Que fastidio

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Extrañamente se sentía feliz, sus padres lo habían apoyado en su totalidad, e incluso al otro día fueron a llevarlo al hospital, en dónde ya estaba siendo monitoreado por ni más ni menos que su tía tsunade, quién le había dicho que sólo tenía cuatro semanas y medias, casi cinco.

Estaba en un punto que ni siquiera le importaba que pensara el Hyuga, así que con bastante tranquilidad tomó su mochila, está semana sólo sería de exámenes y no por nada era el más inteligente de la clase.

Al llegar la hora de almuerzo no contaba con mucha hambre, el revoloteo de su estómago y la ansiedad de tener que contarle a Neji que sería padre sólo le provocaban náuseas. Aunque fue muy fácil para él contarle a Ino y a Chouji, pues ellos se lo tomaron con bastante calma y era algo que en el fondo agradecía. Aunque la yamakaka casi mata al Hyuga al verlo entrar al salón, alegando que esté había tomado el tesorito de su niño. Porque si, para Ino, Shikamaru y Chouji eran sus pequeños bebés.

Cuando por fin el Hyuga estaba sólo, Shikamaru se alejó de el par de sonsos yendo en dirección a la mesa del pelicastaño, este sólo lo miró extrañado.

—El mismo disgusto que sientes al verme, es el mismo que yo siento contigo —Shikamaru estaba relajado, aunque por dentro moría de nervios. —Seré breve y directo —como ya sabían, el Nara no era alguien de rodeos. —Fiesta en tú casa, hace mes y medio, nos acostamos y ahora hay un bebé en medio.

—¿Qué? —Neji estaba desconcertado, no quería creer lo que había escuchado.

Ok, tal vez debería dejar de ser tan directo.

—Tú ya sabes, cuando una abejita pica una flor-

—¡Shikamaru! —este tembló al ser nombrado —se lo que pasa, no soy un niño, me refiero a ¿realmente estás esperando un bebé? ¿es mío?

—Diría que me ofende que preguntes si es tuyo o no, pero no, ojalá y ni se parezca a ti. Y si, es tuyo. Me parece bien si quieres participar en su vida y también me parece bien si no quieres.

Iba a levantarse de la mesa, pero la mano del Hyuga se lo impidió.

—Eso no es una buena respuesta —reprendió levemente al Nara. —¿Por qué me lo dices de esta forma?

—Aah ya sabes, no quiero que mi bebé crezca y pregunte ¿Dónde está papá? Y a mi me persiga la culpa por nunca haberte contando nada —se levantó de hombros, dando a entender que no le importaba mucho. —ya de ti depende que respuesta le daría, si que nació por obra y gracia o que viene a pasarte a buscar el fin de semana.

—¿Has enloquecido? No veré a mi hijo o hija sólo los fines de semana.

—¿Y que pretendes? ¿Que te lo deje desde que nazca? sería un fastidió menos, pero realmente quiero mucho a mi bollito —por primera vez había dejado a relucir su faceta tierna, esta que sólo salía cuando hablaba con su bebé, tal vez no tenía ni tres días de enterarse de su existencia, pero eso no quitaba el hecho de que amaba esa masa de carne con todo su ser.

—Deberíamos casarnos.

—¿¡Qué!?

Pasos para enamorar un vago |NejiShika|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora