smoking with 𝒉anma 𝒔huuji. ©

Para ti, bufón.

ᅠ
ᅠ
ᅠ
We could have been so good together.
We could have lived this dance forever.
But no one's gonna dance with me
...
Please stay...
And I'm never gonna dance again.
The way I danced with you.
Now that you're gone.

( ... )

Hola, Kisaki.
¿Cómo estás? espero que estés bien, en mi caso no hace falta que te lo diga, siempre estoy aquí, hablándote.

Mi motivo de estar aquí es simplemente decirte lo que en aquél entonces prometí. Además es un día que se supone que debería ser especial para mí, pero desde tu partida ya nada lo es. He decidido pasarlo contigo, como si fuera un día cualquiera.

¿Sabes? estaba recordando en el momento en que te conocí. Me da risa, pero también me hace tener ganas de llorar.

Desde que tengo memoria siempre he estado así, aburrido, pelea tras pelea, ganando cada una de ellas sin sentir ni una pizca de placer. Es gracioso pensarlo. Dirías, ¿esa es la rutina de Hanma? ¿pelear? qué duro es. Parece que sí pero a tal punto llegué que solamente era pelear por pelear, volviéndome un adicto a la adrenalina.

Imagínate, llegué a ese punto donde dices: ya nada me importa, si me muero, qué bien, sino también.

Fumándome un cigarro porque eso me ayudaba a mantenerme en paz, tranquilo, que incluso ya la muerte se me hacía aburrida. Para mí sonaba normal, pero para muchos era algo increíble. Me ubicaban como el que se atrevía a todo hasta poner su vida en riesgo, el que acababa con una pandilla entera, todo con tal de sentirse bien, ese era el dios de la muerte.

Qué vida tan sombría y asquerosa tenía ¿no crees? pensando seguir así hasta morir.

Huyendo de la ley por simplemente idioteces. Pregúntame y hasta cierto grado es divertido escapar, pero huir me enoja. Después de lo sucedido me la pasaba escondido, me frustraba.

Pero ese día dió inicio a una vida más colorida y viva. No me arrepiento de nada, hubiera seguido con mi rutina tan aburrida, pero no.

Me llamaste, pidiéndome ser tu peón.

Desde ahí captaste mi atención. Ser usado como una simple herramienta para conseguir tu meta. Acompañándote a todas partes mientras desde las sombras movías tus piezas, persuadiendo, manipulando sin esforzarte. Quedé maravillado.

Desde aquí supe que a tu lado iba a ser más divertido. Me gustaba tu forma de ser, porque contigo la vida era de colores, como un circo. Yo era el público y tú eras el bufón.

Y eso era.

Cada vez preparabas un nuevo espectáculo. Yo volví a amar la vida. Un nuevo motivo para volver a sonreír, y sí para ello se necesitaba estar contigo, me aferré a ti. No pude amar tanto ser tu cómplice. Me gustaste.

El recuerdo que vive en mi mente es ese día, portando el uniforme de Tenjiku, donde me preguntaste porque aún estaba a tu lado. Estando aquí te confieso lo mucho que me emocioné, porque de verdad me hice toda la respuesta en mi cabeza. Pero no te la dije . . .