Juegos De Citas (reeditado)

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Una semana después era la fecha de la reunión, me lleve un pantalón y una camisa, quería verme bien pero tampoco voy a gastar todo mi dinero en algo que seguramente será una pérdida de tiempo. Llegue ahí a las 7 de la noche, era una lugar pequeño pero muy bien arreglado, todos llevaban trajes muy formales y demasiados costosos, el olor a lociones invadía el lugar, zapatos asta más no rechinar de limpios, vestidos con encajes que no dejaban nada a la imaginación y mientras que yo parecía un sucio vagabundo. Nos acomodaron por parejas en una mesa con 10 minutos para platicar y conocernos mejor. Platique primero con una señora que podría ser mi madre, era muy grande pero debo aceptar que era bastante sexy, tenía un vestido negro, era una ardiente Milf en busca de niños con algo grande y caliente entre las piernas. Me conto que era viuda y con dos hijos, cuando escuche eso me importó un carajo que más tenía que decirme, aún no quiero tener hijos y si algo llegará a pasar con ella no iba a ser feliz con esos niños, incluso si solo fuera sexo, el tema de los niños no va con migo. Por fin habían acabado esos largos cinco minutos para poder cambiarme a la mesa de adjunto, la chica que estaba ahí era muy bonita, con un vestido rojo, por encima de las rodillas, un cabello largo y negro, despertó una increíble lujuria en mí, solo imaginaba poder llevarla a la cama y hacerla mía una y otra vez. Me conto que tenía 23 años y estudiaba en la universidad, platicamos muchas cosas pero algo en ella no me hacía gracia, era aburrido, un poco seca en su habla pero no le quitaba lo sexi que era, me dio su número de teléfono y lo guarde en el mío, talvez no me gustaba para tener algo serio pero quería estar con ella un buen rato, pero de esa emoción se me olvidó guardar su número. Después de poner cara de idiota y maldecir a los cuatro vientos, sin saber qué hacer, me cambie a otra mesa, pude haber hablado con ella para volver a pedir su número pero después de que se acabara el tiempo, tuvo una emergencia y se tuvo que ir. La chica que estaba en la siguiente mesa, era sencilla, sin mucho maquillaje, vestido negro, pechos ideales y con unos hermosos ojos verdes que te perdías en ellos al mirarla directamente, esa chica es bellísima, sentía que todo lo patético de mi vida era feliz cuando la veía a los ojos, ¡dios, la amo!. Platicamos varias cosas, nos gustaba la misma música, pasatiempos, esa chica es perfecta para mí y estaba feliz de estar ahí.