▪︎DÍA 3: FLING POSSE▪︎

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Los libros cambiaron, al igual que los estantes; por suerte, eso me dio aún más posibilidades de distracción

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Los libros cambiaron, al igual que los estantes; por suerte, eso me dio aún más posibilidades de distracción.

Ya había pasado un tiempo desde que las personas encargadas de la remodelación se habían ido. Sólo faltaba que aquella chica para la que acondicionaron esto, llegara.

Me encontraba leyendo un libro sobre moldes. Seguramente la persona se dedica a algo relacionado con la ropa y por eso este tipo de libros.

Escuché la puerta de la entrada abrirse, seguido de un sonoro eco de un tacón. Seguramente había llegado.

Simplemente solté el libro y volví a mi forma espiritual, dejándolo caer en el lugar dónde me encontraba.

Pude ver a una mujer alta y de cabello rosa. Vestía un uniforme azul marino con un abrigo negro y toques rosas, así como un gran par de tacones que la hacían ver aún más alta.

A simple vista, realmente no parecía el tipo de persona que hubiera elegido esta decoración, y además, se dedicara a la moda.

—Bien, aquí vivirás a partir de hoy.— le dijo a otra persona; al parecer venía con alguien más.

Seguramente la chica que si...

—Que pésimo gusto tienes, Ichijiku.— respondió con indiferencia.

¿¡Él es quien va a estar aquí?! ¿¡Él?!

Digo... no es como que sea común de ver que un chico... bueno, los tiempos cambian.

—No importan los gustos, Ramuda. Tú tienes que cumplir con tu misión y va a ser bajo esta fantasía.

—Si, si. Lo que tú digas.— decía mientras miraba todo a su alrededor.

—Repiteme, ¿cuál es tu encomienda?

—Ser un lindo diseñador de moda, juntar un grupo con los mejores MCs de Japón, hacer que se peleen y evitar que derroquen al partido de las palabras, ¿estás bien con eso, onee-san~?— respondió en un tono de voz más agudo.

—Que asco me das, Amemura.

—Y... ¿me ayudarás a desempacar o que sigues haciendo aquí?— ella soltó una risa.

—Tú puedes hacerlo solo. Después de todo, fuiste creado para seguir órdenes. Date prisa y ve a buscar a Jinguji Jakurai.— dijo la mujer dándose la vuelta y dirigiéndose a la salida.

—Adiós, Ichijiku onee-san~— dijo el sujeto en el mismo tono de hace unos instantes y meneando la mano de un lado a otro, como si de un niño pequeño se tratase.

En cuanto la puerta de la entrada se cerró, soltó un suspiro pesado y enseguida gritó bajo, pero con frustración.

—Estúpida. Como si lo que tengo que hacer fuera fácil. Cree que estoy feliz de lo que soy y de la estúpida persona que ahora seré. Malditas mujeres de Chuuoku las odio...— por un segundo miró al suelo, encontrándose con el libro que yo estaba leyendo hace un rato. Lo levantó y vio el título.

Entre Rimas y Divisiones - HypMic Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora