Dentro de mis venas (ROTG) Pitch Black x lectora.

El origen.

Mi nombre es ____ White, tengo 19 años... bueno, técnicamente tengo cientos de años pero... físicamente luzco como una joven de 19 años.
Poseo un poder nato: la cryokinesis.
Mi muerte sucedió dentro de Ahtohallan; la emoción de descubrir el origen de mis poderes, combinado con la poca luz del interior del glaciar, me hizo ignorar que estaba corriendo directamente hacia una grieta profunda. Caí al vacío, pero no me mató la altura, sino los trozos de hielo que se incrustaron en todo mi cuerpo. Fue una muerte patética, lo sé, y me avergüenzo de ello, pero arrepentirse ahora no me devolverá a la vida...

En fin, soy un espíritu que no hace más que vagar libremente por todo el glaciar, y a veces hablarle a la luna... jaja, qué ridículo, hablo con ella por horas como si mágicamente fuera a responderme... No me llevo bien con los otros espíritus, a excepción de Nøkk (Espíritu del agua), Gale (Espíritu del aire), Bruni (Espíritu del fuego) y los gigantes de tierra (Espíritus de la tierra, obvio). Ellos son los únicos espíritus que respeto, y se olvidaron por completo de mí desde hace un par de días: Una reina llegó a Ahtohallan, llamada por su madre, y logró lo que yo nunca pude... espero que esa hermosa chica rubia y los espíritus elementales estén bien, y que sean felices... por que yo no lo soy... los días se me hacen tan jodidamente lentos y aburridos, que a veces me pregunto "¿Cómo rayos terminé aquí?" "Si yo hubiera sido aquella rubia, ¿qué estaría haciendo justo ahora?" "¿Cómo se sentirá que tu madre te aprecie lo suficiente como para responder las dudas que has tenido por toda tu vida?". Desafortunadamente nunca lo sabré... por que estoy sola...

Son los primeros días de Diciembre, cuando la temperatura baja y los bellos y delicados copos de nieve comienzan a caer con sutileza.
Siempre me ha gustado salir del glaciar y alzar la mirada hacia el cielo, mientras la nieve cae sobre mí y el aire helado roza mi piel, como una caricia... como un abrazo...
Pero en ésta ocasión sucedió algo inesperado; las voces asustadas de los otros espíritus habitantes de Ahtohallan me hicieron romper mi concentración y entrar corriendo con ellos, a ver qué sucedía.
Me encontré con todos, en círculo, alrededor de lo que parecía un portal. De éste salieron tres enormes yetis, que intentaban decirnos algo, pero hablaban un idioma incomprensible para nosotros.

Me posicioné hasta adelante de todos, lista para atacar con mi hielo a cualquiera que intentara hacer algo. La gente parecía descifrar mis intenciones, y como si de niños aterrados se tratase, disimuladamente se movían para esconderse detrás de mí.

Uno de los yetis se acercó a mí, pero retrocedí apuntando hacia él con las palmas de mis manos para protegerme y, si era necesario, matarlo, éste no intentó nada, sólo miró a los otros dos yetis y luego me hizo señas para que me acercara.
Formé varias espadas de hielo y se las di a los espíritus más fuertes, sólo así me acerqué a ellos, aún con temor.
Entonces uno extrajo un costal rojo de adentro del portal y los otros dos me sujetaron con una fuerza impresionante. Escuché las pisadas apresuradas de los espíritus decididos a atacar a los yetis, y yo lancé varios ataques pero no sirvió de nada; me metieron al costal de manera forzada y me arrojaron al interior del portal.

Ahora estaba en un lugar cerrado e iluminado, cálido y con un exquisito aroma a galletas. Salí muy despacio del costal y miré a docenas de yetis alrededor, trabajando desesperadamente haciendo... ¿juguetes? No entendía un carajo.
Una voz varonil llamó mi atención, sobresaltándome.

-Así que... ____ White, ¿cierto? espero que los yetis te hayan tratado bien.

-¿Quién es usted? ¡¿Qué diablos hago yo aquí?!.

-Tranquilízate niña- Me respondió de manera calmada- Estarás bien. Estoy seguro que ya has escuchado de mí antes.

-¡Eso no responde ninguna de mis preguntas!.- Le dije con la voz más imponente que tenía, aunque por dentro me estaba muriendo del miedo.