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-! ¿En serio acabo de escuchar lo que acabo de escuchar?!

Habló un lindo chico rubio, pecoso, con labios rositas, ojos brillosos, cuerpo delgado y esbelto parado frente a la alacena apoyando su cuerpo en la pared color perla, al frente de este se encontraba un alto chico castaño, de tez un poco más morena que el rubio, fornido y musculoso, sin llegar a exagerar.

- He dicho que no saben tan mal... Simplemente se me quemaron un poquito, aún son comestibles.

Sin duda uno de las cosas más preciadas para el pecoso era mantener orden y perfección a la hora de hornear, había dejado encargado de supervisar por media hora los brownies que estaba preparando para la merienda a aquel chico castaño. Cosa que claramente resultó ser una mala idea.

- Solo fuí... Treinta minutos a la tienda, solo eso,!¿enserio me estás diciendo que se te quemaron?!

- No te enojes Felix - Sin duda el pequeño estaría enojado todo el día con el - aún saben bien, prueba!

Extendió su mano con un brownie en ella hacia el rubio, siendo rechazado.

- !Aleja esa cosa de mi vista! Que te quede claro que tu limpias.

El rubio subió rápidamente las escaleras de aquella pequeña casa, subiendo a su habitación, se encerró con seguro y se hechó directamente a la cama, se acomodó debajo de sus cómodas y blancas cobijas tapándose de pies a cabeza para luego sacar su celular de uno de sus bolsillo del pantalón y meterse a instagram a ver gatitos, pues era su remedio extremadamente efectivo para calmar su enojo.

Mientras tanto el mayor se quedó limpiando bien cada una de las cosas utilizadas en el proceso, teniendo una cansada tarea ya que los residuos de la mezcla se habían pegado a los moldes, y los brownies habían quedado pegados en estos también. Le llevó aproximadamente 1 hora y media ordenar todo a como estaba dejando limpio cada rincón de la cocina tan linda que el rubio había mantenido desde que consiguió la casa. Finalmente acabado todo el trabajo agarró su celular y sus audífonos y subió en busca del pequeño Felix.

Sabía muy bien que tenía el hábito de encerrarse en su habitación cuando se enfadaba, y ya había intentado muchas cosas para que lo dejara pasar y nunca funcionó, hasta que comenzaron a ver series juntos, desde entonces el castaño siempre le amenaza con ver la serie sin el, algo no tan lindo de su parte, pero si duda funcionaba perfectamente.

- Felix, se que estás ahí abre la puerta.

El rubio escuchó el llamado del mayor fuerte y claro sin embargo no respondió y tampoco quito su vista del tierno gatito gris que estaba viendo tras la pantalla de su teléfono.

- Felix se que estás enojado, entiendo por qué pero debes dejar de es encerrarte cada vez que te enojas, por favor abre la puerta, ¿quieres?

El rubio se limitó a responder un "No" como respuesta volviendose una Conchita en la cama dejando su celular en cambio abrazó sus piernas y se encogió en ellas como un feto.

- Vamos Lix, quiero ver nuestra serie abre la puerta, la veré sin ti si no la abres.

Hora de poner en práctica su técnica

- No puedes chantajear a una persona así Bang Chan!

Se escuchó detrás de la puerta

- Sabes que si lo haré, si no abres la puerta.

Devolvió el comentario. Ahora se había recargado en la pared con un brazo, dejando caer su peso en este.

- Vamos Felix, estoy cansado déjame entrar!

Ante de este comentario se escucharon unos pasitos viniendo a la susodicha puerta.

- Limpiaste todo y lo ordenaste bien?

Habló el pecoso sin abrir aún la cerradura de la puerta.

- Claro que sí, abre la puerta de una vez.

Sin más se escuchó un sonido, el sonido de la cerradura abriéndose, dejandose ver un lindo chico pecoso con un puchero en la cara, despeinado, una cama desecha y encima de esta su celular. El castaño entró a la habitación y el menor cerró aquella puerta nuevamente.

- Debes dejar ese hábito de encerrarte Felix. Que tal si hay alguna emergencia.

Habló el castaño acercándose al menor para dejarle un cálido abrazo por la espalda, rodeando con sus brazos su delgada cintura, apoyando su cabeza en el hombro del rubio.

El pecoso dió un pequeño brinco ante el repentino contacto del mayor, el cual casi nunca lo abrazaba.

- Lo siento, pero en verdad... como se te ocurre...- rodó los ojos fuera de la vista del castaño

- Ya ya, deja de pensar en eso, vamos mejor acuéstate en la cama pondré nuestra serie en la televisión.

Se despegó del rubio para ir a donde estaba el control remoto y poner aquella serie que tanto estaba de moda... Squid Game. El rubio fué directamente a la cama en pasos rápidos, dió un salto a esta y casi inmediatamente se metió completamente en aquellas sábanas.

El mayor puso Play a la serie y se fué a acurrucar a donde estaba el pequeño Felix, sin mucho que esperar casi al instante de haberse acostado en aquella cama, los brazos delgados del rubio lo abrazaron colocando su rubia cabeza en el pecho del mayor. Acto que a los ojos del castaño le parecía increíblemente tierno.
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Just A little Kiss< Chanlix>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora