El Destino de Hellven

Capítulo I

ERIS

Debo pensar mi siguiente movimiento, es de vida o muerte.

Baltaine me mira fijamente, solo quedamos él y yo. Miro mis cartas estoy a punto de ganar, por el rabillo del ojo veo como Belia mira fijamente la mesa, su cabello negro rizado esta tan despeinado como de costumbre y le cubre toda la cara mientras maldice internamente por haber perdido, papá la saco del juego la ronda anterior. Es muy bueno en este juego, aunque eso no le gusta a Belia para nada ya que en la ausencia de él, ella es la diosa del blackjack.

También veo como Paimon esta recostado en el sillón del salón, su cabello negro con destellos rojos, al igual que el de su hermana gemela se encuentra despeinado y aun así no se ve mal, creo que esa cualidad es de familia. Mantiene su vista fija en su teléfono, aunque se puede ver como se ríe de su hermana enojada, hasta que ella llega y se le tira encima para atacarlo. Aunque no lo demuestran mucho esos dos demonios se aman demasiado, a tal punto que matarían por el otro.

Regreso la mirada a la mesa, mientras papá me mira con su mejor cara de póker y me pregunta:

- ¿Preparada para tu derrota?

Regreso la mirada a mis cartas, veo el ocho de corazones, el seis de diamantes, el tres de corazones y el dos de tréboles. << esta partida es mía >> me digo internamente.

- Ya lo veremos - digo mientras me mira con su característica sonrisa.

Extendemos nuestras cartas y toda mi emoción se derrumba cuando veo la carta del comodín. Todo mi plan se derrumba. Oficialmente tendremos que asistir al castigo, volteo a ver a Belia quien mira con odio las cartas, hasta se podría decir que intenta quemarlas con su mirada.

- Fue una buena partida, se nota que has estado practicando con Belia - me dice mientras me observa con una mirada de orgullo. A pesar de llevar siete años conviviendo con ellos aún siento como mi corazón se hincha de alegría cada vez que escucho palabras de afecto por parte de ellos.

- La próxima vez te derrotaré – le digo

- No mientras yo esté aquí – dice Belia abrazándome por los hombros, definitivamente es de las personas más competitivas que conozco.

- Frente a nuestro castigo...

- Tienen que asistir. – dice papá con su característica voz cálida pero firme, la cual solamente usa cuando está con nosotros, es algo de esperase es el rey de toda la Región de los Demonios, debe emanar autoridad.

- Pero papá, no es justo solo fue una pequeña broma, nadie salió herido gravemente.

- Hicieron explotar todo un salón y dejaron que las atraparan, porque sé que Paimon también participo en la broma y a él no lo castigaron. – nos dice mientras nos mira con una mirada cómplice. Paimon quien no se había querido levantar del sillón, decide acercarse al oír su nombre.

- ¡Nos abandonó! – exclama Belia fingiendo indignación mientras contiene su risa

- En mi defensa yo les dije que debíamos correr antes de que las bombas explotaran, pero ustedes como raro se quedaron burlándose de como los asientos volaban – se defiende Paimon, siguiéndole el juego a su hermana.

- No importa que es lo que haya pasado, el punto es que tanto ustedes como Kenneth deben asistir a su castigo – nos dice de manera seria – y tal vez así aprendan a realizar bromas sin ser atrapadas – termina con su característico todo familiar.

- Está bien – exclamamos al unisonó mientras Paimon nos mira con satisfacción

- Bueno, demasiado juego por hoy vayan a terminar de arreglarse que deben ir a la escuela antes de que sus madres me culpen por su falta a clases. - Belia y Paimon a pesar de no pertenecer a la familia real al igual que yo, viven en el palacio puesto a que su madre Morana, es la teniente coronel de todo el ejército de la región de los demonios y mejor amiga de la infancia de Emery, Reina de la Región de los Demonios y mi madre adoptiva. – Ah y Angelito Diabólico no olvides decirle a Kenneth que debe asistir a sus lecciones de combate después de clases o su madre lo hará entrenar junto con los soldados – Angelito Diabólico era el apodo que me habían dado después de mudarme con ellos haces tres años.