† El Director Pakorn †

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Al poco tiempo de que llegué a este lugar, me volví cercano al Director Tul. De inmediato depositó su confianza en mí, y desde el primer momento supe que él veía en mi eso que nadie más podía.

Su labor como Director Espiritual, en parte es ayudarnos con nuestra fe, con nuestras crisis, ayudarnos a volver al camino cuando sentimos que lo estamos perdiendo, pero él siempre supo que yo lo había perdido hace mucho y nunca intentó hacerme encontrarlo de nuevo.

Tul Pakorn era uno de los hombres más hermosos que he visto en mi vida, alto, esbelto, una espalda ancha, unos labios carnosos, una mirada profunda, un cabello sedoso, una piel tersa, unas curvas perfectas, el solo pensar en él hace que todo dentro de mi se remueva.

Después de haberle confesado los motivos por los cuales me encontraba en ese lugar, jamás volvió a intentar cambiar mi punto de vista, se volvió un confidente a quien podía decirle todo lo que hacía sin ningún remordimiento, el sabia de todas y cada una de mis aventuras y la condición de dejarme hacer lo que yo quisiera era que tenía que contarle cada detalle de mis encuentros sexuales con los chicos.

Y así lo hacía, nos veíamos en el confesionario y ahí escuchaba todas mis perversidades, escuchaba como les mamaba la polla a mis compañeros y como me hacían gritar de placer en el altar, o como se comían mi culo haciéndome delirar bajo la mirada de los santos expuestos en las capillas.

-¿Kavin? -Su voz sonaba fría y seca al otro lado del confesionario.

-¿Sí Tul? -Cuando estábamos solos, solo éramos Kavin y Tul, sin honoríficos, sin falsedades, sin necesidad de fingir nada.

-¿Qué sentiste cuando M.J te cogió en el altar?

Su pregunta me descolocó un poco.

-Todo, sentí todo... jamás había hecho algo así y fue lo mejor hasta ahora, me sentí observado, me sentí sucio, me sentí enfermo, pero se sentía tan bien, tan jodidamente bien... ¿Necesitas que te ayude con eso?

Escuchaba como Tul se masturbaba, claramente los sonidos de su manos frotando su miembro podía identificarlos.

Él y yo nunca habíamos tenido nada físico, solo eran pláticas, que a veces estimulaban más que los actos.

El no dijo nada, el silencio era ensordecedor.

Entre sigilosamente al otro lado del confesionario, él tenía la cabeza echada hacia atrás y su miembro de fuera, con una mano se masturbaba y con la otra apretaba con fuerza el crucifijo que colgaba sobre su pecho.

Me arrodille frente a él y sustituí su mano por mi boca, cuando quiso decir algo, con una mano tapé sus labios para que no hablara, para que no hiciera ningún ruido.

Su cuerpo se puso lacio, y su cabeza siguió recargada hacia atrás, su respiración era agitada.

Su polla en mi boca se sentía diferente a todas las demás, se sentía prohibida, y eso me tenia mas excitado que lo normal, me excitaba ver como se aferraba al crucifijo que yacía sobre su pecho, como arrepintiéndose de lo mal que pudiera sentirse por lo bien que se siente lo que estamos haciendo.

Sin dejar de masturbarlo me puse de pie y me acerque a su oído -Sé que Max siempre es quien te coge a ti... ¿Alguna vez tú has cogido a alguien? -Él negó jadeante.

-Quiero ser el primero entonces.

El solo abrió los ojos grandes, bajó su pantalón con su ropa interior, tenía cara de asustado pero no hacía nada por detenerme.

Yo bajé mi pantalón y mi ropa interior y subí mi sotana, me subí a horcajadas sobre él, centré su miembro contra mi entrada y lentamente me fui enterrando en él.

El estuvo a punto de gritar y yo por callarlo tomé su boca con la mía.

En ese momento sentí que casi me corría, el Director Tul siempre fue inalcanzable para mi, a pesar de ser mi confidente, él era intocable, era del Rector.

Si el paraíso tuviera sabor, sería el de la boca de Tul Pakorn, su saliva era tan tibia, su lengua tan juguetona, tan experta.

Comencé a dar saltitos en su polla, el rodeo mi cintura con ambos brazos apretándome con fuerza hundiendo su cara en mi cuello soltando gemidos bajos, acercó su boca a mi oído -Mierda Kavin, voy a correrme justo ahora dentro de ti y lo voy a disfrutar tanto.

Al decirme esto sentí que el orgasmo recorrió cada centímetro de mi cuerpo, mordí su cuello con fuerza para no gritar, había más personas en la capilla, no se cuántas ni dónde estaban, pero había más, y eso lo hacía aún más excitante.

Sentí como sus gemidos morían en mi oído, como daba las últimas embestidas con fuerza para terminar de derramar su esencia dentro de mi, mi sotana se llenó de mi semen por dentro, era un orgasmo que sin duda jamás olvidaría, tan prohibido, tan deseado, y con él... con mi persona favorita, con la única persona que sabía todo de mi y no me juzgaba.

-¿Y ahora que voy a hacer Kavin? -Preguntó temeroso.

Me bajé de él y subí mi ropa, me acicale y él hizo lo mismo, con miedo asome mi cabeza y vi que nadie estuviera mirando en esta dirección, y salí, corriendo de ahí.

HOMINUM  [Kavin - F4] {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora