Violet Hargrevees cerró los ojos y soltó una carcajada mientras la música entraba en sus odios, aislándola completamente de cualquier otro sonido. Aceptar aquel trabajo de camarera de discoteca había sido la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo.
-¡Cariño, si no te importa, aquí queremos beber!
La mujer pelirroja abrió los ojos molesta y observó al chico de cabello azul que había gritado.
-¡Ahora mismo voy! Imbécil.
Murmuró esto último al notar como las voces volvían a su cabeza, removió su enmarañado cabello en un intento de espantarlas, pero seguían allí.
Se acercó al chico que le había llamado antes y fingió una sonrisa.
-¿Qué te pongo?
En lugar de contestar, el de cabello azul solo la observó con el ceño fruncido. Llevando sus ojos desde su despeinado cabello pelirrojo, por sus oscuros ojos adornados con moradas ojeras hasta sus mejillas llenas de pecas.
-¿Eres número ocho?
La sola mención del nombre hizo que miles de recuerdos llegaran a la cabeza de la mujer, mareándola en el proceso.
-¿Cómo?
El desconocido no pareció darse cuenta de su incomodidad, puesto que siguió hablando, esta vez emocionado.
-¡Si que eres tú! ¡Número ocho, de la umbrella academy! ¡Mi hermano y yo siempre os veíamos patear a los malos por la televisión!
Violet pasó una mano por su frente incómoda y asintió con la cabeza, sabiendo que el chico no iba a rendirse fácilmente.
-Sí, soy yo.
Los ojos del desconocido parecían brillar de entusiasmo.
-¡Tengo tantas preguntas que hacerte! ¿Cómo era la academia? ¿Y tus hermanos? Fuiste la primera en irte tras la muer....
Pero se vio interrumpido cuando la mujer frente a él se dio la vuelta y se comenzó a alejarse.
-¡Espera! ¡Al menos dime si vas a ir al funeral!
Eso hizo que Violet detuviera sus pasos. ¿Funeral? ¿Alguien de su familia había muerto?
Apretó los puños y se dijo a sí misma que no le interesaba, ninguno de ellos se había preocupado nunca por ella, así que no les debía nada.
Soltó una maldición y se dio la vuelta encarando al chico, ignorando toda clase de pensamiento racional.
-¿Qué funeral?
Preguntó cortante.
El rostro del chico pasó de uno feliz a uno preocupado.
-¿No lo sabes? Lo han anunciado a penas hace unas horas. Reginald Hargrevees ha muerto, lo siento mucho.
El muchacho de pelo azul había esperado muchas reacciones posibles, pero la que observó no fue la que previó.
Violet comenzó a reírse, agarró su tripa del dolor que le provocaron sus carcajadas.
El chico retrocedió algo asustado dándose cuenta de que aquella no era una risa normal, no era la risa de alguien que estaba feliz.
Cuando Violet se hubo calmado se quedó unos segundos mirando al vacío para luego comprobar su reloj y suspirar.
-Mi turno acaba en cinco minutos, pero creo que me voy a ir antes. Diría que ha sido un placer hablar contigo, pero no me gusta mentir.
Violet salió de la discoteca a paso rápido y caminó entre los callejones dejándo la música que tanto alivio le había traído minutos antes atrás.
Mientras caminaba bajo la luz de la luna no pudo evitar que su mente se llenara de recuerdos. Los entrenamientos con Reginald, las peleas entre sus hermanos, las largas horas encerrada en aquella sala mientras que el resto jugaba, Ben, Cinco, las miradas de terror...
Detuvo sus pasos abruptamente y enterró sus manos en su cabellos tirando de este para tratar de espantar aquellos recuerdos que había enterrado años atrás.
No tardó mucho en llegar a su viejo apartamento y ser recibida por sus tres gatos.
Saludó a los felinos y tras ponerles comida a ellos y a un callejero que parecía haberse colado por la ventana se lanzó a su pequeño sofá, enterrando su rostro en uno de los cojines.
¿Tenía de verdad que ir a ese funeral?
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Freak / Umbrella academy.
FanfictionViolet Hargrevees o mejor conocida por el resto del mundo como número 8 dejó la academia pensando que no volvería a ver a ninguno de sus familiares nunca más, puesto que ellos le habían dejado muy claro que así lo querían. Pero la muerte de Reginald...