Severus Snape sabía qué era la traición, la había vivido mucho en el pasado, pero ahora, verlo así, como si acabaran de tirárselo contra el rostro… No lo iba a soportar. El niño, el bebé que había estado esperando, por el que había decidido cambiar… era el hijo de Fernando Guzmán. El mismo niño lo gritaba en sus facciones, no había manera de pensar que pudiera ser un error.
Salió de la enfermería, no corrió, pero tampoco se detuvo ante el llamado de Sybill que lloraba, sus sollozos mezclándose con el llanto del recién nacido, mientras le suplicaba que se quedara. Se marchó de Hogwarts, no quería ver ni escuchar a nadie, no quería presenciar sus burlas cuando se enteraran, que lo ridiculizaran por los meses de engaño que había vivido.
Nadie lo detuvo porque afortunadamente nadie aun sabía lo que había sucedido. Tampoco nadie le reclamaría después, las vacaciones de verano comenzaban ese mismo día, así que no lo necesitarían en las clases… Aunque, si era sincero, tampoco le importaba. Salió de los terrenos de Hogwarts y se apareció lo más lejos que pudo, pensando que Fernando Guzmán podría hacerse cargo de su responsabilidad si así le placiera, él ya no tenía nada más que hacer allí.
Lo que Severus no sabía, era que Fernando Guzmán ya ni siquiera estaba en Hogwarts, y por lo mismo nunca sabría que acababa de tener un hijo…
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Severus sacudió la cabeza deshaciéndose de esos recuerdos del pasado. No iba a detenerse en ellos, no otra vez. Años habían trascurrido de ese hecho, y muchas cosas se habían dado.
Haber decidido volver a Hogwarts, por ejemplo. O enfrentarse a Albus Dumbledore cuando lo hizo, más bien. Pero, al contrario de lo que había creído, el viejo mago no le hizo ningún reproche por haber abandonado a Sybill como lo hizo cuando nació el bebé, como tampoco le demandó una explicación, simplemente le dijo que deberían ver cuál sería el protocolo a seguir ahora que Harry Potter empezaría Hogwarts el curso siguiente.
Harry Potter. Esa era otra cosa que había tenido que soportar en su vida. El maldito crío no parecía tener respeto por su propia vida, metiéndose en problemas año tras año, arriesgando su vida y la de otros como si no importara nada, hasta que finalmente estuvo a punto de destruir el colegio al llevar allí la batalla final contra Voldemort.
Bueno, eso en sí no era culpa de Potter, si tenía que ser sincero, el chico simplemente vio el mejor momento para acabar con el señor Oscuro y lo tomó. En realidad, estaba un poco agradecido con el mocoso por ese hecho… aunque Hogwarts hubiera quedado inhabitable por algún tiempo.
La guerra y el miedo eran ya cosas del pasado. El señor Oscuro era cosa del pasado. Y él había sobrevivido a ello, a todo ello sin volverse loco, y eso ya era mucho decir, así que no veía la razón para estar reviviendo recuerdos que prefería que quedaran enterrados donde los colocó once años atrás.
Once años. Eso era toda una vida si lo analizabas bien. Toda una vida de errores, traspiés, planes, caídas y vueltas a levantar… Una vida… Y él seguía aquí, como aquel día tan lejano en el que analizaba la mejor manera de terminar su vida definitivamente, en la Torre de Astronomía que siempre fue su lugar seguro pese a todo.
Miró el oscuro vacío que se abría a sus pies. Nunca había estado más lejos de querer tirarse como lo era ahora, aun a pesar de los recuerdos pasados. O, quizás, justamente por los recuerdos pasados.
Una puerta cerrándose con fuerza lo hizo volverse en ese momento.
- ¿Quién anda ahí? –Preguntó, pasando las piernas por sobre la barandilla para volver adentro.
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LO PEOR DE TI... LO MEJOR DE TI
FanfictionDurante su adolescencia, la Torre de Astronomía había sido un lugar de escape para Severus. Los últimos nueve años, luego de perder a la única persona que amaba, se convirtió en el lugar donde decidió que finalizaría todo. Dos meses atrás, ter...