-End

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Absolutamente nada...

Así veía en este momento, no veía nada
Todo estaba oscuro sin un solo rastro de alguna persona o cosa ¿Que diablos había pasado? No lo recuerdo con claridad...

Recuerdo haber despertado para jugar el siguiente juego, recuerdo sangre y recuerdo lágrimas... lágrimas que no eran mías pero si de alguien más ¿De quién podrían ser?



Sentí gotas caer directo en mi cara, estaba lloviendo pero ¿En donde estaba?
Abrí los ojos y sentí una delicada tela sobre mis ojos que lentamente quité, lo primero que vi fue a Gi hun inconciente.

¿Que era lo que había pasado?

Sentía ardor y dolor por todo mi cuerpo

Quería voltear al otro lado encontré un hombre que me miraba con curiosidad.
Escuché jadeos a mi lado y vi a Sae ahí, ella estaba bien y eso me llenaba de completa tranquilidad.

—Cree en Jesús —dijo aquel hombre que me miraba anteriormente.

¿Que?

Algo se me estaba enterrando.

El maldito dinero...
Una tarjeta que me lastimaba la costilla es lo que había encontrado entre mi ropa.

Gi hun había sacado una tarjeta de su boca y Sae la tenía entre su brazo.

Gi hun había sacado una tarjeta de su boca y Sae la tenía entre su brazo

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Gi hun había desaparecido de mi vista hace unas horas.

Sae y yo fuimos a sentarnos a un parque que estaba cerca de ahí.

—No recuerdo absolutamente nada —dije— solo recuerdo que habíamos jugado el último juego pero de ahí no recuerdo absolutamente nada...

Ella guardo silencio unos segundos

—Terminamos el juego y estabas muy lastimada, iban a llevarnos hacia un auto pero... antes de poder llegar te desmayaste— otra gran silencio se formó— estaba tan preocupada, pensé que algo malo te había sucedido —no se en que momento Sae me había envuelto entre sus brazos—tenias bastantes heridas y ellos solo te cargaron y llevaron hacia el carro, no quería despegarme de ti —la escuchaba sollozar mientras hablaba en mi oído.

—Estoy aquí y estoy bien —le regrese el abrazo mientras sobaba lentamente su espalda

—Me alegra que estes conmigo

—¿Me acompañas a mi casa?

Ella solo asintió.

Le tome de la mano y nos dirigimos hacia mi casa, hace unos días no había visto a mis hermanos.

El barrio donde vivía no estaba tan lejos de donde estábamos así que nos dirigimos hacia allá

—Mañana iremos por tu hermano ¿si?

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