¿Él?

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Maggie corre, vamos la ostía de tarde, es el primer día y como siempre llegaremos tarde -Grito mi hermano, él suele ser un tanto distinto a mi, es el cerebrito de todos los lugares a los que vaya, es alto, mide aproximadamente 1.80, es de tez morena que hace resaltar su color de ojos verdes, es un chico demasiado cumplido, un chico perfecto, en fin, yo soy Maggie y digamos que no me gusta llegar temprano.

Pues vosotros son los responsables, si tuviera mi vespa como en España todo sería más sencillo -Baje lentamente de las escaleras, llevaba puesto un vestido sencillo de un color rosa fosforescente, llegaba a mitad de mi pierna haciendo que estas se vieran un poco más largas, claro que a lado de cualquiera podría verse que no era tan alta como quería ser, mido 1.60, mi tez es contraria a la de mi hermano, soy demasiado blanca como mi madre y he heredado los ojos de mi abuela según dice ella, lo bueno es que no he heredado su vista si no estaría usando unos horribes lentes redondos como los de ella, iugg, me dan calosfríos de tan solo pensarlo.

-Vamos hija, ya comentaremos lo de la vespa más tarde, ahora vayanse o llegaran el infierno de tarde.

Armando -Grito mi madre al escuchar la última frase que había dicho mi padre- Deja de hablar así enfrente de los niños -

Madre tenemos 18 años ya no somos unos niños, ¿cuándo lo entenderaís? -Tome mi mochila de la mesa y me dirigí a la puerta- 

Maggie tu desayuno -Grito mi madre desde la cocina mientras mi hermano ya se encontraba saliendo de la puerta-

Vamos el infierno de tarde madre -No pude evitar soltar una risilla al cerrar la puerta, podía imaginar a mi madre gritandole a mi padre que eso es lo unico que nos ha enseñado, mi madre siempre ha sido muy tranquila, no entiendo como pudo casarse con un tipo como mi padre, son polos opuestos al por mayor.

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Perdonad no os volvera a pasar -Decía mi hermano a la directora de aquella escuela, por poco y no nos dejan pasar, solo habíamos llegado 15 minutos tarde, qué más daba 15 minutos menos, sería el mismo aburrimiento de siempre, después de hablar con ella nos llevaron a nuestros respectivos salones, el mío era realmente asqueroso, había un 85 porciento de chicas y 15 porciento de chicos, estaba rodeada de demasiadas hormonas alteradas, todas me miraban como si fuese un tipo de pesticida, al diablo con ellas, tomé asiento en el único asiento de atrás, los chicos me dieron la bienvenida y fueron quienes hablaron conmigo todo el tiempo, la verdad es que eran muy majos, muy coquetos, muy lindos, como no tenía amigas pasaron el timpo libre conmigo en lugar de ir tras una pelota, me contaron cómo se manejaban las cosas aquí y de quién debería o no ser amiga, la verdad es que jamás seguiría alguno de sus consejos, pero me agradaba que se hubiesen tomado el tiempo de darmelos, nos quedamos platicando aproximadamente media hora después de haber sonado la chicharra anunciando la salida.

Bueno chicos es mejor que me vaya o mi hermano se pondrá hasta los cojones de enojado -Tome mi mochila del suelo en el que nos encontrabamos sentados y me despedí dandoles dos besos en cada mejilla a cada uno de mis nuevos amigos- Nos vemos mañana -Camine hacia el estacionamiento donde tras fijarme dos veces no encontre el automovil que le habían regalado mis padres a mi hermano, será muy cabrón, tome mi teléfono y marque a su numero- ¿Dónde ostías estás? -Pregunte con un tono un tanto alterado, mis mejillas habían cambiado a un color rojizo por el enojo-

-Pensé que ya te habías ido -Respondío con el tono tan calmado que siempre suele tener- 

-Pero si serás, la ostía que te va a cargar cuando se enteren lo que me habeís hecho, y ni pienses en regresar, ya me he ido por mi parte y si me pierdo quiero que sepas que serás el responsable -Cada vez el tono de mi voz iba subiendo de poco en poco hasta llegar a gritar al máximo antes de colgar aquella llamada-

-Vaya, creo que tu novio debe estar demasiado arrepentido por lo que ha hecho - Al escuchar aquella voz voltee hasta encontrar de donde prevenía, era un joven de aproximadamente 1.85, sus ojos eran de un color café adornados con unas pestañas rizadas que los hacían ver demasiado grandes, su facciones eran afiladas y su peinado era un poco rebelde a pesar de que se notaba que lo había peinado sus rizos se movían de lugar haciendolo notar un poco despeinado. Llevaba puesto unos pantalones un poco ajustados de color negro y una camisa de color rosa claro que hacía resaltar su tez apiñada-

-Que va, ese ha sido el distraído de mi hermano, puedes creer que ha olvidado que tenía que llevarme a casa -Role los ojos al recordar aquello, ahora comenzaba a resultarme un poco divertido y es que solo a él podría pasarle eso.

-Vamos, debe haber andado distraído con alguna chica, si gustas puedo llevarte- Comento en un tono amable mientras quitaba el seguro de un carro convertible color rojo, podría haber notado la marca, pero seguro que me habría equivocado, no suelo saber nada de coches, ni de chicos- 

-¿Acaso es un intento de secuestro y debo correr?

Soltó una risa tan contagiadora que por más que mordí mi lengua por no hacerlo termine riendo yo también- Bueno puedes tomar el riesgo, irte con un posible secuestrador o quedarte aquí hasta que alguien venga por ti-


Amor inconclusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora