· C u a r e n t a ·

66.2K 6K 2.6K
                                    

—Sube a por ese niño, que todavía perdéis el taxi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sube a por ese niño, que todavía perdéis el taxi.

Me acerqué un poco más a la Nonna. Estábamos solas en la cocina, empacando unos bocadillos que se había empeñado en prepararnos para llevar a la excursión a Roma mientras yo miraba por la ventana a ver si el taxi aparecía de una vez.

Como era de esperar, había vuelto a hacer magia con mis habilidades de búsqueda para turistas. Encontré una página de taxis que te dejaba pedir para más de tres personas. Nosotros conseguimos reservar uno para los cinco que nos recogiese en la casa. Después pararíamos en la de Chiara, donde ya estaba Angelo esperando, y de ahí nos llevaría a Roma.

Al ser tantos nos salía parecido a tomar un autobús, pero muchísimo más cómodo porque pararíamos en la puerta del hotel.

Isabella también estaba lista, pero había salido al jardín para hablar con sus padres antes del viaje, y yo ayudaba a la Nonna con los bocadillos.

—Seguro que no tarda en bajar, no te preocupes.

Fui a tomar un cuchillo, pero ella me dio un fuerte manotazo, provocando que se me cayera y rebotara en la encimera, haciendo ruido. La miré asustado. ¿No tenía miedo a que me cortase?

—Esta es una de las últimas veces que cocinaré para ti, ragazza. ¡Déjame preparar esto!

Despacio una pequeña sonrisa asomó en mis labios, mientras ella fruncía el ceño y apartaba el cuchillo de mi lado.

—No te preocupes, Nonna. Intentaré volver el verano que viene... si tú me dejas.

Estaba a punto de cortar un trozo de pan cuando el cuchillo se quedó quieto sobre el pico duro. Lo bajó despacio para dejarlo sobre la encimera, mientras se volvía hacia mí. Ya no fruncía el ceño y sus ojos tenían un tono de amabilidad propio de ella.

Podía ser muy recta y la que más mandaba en aquella enorme casa, pero también era cariñosa y se preocupaba demasiado por todos.

Sentí un pequeño escalofrío cuando sus dedos rozaron los míos al atraparlos, pero de los buenos. La Nonna apretó mis manos con fuerza. Podía notar lo arrugadas y callosas que estaban, pero también el gran cariño que transmitía con su agarre.

—Podrás volver aquí tantos veranos como quieras, ragazza. Esté o no esté yo aquí.

Mi sonrisa decayó un poco, y aunque me maravillaba su hospitalidad estuve a punto de decirle que ella estaría muchísimos veranos más. Puede que las cosas con Jax no funcionasen, pero mi tía y Tony parecían tener la relación yendo a las mil maravillas. De alguna forma volvería aquí, lo sabía.

Pero antes de que me diese tiempo a decir nada, la Nonna tiró nuevamente de mí, esta vez acercándome por completo. Me rodeó en un abrazo fuerte que casi me deja sin respiración. Con lo delgada que estaba, ¿de dónde sacaba aquella energía?

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora