Un pequeño niño castaño corría desesperado hacia su hogar como si su vida dependiera de ello, estaba siendo perseguido por otros tres o quizás cuatro muchachitos; no le era posible contarlos a todos debido a lo nublada que estaba su vista por la falta de aire y las lágrimas en sus ojos.
No terminaba de entender cómo había llegado a esa situación, la noche anterior le había contado felizmente a su madre que le gustaba una persona de su clase y que quería escribirle una carta donde le explicara sus inocentes sentimientos.
Le había tomado horas y horas redactar su amor en ese delicado papel, se había asegurado de que todo estuviera bien escrito y hasta le había puesto algunas pegatinas con formas de estrellas doradas, ya que sabía a la perfección que a esa persona le gustaba cuando la maestra le daba de esas pegatinas al hacer algo bien.
Pero por algún motivo todo salió absolutamente mal cuando se la entregó.
Se aseguró de entregársela cuando las clases habían finalizado, ya no había más personas en su salón así que después de contar hasta tres se acercó con una sonrisita y la colocó sobre su mesita junto con unas gomitas.
Pudo apreciar por primera vez en su vida cómo la expresión de su primer amor cambió de curiosidad a asco, y sintió cómo su palma se estampaba contra su pálido rostro. Definitivamente jamás podría olvidar eso en su vida.
La situación escaló en un corto chasquido, cuando intentó escapar torpemente de su escuela, cuatro chicos aparecieron y le amenazaron con golpearle aún más fuerte. Corrió y corrió lo más rápido que pudo, pero claramente la vida de Jaemin nunca fue la mejor y la buena suerte no estuvo de su lado.
Fue acorralado, golpeado y tratado como una basura. Se aseguraron de dejar su pobre rostro casi deformado e ignoraron totalmente las súplicas del castañito; se rieron a carcajadas cuando el susto y la hiperventilación le hicieron vomitar lo poco que había ingerido en ese día y se fueron cuando vieron que casi no respondía a su nombre.
El pequeño volvió a su hogar sin ser capaz de moverse con libertad, tanto su corazón como su cuerpo dolían. Quería ser abrazado por sus padres y que le dijeran que todo iba a estar bien; que iban a hacer algo contra esos chicos y que no iba a ser molestado nuevamente.
Aún no entendía cómo niños de tan solo doce años podían llegar a ser tan crueles.
Al llegar a su hogar, su madre miró horrorizada el estado en el que se encontraba su pobre hijo. El pequeño le contó con detalle lo que había sucedido, aunque para su sorpresa la mujer que tenía frente a él le dijo con nerviosismo que no podía contarle esa historia a su padre, que le diría que le habían golpeado por darle la carta a una niña y que la situación ya había sido arreglada.
Los años pasaron y esa historia se convirtió en una anécdota, cómo Na Jaemin fue golpeado por unos chicos al querer demostrarle su amor a una jovencita. Claramente la situación nunca fue solucionada y de vez en cuando el niño volvía con moretones en su cuerpo y rostro; pero eran tomados por alto.
Todo cambió en el cumpleaños número quince de Jaemin, el castaño había mantenido una relación con un niño durante ya meses y había conocido a la familia del chico; aunque no era lo mismo para la familia Na. Ellos únicamente lo conocían como un "amigo cercano"; definitivamente ya no quería eso.
Fue cuando le cantaban cantaban feliz cumpleaños, su familia entera estaba ahí; su hermanito menor cantaba alegre la típica canción y sus padres le miraban con una sonrisa. Antes de soplar las decorativas y llameantes velas, le explicó con detalle a sus padres la relación con el chico a su lado y les pidió que por favor le aceptaran.
Grave error, la palma de su padre se estampó en su rostro y echó al pobre chico que le miraba con lástima. Ese día solo hubo gritos y llanto por parte de la familia, las velas que antes alumbraban la esperanza de Jaemin, ahora se encontraban derretidas sobre el pastel dándole un aspecto horrible.
Su padre lo echó ese mismo día de su casa, le dijo que hasta que no se curara de su "enfermedad", no podría volver a poner un pie en ese hogar. Esa fue la primera vez que Jaemin entregó su cuerpo para dormir en un lugar cómodo.
A partir de ese día la familia Na dejó de estar integrada por cuatro integrantes, aunque lo dejaron volver fue retirado de la foto familiar y le advirtieron que no mencionara palabra alguna de su apellido.
Su aspecto cambió totalmente, buscaba todas las alternativas posibles para no tener nada parecido a sus progenitores; y vivió con el miedo constante a que fuera relacionado con los Na por las consecuencias.
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𝗬𝗨̄𝗚𝗘𝗡 | 𝗡𝗢𝗠𝗜𝗡.
FanfictionJaemin y Jeno se odian a muerte, si los dejaran solos en una habitación probablemente se ahogarían con sus micrófonos y se reventarían las guitarras eléctricas en la cabeza. Pero, ¿qué pasaría si los dos muchachos compiten junto con sus compañeros...