01: Mil wones.

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Miércoles 30 de Octubre del 2021
23:33pm | Carretera Gyerang

Nuevamente, alzó la vista al frente, mirando por décima quinta vez el motel que había encontrado en medio de la carretera junto a un pequeño restaurante. La pinta no era la mejor, aunque lucía ciertamente muy decente; nada parecía fuera de lo normal, el problema era el dinero. Aquel día por la mañana antes de empezar su viaje hacia Seoul, el rubio había entregado gran parte de su dinero a Jisung —quien olvidó su billetera y parecía tener una emergencia monetaria—, y otra gran parte a la tienda de conveniencia donde había comprado algunos bocadillos para el camino. Y Lee estaba seguro que ni con mil wones, podría comprarse una chupeta.

Consideró la idea de dormir en el auto, pero la desechó en ese mismo instante. Su espalda solía doler en demasía cuando dormía ahí, y al día siguiente solía sentirse el triple de agotado; a veces le daba miedo quedarse atrapado ahí mismo, y que el auto explotara.

Su mente era muy creativa; tenía ideas locas.

Mordisqueo su labio, inseguro. Miró nuevamente el lugar y la entrada a este, desde ahí podía ver a una chico estar sentado detrás de un pequeño mostrador. Se preguntó, otra vez, cuáles eran las probabilidades de que tuvieran compasión de él, pues realmente no tenía más que muchos snacks, un carro que necesitaba y debía terminar de pagar, y un billete de mil wones en su mano.

Se golpeó con el volante.

"Maldita sea", pensó.

Entonces, creyendo que ya había sido suficiente tiempo perdido y que el cansancio ya iba  a consumirlo, salió del auto con la intención de pedir una habitación. Quizás terminaría durmiendo en el auto, no lo sabía, pero tenía la mínima fe de poder dormir en otto lugar esa noche.

Una vez dentro del lugar, un innegable olor a gasolina y cheetos llegó a sus fosas nasales. El chico pelinegro tras el mostrador y la pequeña pared transparente, alzó la mirada sin mucho interés hacia él; de una puerta cerca, salió otro chico pelirojo comiendo gomitas.

—Eres tú—dijo el pelirojo, masticando ruidosamente.

Felix se sintió confundido. ¿Cómo que era él?

—Cállate, Yang—espetó el pelinegro—. Nos meterás en problemas, de nuevo.

"¿De qué demonios hablan estos dos?"

Ignorando las palabras del pelinegro, el contrario volvió por dónde entró despidiéndose de Felix como si le conociera de toda la vida, confundiendo aún más al pecoso. Escuchó suspirar el pelinegro, y le miró: lucía cansado, aunque igual molesto.

Se acercó a al chico hasta que sus manos rozaron el mostrador de recepción. Pronto, frente a él había un formulario y un lapicero de tinta roja. Evitó fruncir el ceño, supusó que se habían quedado sin más lapiceros y era el único que quedaba.

— Por favor, complete el cuestionario y le entregaré su habitación.

Asintió, tomando entre sus dedos ambas cosas.

___

Nombre: Lee Felix.
Habitaciones: 1
Tiempo requerido: 5 horas, aproximadamente???
Alergias: Ninguna.
Enfermedades: Ninguna.
Números/Contactos de emergencia:
+82 9*** ***6 (Han Jisung)
+82 7*** ***7 (Seo Changbin)
+82 6*** ***0 (Olivia Lee)

___

Una vez terminó de rellenarlo, entregó las hojas al chico. Este inmediatamente lo leyó, sacó un celular y empezó a marcar un número; su teléfono empezó a sonar.

Número Desconocido

—Su número ha sido comprado—dijo en tono robótico. Luego, sacó una llave que dejó sobre el mostrador para que Lee recogiera—. Podrá encontrar su habitación en el segundo piso, para atención al cliente debe usar el teléfono que está junto a la entrada y marcar el número cinco tres veces—explicó, entregando así también un pequeño paquete amarillo. Era un bombom—. Cortesía de la casa. ¿Alguna duda o sugerencia?

Negó.

—Como sea, Jeong-In lo llevará a su habitación para que sepa dónde está exactamente.

Y el chico pelirojo volvió a parecer, esta vez sin una bolsa de cheetos en sus manos sino que un celular. Parecía concentrado en un juego, no obstante le sonrió amablemente antes de empezar a caminar.

Odio esto, alguien que me recuerde qué tengo que ver yo con este chico para verlo caer toda su puta existencia.

Felix no comprendió, en lo absoluto. Aunque imaginó que era mejor ignorar lo dicho por el chico; seguro se refería a otra persona, o estaba demasiado cansado como para decir algo coherente.

(***)

—Este es—dijo el muchacho enfrente suyo, deteniéndose junto a una puerta de pintura desgastada—. Cualquier detalle, no olvides cómo puedes contactarnos. ¿Alguna duda?

Felix negó.

Aparentemente satisfecho por su respuesta, el chico caminó hasta detenerse justo a su lado. Puso una mano en su hombro y sonrió.

—Ah, por cierto: No salgas corriendo, será más difícil para todos si lo haces—dijo a modo de consejo.

Aunque a Felix no le pareció así. Tampoco comprendió lo que quiso decir.

"No salgas corriendo, será más difícil para todos si lo haces" ¿Qué demonios se supone que significaba eso?

Quedando con la interrogante en la punta de su lengua, Lee observó cómo el chico de cabellos rojos caminaba hacia algún lugar desconocido, cantando una melodía que no lograba reconocer. Ni bien quedó solo, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Miró nuevamente la puerta y luego la llave en su mano.

"No salgas corriendo, será más difícil para todos si lo haces".

"...para verlo caer toda su puta existencia".

Sacudió su cabeza buscando despejarse de ideas negativas y que carecían de lógica desde su punto de vista. Antes de abrir la puerta conocer su habitación nocturna, Lee Felix sacó su celular y envió su dirección a sus contactos de emergencia.

No había señal.

No había señal

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S(e)oul: Condenado  | Chanlix [Stray Kids] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora