Magville, 1998
-Está embarazada-le dijo Charlotte con el semblante preocupado, soltando una gran bocanada de aire y revolviéndose el pelo, nerviosa.
Unos días antes Eylim les había contado cómo había llegado hasta allí, huyendo de una banda de salvajes que habían asesinado a todos los suyos, incluyendo a su esposo. Sólo ella pudo escapar del asalto, pero era consciente de que la perseguirían hasta encontrarla. Unas habilidades como las suyas no eran fáciles de ocultar, y ahora que sabía que estaba esperando un hijo, se había encerrado en el cuarto desde la noche anterior y se negaba a salir. Conocía cual sería el futuro de ese bebé que ni siquiera había nacido aun, y no quería algo así.
Henry caminó en círculos por la estancia intentando procesar semejante noticia y se detuvo justo en frente de la puerta de la habitación. Desde el interior se escuchaban los sollozos de la joven y eso le partió el corazón. Tocó con los nudillos varias veces la vieja madera, pero ella no abrió, aun así, pudo sentir su presencia justo al otro lado, tras la puerta, así que se limitó a hablarle:
-Escúchame bien Eylim, nada malo va a sucederles, ni a ti, ni a ese niño que llevas dentro. No estás sola, tienes a Charlotte, y me tienes a mí. Nadie va a hacerles daño si yo puedo evitarlo. Nadie.
Entonces la puerta se abrió y pudo contemplar el hermoso rostro de la chica bañado en lágrimas. Le sostuvo la mirada durante unos segundos intentando controlar el inmenso deseo que sentía de abrazarla, hasta que ella lo sorprendió dirigiéndole la palabra por primera vez desde su llegada:
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
***
Magville, 2019Ese fin de semana fue agotador para Louis. No logró seguir esquivando a Naila y se vio obligado a reunirse con todos en La Estrella. El club era un local pequeño, pero con una decoración bastante lujosa y moderna que pertenecía a la familia de Arnold. Cuando llegó, el lugar estaba abarrotado de gente que bailaba y bebía, y tardó unos segundos en localizar a sus amigos al otro lado de la estancia. Tuvo que atravesar la pista de baile para acercarse a ellos.
Arnold y Oksana se abrazaban más acaramelados que nunca, cosa que no le extrañó. Naila y Karl lo esperaban sentados en los taburetes del bar. Ninguno de los dos bebía. Le esperaba una buena.
-Creo que hay algo que debes contarnos-dijo Naila pestañeando velozmente con gesto inocente aprovechando que Arnold se había llevado a Oksana a bailar.
Louis bajó la vista y maldijo para sus adentros. Incluso Naila se había dado cuenta. Miró disimuladamente a Karl y se tropezó con un amigo cruzado de brazos esperando respuesta.
-Vale, sí pasa algo. Pero no quiero que lo malinterpreten-aclaró señalando a Naila con el dedo índice-especialmente tú.
-¿Se trata de una chica?-preguntó ella, expectante, mientras tomaba un refresco.
-Sí, per...
-¡Lo sabía!-exclamó Naila saltando en el asiento y aplaudiendo-¿Has visto Karl, como sí tenía razón?-dijo mientras zarandeaba a su novio que parecía ni haberse inmutado.-Louis, me he pasado toda la semana comentándole a Karl que algo te pasaba, que quizás era por una chica. Y él decía que no, y yo que sí...y ahí volvía él de obstinado que no y yo que sí, que algo sucedía, y mira...resulta que era verdad-terminó satisfecha.
-Naila, ¿me dejas terminar?-pidió Louis aprovechando que la muchacha se tomaba un par de segundos para respirar.
-Como quieras, pero hazle constar a este testarudo que yo tenía razón-dijo refiriéndose a Karl mientras este ponía los ojos en blanco. Louis solo pudo sonreír.
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Perder el control
FantasyEnamorarse es fácil, lo verdaderamente difícil es no perder el control.