atrapados en el armario •knowmin•

XI - discusiones y cupidos

El lunes había llegado y Seungmin debía enfrentarse a su encuentro con Minho.

Para su buena suerte su grupo de amigos y algunos compañeros lo saludaron igual que siempre, o sea que Minho y Hyunjin habían cumplido su promesa de no hablar del tema con nadie.

Al entrar a su salón, se topó con la presencia de Lee, el tan solo verlo le provocó una mezcla de irritación y timidez. Desviando la mirada, Seungmin caminó hasta su asiento justo cuando el profesor llegaba listo para comenzar el día.

Durante el transcurso de la clase, el pelirrojo no hacía otra cosa que pensar en Minho.

«Estúpido, deja de pensar en él, mejor piensa en cosas hermosas como gatitos, Stray Kids, Lee Know sin camisa...»

Sin embargo, ni siquiera eso ayudaba. Pronto la imagen de Minho llegaba a su mente. Y eso lo estaba poniendo de mal humor.

Escuchó una serie de suspiros detrás de él y no pudo evitar enojarse.

—¡PUEDES DEJAR DE HACER ESE RUIDO INSOPORTABLE!

—¿Qué? ¿Acaso respirar está prohibido?

Joder, en buen momento se le ocurrió al profesor cambiar de asiento a Minho y ponerlo justo detrás de Seungmin.

—¡Lo que debería estar prohibido es tu existencia!

—¡Idiota!

—¡Lee, Kim, una palabra más y los mando a detención!

Advirtió el profesor, Minho y Seungmin se quedaron callados, pero aún molestos.

El resto de la clase pasó para dar inicio al primer descanso.

Seungmin, Felix, Jisung y Jeongin se reunieron en una de las mesas de la cafetería. Cada uno tenía una bandeja con su respectivo desayuno. Los tres amigos conversaban mientras Seungmin jugaba con su ensalada sin prestar atención a la plática. Felix notó el distanciamiento de su mejor amigo, pero antes de poder preguntar una catástrofe había ocurrido.

—¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡¿ACASO QUIERES QUE TE MATE?!

Seungmin tenía el cabello mojado por el refresco que Minho había derramado sobre él. Lee y su grupo de amigos solo se burlaron del pelirrojo.

—Ay, miren, parece que la reinita está en sus días.

Lleno de ira se puso de pie y dio un fuerte puñetazo a la cara de Minho. Éste se tambaleó y tocó donde el más bajo había golpeado, la mandíbula le dolía como el infierno. Minho se acercó peligrosamente a Seungmin, agachándose hasta quedar a centímetros de su rostro y lo miró con furia. Seungmin le sostuvo la mirada.

—¡Déjense de pendejadas, y ya bésense!

La gente que se había quedado en silencio ante la espera de una pelea pronto comenzó a reírse de lo dicho por Hyunjin, e hicieron burla a los dos chicos protagonistas.

—¡Los que pelean se aman, dice la biblia! —Se unió Kevin al desmadre. Y con ello otros chicos más se unieron a la burla masiva.

Antes de que Lee siquiera pudiera pensar en hacer cualquier movimiento, Changbin apareció, sujetando al pelirrojo y empujando ligeramente a Minho hacia atrás. Lo que hizo a Minho enojarse más.

—¡Minho y Seungmin, a la oficina del director, ahora! —El prefecto del instituto, el profesor Minhyuk, llamó a Seungmin y Minho, y éstos, de mala gana acudieron al lugar indicado.

Ahora, Minho, Seungmin y Hyunjin tendrían que lavar los baños de la escuela durante dos semanas, ya que el director no podía expulsar a su sobrino ni a uno de sus mejores alumnos, decidió darles un castigo. Y con respecto a Hyunjin, que también salió afectado por utilizar un lenguaje inapropiado dentro del instituto, su padre siempre era feliz de ver a Hwang siendo reprendido.

Los tres jóvenes se encontraban aseando los sanitarios para hombres, Minho trapeaba, Seungmin limpiaba los lavabos y Hyunjin tallaba los inodoros. Cuando el suministro de jabón se terminó, los chicos mandaron al castaño por más detergente, cuando él se opuso, los otros dos le recriminaron que toda la situación era culpa suya. Minho se fue molesto.

Pasaron algunos minutos y Minho no regresaba, desesperado y enojado, Seungmin fue a buscarlo. Cuando se quedó solo, a Hyunjin se le ocurrió la idea perfecta.

Minho buscaba dentro del cuarto de limpieza el dichoso detergente pero no veía nada.

—¿Tan difícil es encontrar una bolsa de jabón en polvo? —Seungmin habló desde el marco de la puerta del cuarto de intendencia. Minho se giró irritado.

—Pues si tanto te urge, búscalo tú.

Seungmin no se molestó en mirarlo. Se adentró junto a Minho en el pequeño cuarto. Cuando el pelirrojo se agachó, el mayor no pudo evitar bajar su mirada al trasero de éste. Pero el sonido de la puerta cerrándose lo hizo voltear hacia ella. Seungmin se levantó con rapidez e intentó salir del cuarto. La puerta estaba cerrada con llave.

Del otro lado de la puerta, Hyunjin guardaba las llaves dentro de su bolsillo. Y les habló a sus amigos desde afuera.

—Me lo agradecerán luego.

Como respuesta recibió unos golpes en la puerta y amenazas en cortesía de Seungmin. Se alejó del lugar con una sonrisa. Es que él debería ser el mejor cupido de la era.

«Lo hiciste bien Hwang, lo hiciste bien.»