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Habían pasado ya tres días desde aquel día lluvioso, día en el que el pecoso había desbordado un río de lágrimas sobre los anchos hombros del castaño, hasta entonces no dejó de llover ni un solo día, cosa que tenía angustiado al rubio, pues era cierto que le asustaba el fuerte sonido de las tormentas eléctricas, desde ese día cada que comenzaban a desbordarse gotas del cielo el pequeño se encerraba en su habitación.

Sin duda el castaño trataba de intervenir, sin embargo era tiempo perdido ya que el menor nunca abría la puerta, el chico era tan frágil, tan tierno pero tan especial que nunca, ni una sola vez el mayor se rendía.

- Hey... Felix está comenzando a llover de nuevo, quédate aquí está vez, ¿si?

Ambos estaban en el sofá como de costumbre, disfrutando de su serie favorita del momento, por muy poco tiempo antes de que la tormenta eléctrica empeorara.

- N-no me gusta estar aquí cuando llueve...

El menor era tan tímido como un niño preescolar, pero detrás de esa imagen de chico tierno y alegre se ocultaba un chico vulnerable, el cuál el castaño protegía a toda costa.

- Se que te dan miedo pero, ¿no crees que es peor si estás solo en la oscuridad de tu cuarto?

El menor no contestó, en cambio se levantó del cómodo sofá, alejando con delicadeza sus delgados brazos de la cintura del castaño, a quien estaba abrazando.

- Félix, quedate conmigo aquí, como estábamos, te abrazaré y nada te pasará, es peor si te quedas solo en este tipo de clima.

Lo menos que el castaño quisiera que le pasara al rubio, es que sufra solo y sin compañía, no lo obliga a afrontar sus miedos, pero claro, el siempre sería el primero en estar a su lado cuando algo le hiciera daño, le diera sufrimiento, tristeza o angustia, siendo este uno de esos casos, el mayor no se permitiría volver a dejar que el menor se encierre completamente vulnerable en el vacío de su oscura habitación.

Aún que sabía que no le pasaría nada, quería estar para el y ser parte de cada uno de los momentos del pecoso.

- Yo, lo siento tanto pero es que... Me siento tan patético estando contigo, siento que soy demasiada carga para ti, siempre estás tratado de protegerme y yo siempre...

De sus carnosos y rojos labios se formó un puchero, gesto que el castaño sabía perfectamente que el rubio estaría a punto de derramar lágrimas.

- No no, Félix no llores, está vez no llores por esa tontería, ¿una carga? ¿Yo dije que eres una carga o tu inconsciente lo asumió? Tu eres todo menos eso- una lagrima recorrió los pómulos del rubio al escuchar esas palabras-eres mi mejor amigo, eres la persona más linda y hermosa que mis ojos han visto, el chico más sincero y me encanta protegerte, nunca lo veré como una carga, no lo olvides así que por favor, no vuelvas a pensar de esa manera...nunca.

El menor se sentía muy extraño, como si cada una de sus pecas fuera una duda diferente en su mente, el rubio sabía que era una persona frágil, sin embargo, también sabía que, pase lo que pase, el rubio tenía claro que aquel castaño al que ahora mismo estaba rodeando su cintura con sus brazos, en un cálido y tierno abrazo, sus ojos no le permitían verlo como un simple mejor amigo, su corazón no quería verlo como eso y Felix siempre se dejaba llevar por lo que su corazón de pollito le decía.

Después de un largo pero no incómodo rato, sentados en el sofá, simple y sencillamente cuerpo a cuerpo unidos en un abrazo, por fin decidieron dejar a un lado la serie que miraban por la pantalla y pasar a la pieza a dormir, últimamente se desvelaban más de lo recomendado.

El rubio quería empezar a demostrarle al castaño, que su mejor amigo no se quedaría como solo eso "un amigo". Pasado unos minutos, parecía que el mayor se había quedado dormido, por lo que el pecoso quien ya estaba tal cual koala pegado al castaño dormiendo junto a él, extendió su brazo llegando a tocar sus manos, sintiendo las delicadas, fuertes y un poco rugosas manos del mayor. Jugó con la palma de su mano por unos segundos hasta que en un inesperado momento la mano contraria hizo un movimiento, movimiento que terminó entrelazando ambas manos entre sí.

A los minutos se quedó profundamente dormido abrazando y recargando su cabeza en el pecho del castaño, como acostumbraba a hacer.
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Just A little Kiss< Chanlix>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora