Le correspondí al instante, y le agarre del cuello de la camisa, acercándole a mi.
Hizo que me tumbase en él sofá y se quitó la camisa de un tirón, me mordió el labio sensualmente y sus besos bajaron hacia mi mandíbula.
Paro de besarme y me miró a los ojos.
—No sabes el tiempo que llevo esperando para esto.— murmuró, y siguió esparciendo besos por mi mandíbula.
Bajo sus besos a mi cuello y succionó mi piel. Sabía que iba a dejar marca, pero en ese momento estaba tan caliente y le deseaba tanto, que no me importó en lo absoluto.
Sus manos viajaron al elástico de mi pantalón de chándal gris, y lo rozo con sus dedos.
Sus manos se posaron en mi abdomen y apretó mi cadera.
Sus besos bajaron a mi pecho e hizo un ademán para quitarme el top.
Baje mis manos al top, y él entendió la referencia, así que, sonrió y me quito el top.
Mis pezones le saludaron y él se relamió los labios, los atacó con lujuria y deseo.
Yo me mordía el labio intentando no gemir.
Su boca acogió mis pechos, y mientras mordía y chupaba uno, masajeaba al otro con la mano.
Pillo entre sus dientes mi pezon y sin poder evitarlo gemí.
Él gruñó en respuesta y me miró.
—Es el sonido más hermoso que he escuchado en mi puta vida.— gruñó con deseo.
Jadee y él siguió con lo suyo.
Jugó con los dos, pasando su boca a cada uno, chupando, apretando y mordiendo.
Sus labios pasaron por mi abdomen hasta llegar al elástico y subió, me miró a los ojos y yo sonreí con malicia.
Gire sobre él y acabe encima suya, bese sus labios con lujuria.
Le bese el cuello y succione como él hizo, iba a dejar marca, así que sonreí en mitad de aquello.
Y cuando yo iba a dirigirme a su pecho y abdomen definido, él me giró y acabó encima mía.
Su mano viajó a mi feminidad y yo jadee ante tal toque, tocó suavemente sobre el pantalón y yo gemí.
—Estoy deseando hacerte mía ahora mismo.
Dios, con esos comentarios iba a explotar.
Agarro el inicio de los pantalones chándal y los bajo, me dejo en bragas y siguió haciendo esos movimientos que me estaban volviendo loca.
Gemí y él, sin previo aviso, metió un dedo en mí, haciéndome gemir de placer.
Hacía círculos, volviéndome loca, haciéndome arquear la espalda.
—Vas a ser mi perdición, Leah.— le escuche decir. Dios, su voz estaba tan sexy.
Y justamente, en ese momento, cuando iba a suceder todo.
Tocaron el timbre.
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LA APUESTA// PRIMER LIBRO
Novela JuvenilLeah Morgan, castaña con ojos azules como el cielo. Axel Ross, pelinegro con ojos azules como el Mar. A ella le gusta leer y salir con sus amigas. A él le gusta jugar a la play y estar con sus amigos. A ella le gusta estar tranquila y ver los at...