— Quiero llenarte de mi, y que te quede claro quien debe tocarte y besarte de ahora en adelante, Calipso.
ESTÁS LEYENDO
Religiosa +18 © [Completa✔️]
Short StoryCali tenía un gran miedo, por el cual nunca buscó tener una relación sentimental con nadie. Hasta que conoce a un hombre por internet, con el cual lleva un año y seis meses de relación. Cali no quería conocerlo. Cali no quería verlo. Cali no quería...