Capítulo 2

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Tal como lo habían planeado, los neófitos seguían el rastro de sangre que Bella había dejado. Estaban tan sedientos y tan cegados por la manipulación de Victoria, que no daban cuenta de la ubicación tan obvia de su rastro.

Los Cullen esperaban en guardia junto con los licántropos. Tensos como rocas, percibían el olor de cada uno de los neófitos, atascado del olor del hierro de la sangre y el terror de sus víctimas.

Cruzaban miradas expectantes, los hermanos Cullen y Hale intercambiaban gestos de complicidad y confianza, pues sabían que ganarían y con los licántropos a su lado, era difícil que un grupo de neófitos descontrolados y llenos de gula les ganaran. A pesar de ser más fuertes, eran gente sin experiencia en la batalla.

....

La tormenta había cesado, pero ahora las plantas, rocas y pasto estaban cubiertos de nieve. Estaba helando pero Bella no decía nada, aun si traía sólo una camisa de franela encima. La nieve crujía bajo sus zapatos y los pasos suaves de Seth se acercaban a ella junto con los de Edward.

--Hola... Seth-- saludó, algo incómoda. --¿Jacob ya está...--

--Está asegurándose que no haya nadie a los alrededores antes de irse--  le interrumpió Edward, mirando al joven lobo a su lado. Pareció entender lo que quería, pues este se fue sin rechistar. Bella entendió que tenían tiempo para hablar un poco a solas. --Lamento mucho lo de anoche, no debió ser fácil para ti—sintió la obligación de disculparse entonces, como si fuera su culpa la ubicación, la tormenta y el hecho de que sintiera frío y un vampiro no fuese capaz de darle calor. En efecto debió ser incómodo para todo mundo, aun si ella no había escuchado la conversación que se había desenvuelto entre ambos chicos.

--No está en mi lista de mis diez noches favoritas—respondió Edward con un ligero tono de sarcasmo.

-¿Tienes una lista?—preguntó sin tono en la voz.

--Todas las pasé contigo...como la noche en que aceptaste casarte conmigo, Sra. Cullen— era aun muy extraño para ella aceptar este nuevo rumbo que había tomado su vida. Hasta hace poco era una estudiante de preparatoria con novio, y no escondía sus opiniones acerca del matrimonio joven...tenía una visión muy negativa de ello y de un día para otro estar comprometida a los dieciocho era... contradictorio.

¿Era este el precio por ser como ellos? ¿Acaso tenía otras expectativas en su vida mas allá de ser como ellos? Más allá de estar y existir para él...

Se rió con la nariz. --Es el siglo XXI... al menos quiero usar mi apellido--. Si el matrimonio no era mas que un papel, ¿cierto?

Pero no dio cuenta de la presencia del otro hasta que su voz les interrumpió. --¿Te casarás con él, Bella?-- con ira contenida formuló esa pregunta.

En seguida el corazón de Bella empezó a retumbar en sus costillas. -¡Jake!...-- miró a Edward.        --¡Sabías que estaba escuchando!—

--Merecía saberlo – la forma en que dijo eso era casi en un tono triunfal. Como si supiera que dominaba ahora la situación por completo. Dejaba a Bella desarmada y ahora ella sola tendría que enfrentar las consecuencias del capricho de un licántropo...porque Edward así lo veía, pero nunca se miró al espejo.

-¡Jake espera!—iría detrás de él a aclararlo todo...¿por qué tenía que dar explicaciones sobre sus propias decisiones? ¿no era un hecho que sólo eran amigos? ¿por qué le costaba tanto trabajo a Jacob respetar eso?

--Bella, déjalo así —quiso ordenarle Edward pero ella lo hizo a un lado; --¡No!— y fue detrás de Jacob.

--¡Jake espera!, ¡Jake por favor! – suplicó ella, angustiada de que su compromiso cambiara todo, su voz casi rompiéndose.

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora