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III

Las pocas veces que Jaebeom intentó pensar cómo sería salir con un omega, su mente siempre terminaba creando una imagen borrosa y francamente incómoda. Una en la que todo se sentía raro o era, de plano, una fantasía irreal y poco creíble en la que él era un poco más… normal. Fuera como fuera, siempre se trataba de algo que no podía detallar y la incertidumbre de no tener idea lo hacía rechazar a veces esos pensamientos. Simplemente no podía imaginarlos. Incluso cuando estos surgían mayormente al ver alguna pareja, usualmente demasiado melosa, atravesando el espacio visual de sus usuales miradas al vacío.

Sin embargo, ahora debía admitir que lo poco que había imaginado no era nada, absolutamente nada parecido a la realidad. Salir con un omega o, más bien, salir con Park Jinyoung se había convertido, por mucho, en la cosa favorita sobre su vida. Esa imagen de un omega meloso y exigente que se había formado a grandes rasgos en su cabeza, no se correspondía en nada con él. Este omega era distinto, lo suficiente como para que Jaebeom no se sintiera raro a su lado, ni diferente, ni menos capaz o menos atrayente de lo que probablemente se hubiera sentido con alguno de esos omegas que solían  mirarlo por encima del hombro, no viendo más que un alfa “atrofiado”.

Y esa sensación aumentaba con cada mirada furtiva que descubría de Jinyoung por encima de sus libros cuando estudiaban, o cuando lo creía endorsado en su teléfono pero realmente estaba observando, con curiosa atención, cada gesto suyo. Jinyoung parecía gustar genuinamente de él, de sus silencios y sus miradas, de su voz y sus momentos de ingenuidad. Jinyoung se sentía a veces como el más maduro y sensato de los dos, algo más desinhibido pero no lo suficiente como para alejarse de esa atmósfera en la que ambos parecían vivir. De hecho, Jaebeom estaba empezando a notar que probablemente Jinyoung solo era así de relajado con él y otros omegas. Absolutamente callado y distante cuando se trataba de alfas o simplemente cualquier persona que no le agradara. Sus límites siempre tan definidos que a Jaebeom aún se le hacía difícil la tarea de creer que él estaba dentro de esos límites. A Jaebeom le gustaba observarlo también, mirarlo furtivamente por encima de sus libros o más allá de su teléfono, sonriéndose cada vez que sus miradas se cruzaban, ambos llevando a cabo esa observación experimental de la persona que más les fascinaba. Jinyoung era muchas cosas que él no era, pero, curiosamente, eso no le hacía sentir inferior o ajeno, por el contrario, era su complemento y, con cada semana que pasaban viéndose, conversando o solo pasando tiempo juntos en silencio, se sentía cada vez más completo.

Así, casi sin saberlo, pasaron tres meses de sus vidas, como si fuera apenas un día tranquilo, imperceptible para su sentido del tiempo, pero lo suficientemente largo como para que esa atracción y curiosidad que sintieron el uno por el otro desde el primer momento se fuera convirtiendo en algo más. Algo diferente.

Y Jaebeom amaba que todo fuera tan diferente.

Les tomó un par de semanas decidir ser novios. Unas cuantas citas a esa maravillosa cafetería, entre charlas y café, ayudaron a aflojar los temores y a hacer más necesario el tiempo juntos. Le tomó dos meses a Jaebeom presentarle el “omega con el que estaba saliendo” a su familia, quienes habían sido demasiado insistentes al respecto y querían ponerle una cara y una voz a esa explicación tan vaga que solía dar Jaebeom cuando llegaba más tarde de lo usual o salía en sus días libres. Su madre incluso rompió a llorar cuando vio que su hijo realmente había encontrado un omega lindo y agradable. Ella no necesitaba saber qué tan inusual podía llegar a ser Jinyoung. Ellos tampoco sintieron que lo tuvieran que decir. Los padres y las hermanas de Jinyoung, por su lado, también querían conocer a Jaebeom, pero Jinyoung realmente no quería pasar por lo que probablemente sería una velada exhaustiva y desastrosa. No se imaginaba qué tan fatigoso sería para alguien calmado como Jaebeom el tener que enfrentar al temible trío de su madre y hermanas mayores.