El inútil

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La rabia me consumió, la impotencia me recorrió las venas y solo respire profundo para calmar las ansias de saber que no podría hacer nada para solucionar algo que ni siquiera tendría escapatoria.
Caí abatida al sofá, con un puñado de maldiciones que no podría decirle a nadie porque eso no ayudaría a calmar mi irá, y según el patético tipo eso me dejaría en evidencia de ser una maniática prepotente.

Recogí mi poca dignidad, mi rabia intacta y volví a levantarme. Observé mi reflejo en el espejo y me regocije con el recuerdo de haber ganado mejores batallas.

Ahora era solo un suspiro perdido, una plática fuera de contexto que se la dejaba a un hombre sin huevos. A él le hacía falta una cogida, a mí unos pocos billetes que él no tenía.

Doblegue por completo las ganas... Ya la ira había mermado, el vino estaba frío, no tenía porque seguir atormentada por un asunto tan inútil como su poca hombría.

Cosas que a nadie le importan... pero igual quiero contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora