Muy, muy fastidiado

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Neji estaba harto, pero harto en toda la extensión de la palabra. Al principio estaba muy feliz, pues hoy irían a monitorear al bollito y a enterarse de si era niño o niña. Hasta ahí todo bien, la mañana surgió con tranquilidad tocando el turno de ellos pasar a la sala de ecografías, y todo había sido perfecto pues iban a tener un pequeño varón, lloro al saberlo, aunque no le importaba que fuera su bebé si nacía sano. Bueno pero todo iba relativamente bien ¿entonces qué era eso que lo tenía tan fastidiado?

Bueno sería breve, SHIKAMARU.

Si, el Nara lo tenía harto, ya eran las cuatro de la tarde y no habían comido y no sólo eso, ni siquiera habían podido sentarse desde que salieron del hospital ¿y por qué? Bueno pues Shikamaru al enterarse de que su bollito era niño decidió comenzar a comprar cositas, y a cositas se refería a dejar su tarjeta de débito en cero. Maldita la hora en que le dijo al Nara que ya tenía empleo.

—Shikamaru —rogó por quinta vez en el día —ya estoy cansado —cargaba más de ocho bolsas y el sudor en su frente era muy notable.

—Ay Neji por favor, si parece que eres tú el embarazado —siguió caminando mientras sus ojos brillaban con cada ropita de bebé —yo no estoy tan cansado, pero podemos irnos a mi ca-

—¡Si, por favor! —ni siquiera lo dejo terminar cuando ya lo estaba arrastrando a la salida, dios vería la gloria cuando estuviera en la casa de los Nara con una rica comida de la señora Yoshino.

Al caer el anochecer prefiero quedarse a dormir en casa de los Nara como frecuentemente lo hacía en los cinco meses de embarazo de su Shika.

Yoshino y Shukaku lentamente se fueron adaptando a la presencia del Hyuga, viéndolo como uno más de la familia. Ellos querían mucho a Neji y siempre sus puertas estarían abiertas para el de orbes perla.

—Si me casará contigo rápidamente caería en la quiebra —se sentó en el piso de la habitación del Nara, este sólo fruncio el ceño.

—¿Y quién te dijo que quería casarme contigo? ¿Aparte lo dices por las cositas que compre para el bebé?

—¿¡Las cositas!? ¡Si casi te llevaste toda la tienda! —casi que lloro en silencio, pues cuando su padre se enteró de que iba a tener un hijo con tan sólo diecisiete años lo obligó a trabajar de inmediato, alegando que esa boca nueva no iba a comer aire. Pero todo su sueldo se iba en un sólo día, mejor anhelaba estar muerto, en sentido figurado obviamente.

—Bueno, pero tu hijo quería esas cositas —de un momento a otro se sintió cohibido y un tanto tímido.

—¿Qué? —quería reír, pero de la frustración.

—Ay ya, a la próxima me consigo un empleo y pago las cosas de mi bebé
—la timidez había abandonado su cuerpo para darle paso a la irritación. Eso sólo eran sus cambios drásticos de humor.

—Pero no quise decir eso-

—Buenas noches. —se acostó tomando sus mantas, el Hyuga ahora mismo no era de importancia.

Pasos para enamorar un vago |NejiShika|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora