Asesinato

417 27 0
                                    

Estaban en la sala de entrenamiento, Alec enseñándole a Magnus algunos trucos, cómo leer los movimientos del adversario para saber cuando te va a atacar, y cómo esquivar esos ataques.

Magnus al principio había tratado de coquetear con Alec, pero cuando vio que no respondía y que estaba muy concentrado, decidió concentrarse y hacer que el tiempo de su novio valiera la pena.

Y es que esa era la cosa con Magnus: cuando quería distraerse, hasta el color del aire era buen tema de conversación, pero cuando en serio se enfocaba no había quién lo distrajera.

Todo iba bien, hasta que Magnus se distrajo con el trasero de su novio, y un búmeran le rozó el brazo, haciéndolo sisear del dolor, y volvió a la realidad para ver que uno de sus brazos tenía un pequeño corte, pero nada muy grave; así que rápidamente lo curó con magia.

Pero Alec no parecía pensar lo mismo.

-¡Magnus! Raziel, perdón, perdón, perdón. No fue mi intención, te juro por el Ángel...

-¡Alexander! Estoy bien, tranquilo. Sólo fue un pequeño corte, pero ya está- dijo mostrándole su brazo ahora sano- ¿Ves? No hay nada de qué preocuparse.

-Pe-pero si te hu-hubiera pasado algo más, se-sería mi culpa. Y-Yo...- no pudo decir nada más porque Magnus cortó sus tartamudeos con un beso.

-No pasó nada, pequeño- dijo, acariciando su mejilla, y viendo como su novio se derretía con el toque.

 -Ahora, todo este entrenamiento me dio hambre, así que a menos que quieras ofrecerte como voluntario, busquemos algo de comer- Alec se sonrojó y balbuceó un par de sílabas, antes de pegarle ligeramente en el brazo y arrastrarlo fuera de la sala de entrenamiento.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

Magnus estaba solo en el loft.

Después de salir a comer con su nefilim, sus cuñados y sus parejas, todos los nefilim se habían ido a cazar. Alec había rechazado su ayuda y Magnus creía saber porqué, pero había prometido que volvería después de la cacería. Así que ahí estaba, esperando que llegara, con su gato como única compañía.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de sus cavilaciones, y fue a abrir ya sabiendo quién era. Y efectivamente ahí estaba Alec, en terribles condiciones, siendo sostenido por sus hermanos.

El equipo de combate rasgado, moretes por todo el cuerpo y sangre seca en varios lados.

-Magnus... Estoy bien...- acto seguido se desmayó en los brazos de un preocupado Magnus.

-¡Alexander!¿Qué sucedió?- exigió a sus cuñados.

-Nos atacó un demonio con un aguijón, y Alec se lo cortó mientras nosotros lo matábamos, pero para eso tuvo que dejarse inyectar de veneno.

-¿En qué parte del cuerpo fue?

-En el vientre- Magnus chasqueó los dedos y apareció su teléfono. Rápidamente lo desbloqueó y se lo entregó a Izzy.

-Isabelle, busca el contacto de Blue, márcale y pídele ayuda. Teñido, ayúdame a cargar a tu hermano. ¿Qué clase de demonio fue?

-Un Ape- en eso se escuchó el sonido de un portal siendo abierto. Acto seguido, una bruja de piel azul salió de ahí, e Izzy entendió el nombre del contacto.

-¿Qué sucede, Magnus?- al voltear vio a una nefilim con la ropa rota - Alec...- se apresuró al cuarto, donde encontró a Magnus con un nefilim rubio, y un pelinegro semidesnudo y desangrándose en la cama. Magnus levantó la cabeza, y Cat vio que estaba a punto de llorar.

-Cat, por favor ayúdalo.

||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

El loft estaba sólo de nuevo. Todos se habían ido hacía media hora, dejando únicamente al dueño con su pareja.

Magnus estaba muy cansado. Le había ayudado a Cat a retirar el veneno, aunque ella dijo que una ligerísima parte ya estaba en el torrente sanguíneo, así que Magnus necesitaba estar al pendiente de cualquier reacción. Y eso había estado haciendo, pero no pudo evitar que el sueño lo venciera, y se durmió abrazado al nefilim.

Cerca de las 3 de la mañana, el cuerpo de Alec se empezó a calentar y a  remover entre sus brazos. Magnus inmediatamente abrió los ojos,y con un chasquido encendió la lámpara. Descubrió que seguía dormido, pero había empezado a murmurar, inquieto.

Una pesadilla.

Magnus supuso que esos eran los efectos del veneno, y al usar su magia para ver lo que soñaba el nefilim, su corazón se rompió.

"Estaban caminando por la calle, tomados de la mano y platicando alegremente, pero al dar la vuelta en un callejón un demonio les bloqueó su camino.

 Inmediatamente ambos empezaron a luchar, pero el demonio era muy rápido y esquivaba las flechas y la magia como si fuera un juego.

 Alec decidió que usaría su cuchillo serafín, y justo cuando se lo iba a clavar, el demonio lo esquivó, resultando en Magnus con un cuchillo serafín clavado hasta el mango en su pecho.

Magnus lanzó un último conjuro que ralentizó al demonio, y después cayó de rodillas, sangre emanando de su boca.

-¡MAGNUS!- Alec se acercó rápidamente, y sacó el cuchillo, pero ya ni la magia de Magnus lo podía curar.

-Alexander... Yo te amé...y mira cómo me pagaste... Matándome...

-Magnus, no fue mi intención. Perdóname, por favor...- suplicó el nefilim...

-No, Alexander. Me asesinaste, y te tocará vivir con eso el resto de tu existencia...- dijo el brujo, y después exhaló su último suspiro.

-¡NOOOO! No te mueras, por favor... Te amo... No me dejes...- sacó el cuchillo del cuerpo inerte, mató al demonio, y después lo dirigió a su pecho.-Voy contigo, amor.."

-¡No!- gritó el brujo, y salió del sueño de su amado justo a tiempo para ver como el cuchillo que el nefilim mantenía debajo de la cama se dirigía a su pecho, igual que en el sueño.

Con un chasquido, el cuchillo apareció en la sala, y con el susto de haber perdido su arma, el nefilim despertó.

-¿Magnus...? Pero... yo te maté...

-No bebé... Fue una pesadilla, producto del accidente y del veneno del demonio que te inyectó...

-¿Entonces eres real?

-Sí, mi amor- con esa confirmación, Alec se tiró a sus brazos llorando. Cuando se calmó, Magnus decidió abordar el tema.

-Alexander, hay un par de cosas que si me preocupan...La primera es ¿en qué mundo yo te culparía por un accidente? - Alec frunció el ceño - Sí, amor. Vi tu pesadilla y lo que sucedió... Y ni siquiera en el sueño tuviste la culpa. Sabes que pelear con demonios implica sacrificios. Si algo así sucediera, yo jamás te culparía...

-¿En serio?

-Sí, amor... Sobre lo otro...No lo quería mencionar, pero ya vi que es necesario... Alexander, si tu te preocupaste cuando viste el accidente, que fue mínimo y rápidamente lo curé ¿cómo crees que me siento yo cuando no me dices que vienes herido, pero después quedas inconsciente en mis brazos? Sé que eres un nefilim y que esas cosas pasan, pero necesito que confíes más en mí. Amor, somos pareja. Si no confiamos en el otro ¿en quién se supone que confiemos?- Alec inclinó su cabeza.

-Lo siento, Maggs.

-Como dije, no pasa nada. Sólo necesito que me prometas que cuidarás mejor de ti, y que me dirás si pasa algo.

-Lo prometo.

Pesadillas- MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora