Anticipación Síntomas

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El siguiente martes el traje de kevlar lo sofocaba. Mordió ligeramente su guante y lo saco. Con sus dedos desnudos alejó el sudor de su frente y se dejó caer al borde del edificio.

- ¿Robin? -

Robin gruñó. Estaba irritado, todo lo estaba poniendo furioso y de mal humor. Malditos incompetentes.

- err - fue toda su respuesta. El alfa rodo los ojos y se acercó invadiendo su espacio desde su costado, olfateando el aire a su alrededor.

Aquello lo indignó y avergonzo a partes iguales.

- Maldito Zombi, deja que olfatear cada que me encuentras -

Red Hood gruñó divertido. Después de recolectar telas suaves el sábado y repartir una a cada miembro de la familia para marcarla con su aroma, listas para su futuro nido omega, Jason se había marchado. Pero en la ruta de patrulla de Red Hood solía toparse con Robin y en cada oportunidad, lo olfateo.

Robin rugió. Poniéndose de pie sintió una punzada en su vientre.

Bufo. Esto era normal. Siguió caminando hasta llegar a su moto y volver a la cueva. Arrojando el casco dejando a su nariz respirar con libertad.

Un aroma cálido le llegó a las fosas nasales, giró instantáneamente hasta fijar sus ojos en el pequeño plato junto a Drake.

Tim había llegado algún tiempo antes e inmediatamente se sentó a cerrar un caso. Solicitando un pequeño pastel a Alfred, suave y cremoso, con un trozo de fresa encima.

A Damián se le hizo agua la boca, imaginándose el sabor y suavidad del pan, ronroneo. El rubor cubrió sus mejillas cuando se dio cuenta de su ronroneo instintivo y muy notorio.

Los ojos de Tim se abrieron y detuvo sus dedos por un momento sobre el teclado. Un solo segundo, permaneció quieto y se guardo cualquier comentario para continuar trabajando como si no pasara nada. 

Damián paso saliva con incomodidad, sin hacer comentarios, dejo su traje y dio un breve saludo

- Drake -

- Damián - Tim contestó sin voltear.

El futuro omega se escabullo por las escaleras con un solo objetivo.

Pastel.

Ser omega incluía buscar alimentos dulces para ese pequeño peso extra que su cuerpo requeriría en caso de criar cachorros. No, aún no quería cachorros ni tenía ese instinto maternal, él era un asesino cruel y despiadado, se repitió.

Se mordió un poco la mejilla y decidió ceder, un poco de pastel no lo haría subir se peso, modificaría su rutina de ejercicio para quemar estas calorías extras.

Con un asentimiento Alfred le entregó una rebanada de pastel que inmediatamente atacó con un tenedor.

- Exquisito, Pennyworth -

Por el rabillo del ojo, Alfred lo observó enlistando en sus pensamientos incluir postres dulces pero saludables para el futuro omega.

- Es un gusto que alguien a parte del joven Timothy disfrute mis creaciones -

Damián bufo sirviéndose un poco de té.  - Todo el mundo disfruta tus postres - 

Tres horas después en lo cálido de sus sábanas, un calambre lo despertó. Incómodo giró sobre la cama. Los ojos de Ace brillaron en la oscuridad.

Damián se sentó observando el reloj marcando las cinco treinta de la mañana. Malditos cólicos. Según la Dra. Thompkins estos irían en aumento hasta llegado el primer celo. Una vez ahí, sólo los viviría durante los celos que no compartiera con un alfa.

Como ser el perfecto OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora