Llámame Por Tu Nombre (Lumity adaptation)

Luego.

Mi familia y yo siempre pasamos las vacaciones en B. un pueblo al norte de Italia, en nuestra no tan pequeña casa de campo. Los veranos casi no me gustan, pues mi habitación es invadida por el nuevo pupilo de mi padre por seis semanas. Ya sea un profesor de universidad o algún académico que viene a ser instruido por mi padre antes de publicar un manuscrito. Esa persona se queda en mi habitación porque es más fácil el que yo me mueva a la de a lado cruzando el baño. A diferencia de mis hermanos, ellos duermen en la misma habitación y yo obtuve la mía propia solo por aceptar ese sacrificio, el de ser invadido. El verano seguirá siendo el único periodo vacacional que no me agrada; invaden mi espacio, mi lugar, mi zona, mi cama. Siento que invaden un poco de lo que soy, y no por eso voy a retirar mis decoraciones de Azura (aunque me juzguen por mi edad con respecto a mis gustos literarios). Solo en navidades y otras pequeñas vacaciones mi cuarto es únicamente mío.

Aquí todos los días son tranquilos, no me molesta. Se pone un poco interesante cuando estoy con los amigos que conozco desde la infancia: Willow, Augustus, Boscha...

Casi nada nuevo había ocurrido desde hace tiempo. Lo único nuevo ahora es que este año vendrá una chica, es la primera vez que ocurre, siempre habían sido profesores hombres. Supongo que más mujeres comienzan a interesarse en las ciencias antropológicas, eso es bueno.

Y lo que para muchos podría ser genial y maravilloso en nuestra casa de campo, para mí ya no lo es tanto, pues estar casi siempre rodeada de gente interesante, me hace pensar que la casa pareciera un atractivo turístico, porque siempre hay personas que vienen a darse una vuelta para saludar a papá. Vienen doctores, investigadores, famosos, o incluso parejas de turistas a visitar la casa, mis padres a veces los invitan a la comida según la hora del día, a cambio de que nos cuenten un poco sobre su vida o algún hecho interesante solo para hablar en diferentes idiomas. Mi padre Alador, dice que hay que dejarlos hablar, que se puede aprender mucho de todos. Él es muy amable, y siempre que viene un nuevo inquilino de la universidad se encariña con mi padre y mi madre. Esas personas se sienten en deuda emocional a tal punto que durante los años venideros nos encontramos rodeados de postales y regalos de parte de ellos.

Cada que se hospedan aquí le pagan su estancia a mi padre ayudando por lo menos una hora al día con sus investigaciones, correspondencia y cosas por el estilo, todo lo relacionado a la antropología de escritorio. A mi madre Odalia, ni se diga, todos la han admirado de igual forma, casi siempre por su personalidad imponente, es una líder nata. Y mientras mis hermanos mayores Edric y Emira "conbeben" y debaten con todos, yo... bueno, yo solo soy la más pequeña de la familia. No me interesa caerle bien a nadie, yo prefiero leer, casi siempre estoy leyendo sobre filosofía aunque sinceramente prefiero distraerme en ocasiones releyendo mi saga favorita de fantasía. Pero no soy del todo una nerd. También me gusta nadar, salir a dar paseos de noche, transcribir música, y (aunque ahora sea ocasionalmente) suelo dar uno que otro paseo en bicicleta.

Todo aquello siempre había sido tan común y monótono...

Hasta que llegó ella.

Porque desde que ella vino, ya no veo de igual forma todas esas cosas a mi alrededor. Aquellas que había percibido como solo simples desde que tengo memoria, incluso yo...

Los grillos en la noche, el sonido del agua corriendo por el río al igual que las olas del cercano mar, el sol abrasador del medio día, y la brisa fresca por las tardes. Todo dejó de ser tan simple cuando ella estaba a mi lado, incluso después de que se fue.
Y todo comenzó cuando bajó de ese taxi compartido.

Me miró por primera vez y solo me dió su maleta sin saber aún que yo era la hija de su anfitrión, papá me había dicho que la recibiera. Supuse que ella pensó que yo era solo una empleada más de la casa.