𝑻𝒉𝒆 𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔 - 𝑷𝒕. 2

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Era hora.

Por fin tendría todo lo que necesitaba.

Tenía toda la información que necesitaba para llevar su plan de saqueo a aquella casa lujosa. Al
dia siguiente del campeo, se fue
en busca de su primo para que éste
le ayudará a ajustar los cabos sueltos
y logre salir con éxito. 

Su primo le había indicado que seguramente el dueño, ya habría instalado las contraseñas en las puertas respectivas, así que tendría que  tendría que escabullirse por la cochera, el punto debil de toda casa.

Luego de su primera visita, fue un par de veces más para asegurarse del horario de sus rutinas. Y el problema yacía ahí. La pareja pareciera que se hubiesen jubilado a temprana edad ya que no solían salir largas horas, y si lo hacían era para ir a correr en la zona, comprar suministros y cortas salidas de menos de dos horas. Aquello dificultaba su trabajo.

Noches en las que se escabullía en los alrededores de la lujosa casa, pudo notar que luego de las pasionales noches que compartía la pareja, ésta no despertaba hasta las horas del siguiente  día. Aquello lo enojaba en demasía ya que aumentaba su curiosidad sobre que tan bueno era el cuerpo del chico.

Aún así tomó esa información para
su beneficio. Se las jugaría y sería divertido. Por obvias razones, no se lo diría a su primo porque se opondría a como de lugar. No podía esperar más.

Al fin podría largarse lejos y olvidarse de su padre, de la casa lujosa y del bonito rubio.

Era hora. 

La oscuridad ocultaba a sus fieles malhechores para que cometan sus crímenes.

Con algo de dificultad, metió su mano en la parte baja del portón de la cochera, tarea que se le dificultó por
su musculatura.

Cuando logró encontrar el gancho que le había mencionado su primo, que servía en caso de emergencias de los dueños, lo jaló con fuerza haciendo
que éste rotara dandole una pequeña entrada por cual escabullirse. Y así lo hizó.

Cautelosamente, ingresó a la sala de estar alumbrandose con su linterna.
No había nadie, pero aún así era mejor conservar el silencio, ya que la pareja permanecía en la segunda planta. Con una sonrisa se paseo por el lugar que le restregaba en su cara la cantidad de dinero que poseían. Celoso, gritó su mente. Y no sabía si era por la cómoda vida que llevaban o porque recordó la primera vez que vio a el rubio y como deseó estar en el lugar del otro hombre.

Sacando su bate para ser cauteloso, dejó su pequeña mochila en el sofá; como si el fuera el dueño de la casa llegando luego de un día de trabajo.
La idea lo hizo sonreír inevitablemente.
Era hora de empezar.






[...]

- Tae.. escuche algo abajo — murmura.

- ¿Qué? — pregunta somnoliento — No puede ser bonito..

- Es en serio Tae..

El castaño pudo ver la preocupación y temor en la cara de su novio por lo que se dispuso a bajar para revisar.

- Espérame aquí ¿si? — pidió colocándose su bata y depositando un beso en la cabeza de Jin.

Cuando bajó, caminó hasta los ventanales y revisó si había alguien afuera, pero no era así. Recorrió la
sala de estar y la cocina pero estaba vació y  en completo silencio. Después de verificar, se dispuso a subir nuevamente y darle la tranquilidad
que necesitaba su bonito.

Fue cuando estuvo el pie de las escaleras, que escucho un golpe en la biblioteca y un murmuro de una grosería. Se quedo congelado por un minuto cuando cayó en cuenta que en verdad había alguien en su casa. Cuando giró su mirada, pudo ver a un hombre corpulente a punto de golpearlo con un bate de beisbol que afortunadamente logró esquivar.

𝐃𝐚𝐫𝐤𝐧𝐞𝐬𝐬 / 𝐨𝐧𝐞 - 𝐭𝐰𝐨 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora