II

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El lugar que Jinyoung mencionó se encontraba enclavado en lo más profundo del campus. Se trataba de un lugar algo oscuro pero con una placentera calidez. Ubicado en el sótano de uno de los edificios de la facultad de letras. Recordaba a esas cafeterías europeas que pueden encontrarse entre las calles estrechas y escondidas de alguna ciudad con aires de vejez. Desde que estuvieron cerca, Jaebeom adoró lo apacible y vacío que lucía aquel sitio, el edificio viejo y de ladrillos mohosos le hicieron sentir como si ya no estuviera dentro de la universidad y, de alguna forma, hubiera hecho un improvisado viaje en compañía de aquel curioso omega. Sin embargo, seguían en la universidad y Jinyoung caminaba a su lado, contándole con alegría sobre las deliciosas bebidas que podría probar en aquel sitio.

—Este es el lugar predilecto de los estudiantes de literatura, pero a esta hora ya no suele haber casi nadie —explicó Jinyoung mientras bajaban por la estrecha escalera de caracol que brindaba acceso al lugar desde su entrada en el lateral del edificio. Jaebeom no podía dejar de mirar alrededor, disfrutando el multicolor espectáculo de lomos que adornaban los estantes, un poco más desordenado que una biblioteca pero, de cierta manera, mucho más acogedor—. Los libros son todos donados —continuó explicando el omega mientras hacía un gesto amplio con una de sus manos, aun sosteniéndose de la baranda—. Es una pequeña tradición de los estudiantes de literatura el traer libros de uso y dejarlos entre los estantes. De la misma forma, si encuentras alguno que te agrade, puedes llevártelo siempre y cuando leas un poco mientras bebes un café.

Jaebeom paseó su vista alrededor, notando que realmente los libros parecían estar puestos por doquier sin orden o sentido. Algunos apilados, otros colocados de pie junto a los otros. Libros grandes y pequeños, de cubiertas duras y suaves, se mezclaban creando un pequeño caos que se le antojaba perfecto.

—Es increíble. —murmuró fascinado y no alcanzó a ver la sonrisa complacida que adornó el rostro de Jinyoung por andar mirando alrededor.

—Lo sé… siempre estás leyendo o en la biblioteca, supuse que te gustaría este sitio.

—Me encanta —Jaebeom, quien estaba un par de escalones más abajo, se giró hacia él, luciendo emocionado como si para él la navidad estuviera toda contenida en ese pequeño lugar—. Gracias por traerme, Jinyoung-ah.

A pesar de estar en un sótano, las lámparas y los tragaluces que estaban ubicados cerca del techo brindaban suficiente claridad como para no sentir que el sitio era demasiado sombrío. Muebles de madera gruesa y antigua se combinaban con otros de aspecto más nuevo, curioso incluso, sirviéndole de mobiliario a aquel lugar que Jaebeom solo podría describir como maravilloso gracias a todos los estantes con libros que decoraban las paredes y se enredaban entre las mesas, dejando varios espacios bastante privados y serenos para sentarse. A Jaebeom le gustaría saber qué olores inundarían el aire allí, donde los libros viejos y el café humeante convivían en la más silenciosa paz.

Sin poder contener su emoción, deambuló un poco, mirando atentamente el desorden de libros, con la sensación de que podría estar años solo revisando aquel lugar.

—¿Qué tipo de café prefieres? —Jinyoung se inclinó para buscar su mirada, irrumpiendo en su campo visual mientras él permanecía agachado, revisando los libros que había en la parte baja de un curioso estante de una madera oscura y tallada. Jaebeom levantó la mirada, sosteniendo un grueso volumen de clásicos infantiles que parecía más viejo que  cualquier otra cosa en ese edificio entero.

—¿Americano? —dudó.

—¿Me dices o me preguntas? —A Jinyoung se le hizo graciosa la forma en la que aquel alfa parecía un niño pequeño cuando estaba feliz y no pudo evitar felicitarse mentalmente por haber decidido llevarlo allí.

Useless | JJP/Bnior ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora